Los sudafricanos podr¨¢n despedir al expresidente Mandela en Pretoria

Nelson Mandela siempre dec¨ªa que no era un santo pero no podr¨¢ evitar ser venerado como un santo, puede que laico pero, al fin y al cabo, es lo que tiene haber sido ya en vida uno de los personajes m¨¢s queridos y admirados en el mundo entero hasta el punto de que Naciones Unidas le dedic¨® un d¨ªa especial coincidiendo con su cumplea?os, el 18 de julio.

Su muerte adem¨¢s agranda el mito. Los sudafricanos lo adoran y el Gobierno sabe que es hoy por hoy su mejor y ¨²nico embajador. Por eso la semana de duelo que ha declarado el Ejecutivo hasta el funeral de Estado, el domingo 15, promete ser la semana de la veneraci¨®n.

Una carroza transportar¨¢ el ata¨²d con el cuerpo de Mandela por las calles de la capital pol¨ªtica, Pretoria, cada d¨ªa entre el mi¨¦rcoles y el viernes de la semana pr¨®xima. las autoridades han instado a los sudafricanos a hacer una guardia de honor a la comitiva que har¨¢ a diario el trayecto desde el hospital en el que se ha embalsamado su cad¨¢ver hasta el majestuoso edificio que acoge la sede oficial del Gobierno, donde quedar¨¢ instalada la capilla ardiente.

¡°Cada ma?ana, cuando los restos salgan de la morgue hacia la capilla ardiente, esas rutas se har¨¢n p¨²blicas", ha explicado la responsable de Comunicaci¨®n del Gobierno, Neo Nomodu, en un breve encuentro con la prensa para detallar los actos de homenaje a Madiba.

No ser¨¢ una capilla ardiente al uso, abierta a todo el mundo, sino que los ciudadanos deber¨¢n acreditarse y acceder al edificio en un autob¨²s especial. Tampoco estar¨¢ permitida la entrada con c¨¢maras fotogr¨¢ficas.

El Gobierno pretende que los sudafricanos muestren al mundo esa devoci¨®n que tienen por el padre de la patria y, a trav¨¦s de un comunicado, el presidente, Jacob Zuma, anima a la ciudadan¨ªa a "ir a los estadios, auditorios, iglesias, templos y sinagogas ma?ana domingo para celebrar la vida de Madiba".

Lo cierto es que la ciudadan¨ªa est¨¢ completamente entregada a celebrar esa vida y legado de Mandela y contin¨²a dando muestras de ello en las calles. Las casas de Soweto, donde el exactivista vivi¨® antes y despu¨¦s de pasar 27 a?os en la prisi¨®n, y la de Houghton, donde falleci¨® el pasado jueves por la noche a los 95 a?os, se han convertido en puntos de peregrinaci¨®n desde ese mismo d¨ªa.

En el acomodado barrio de Houghton es quiz¨¢ donde mejor se ve la nueva Sud¨¢frica, la sociedad mixta que so?¨® Mandela en los a?os de lucha contra el apartheid. Es un distrito del norte de la ciudad con mansiones y calles anchas que hoy est¨¢n totalmente copadas por sudafricanos y alg¨²n turista al que la muerte de Mandela le ha sorprendido en el pa¨ªs.

La mezcla de blancos y negros es mayor que en Soweto, el antiguo gueto negro que a pesar de los 20 a?os de democracia contin¨²a siendo eso, un barrio de negros, a pesar de que en Vilakazi (la calle donde vivieron Mandela y el tambi¨¦n Nobel de la Paz Desmond Tutu) las infraestructuras tur¨ªsticas cada vez atraen m¨¢s blancos.

Tres j¨®venes negros animan a cantar a una mujer mayor y dos chicas blancas. Al principio ellas se hacen las remolonas pero el ¨ªmpetu de ellos termina por convencerlas y se unen en el canto del Nkosi Sikelelel, el himno nacional sudafricano, con letras en cinco de las 11 lenguas oficiales. Todos tararean toda la canci¨®n. ¡°Gracias al gran luchador, a Tata, podemos estar cantando ahora juntos¡±, dice uno de los chicos.

La polic¨ªa ha cerrado la calle de la mansi¨®n de Mandela, en la que hay familiares y pol¨ªticos que van a dar el p¨¦same a la viuda, Gra?a Machel. Fuera, los ciudadanos han dejado centenares de flores, murales, cuadros y poemas en recuerdo de Mandela.¡±Gracias Tata, cada d¨ªa de libertad que disfrutamos es un regalo tuyo¡±, reza una pancarta al lado de una fotograf¨ªa del expresidente con dos ni?os peque?os.