El nuevo s¨ªmbolo del poder en Nicaragua
Enormes estructuras de metal, llamados ¡®¨¢rboles de la vida¡¯, han sido instaladas en el pa¨ªs centroamericano como emblema del r¨¦gimen que encabeza Daniel Ortega
Los transe¨²ntes que el pasado jueves caminaban por la c¨¦ntrica Loma de Tiscapa, en Managua, ve¨ªan perplejos c¨®mo un inmenso ¨¢rbol de metal y de color amarillo era erigido por un grupo de obreros a la par de la estatua del h¨¦roe nacional de Nicaragua, Augusto C. Sandino. Nadie se explicaba qu¨¦ hac¨ªa justo ah¨ª el artilugio de s¨®lido hierro, el ¨²ltimo y m¨¢s grande de una arboleda met¨¢lica que desde julio se ha extendido por las principales v¨ªas de la capital nicarag¨¹ense. La Loma de Tiscapa es, para los managuas, una especie de santuario: ah¨ª estaban las c¨¢rceles de tortura del somocismo, s¨ªmbolo del terror de la dictadura, y durante d¨¦cadas ha sido el ¨²nico refugio hist¨®rico de la ciudad. El llamado "¨¢rbol de la vida" fue instalado al lado de Sandino por ¨®rdenes de Rosario Murillo, primera dama de Nicaragua, como emblema del nuevo poder que se alza en el pa¨ªs.
"Esto es como la tierra de Willy Wonka", dice un transe¨²nte
Estos ¨¢rboles de la vida amarillos son una adaptaci¨®n del c¨¦lebre ¨¢rbol dibujado por el pintor austriaco Gustav Klimt en 1909. La primera dama de Nicaragua ¡ªsensible al simbolismo y promotora de una rara doctrina que mezcla catolicismo, misticismo, s¨ªmbolos prehisp¨¢nicos y sandinismo¡ª estren¨® su adaptaci¨®n el pasado 19 de julio, d¨ªa que se conmemoraba la revoluci¨®n sandinista. Murillo cre¨® una especie de altar, en el que la imagen a adorar era la de Sandino, iluminado por un sol en cuyo centro zigzagueaba una serpiente emplumada. A ambos lados de la imagen estaban los ¡®¨¢rboles de la vida¡¯. No se sabe si Murillo pidi¨® permiso para hacer esta adaptaci¨®n de la obra de Klimt, porque el Gobierno no da explicaciones sobre sus decisiones.
Tras aquella ceremonia cat¨®lico-revolucionaria, los ¨¢rboles amarillos de metal comenzaron a plantarse por toda la ciudad. Cada ¨¢rbol cuenta con decenas de lucecitas que titilan durante las noches y son vigilados por una empresa privada que, seg¨²n la prensa nicarag¨¹ense, pertenece a la familia del presidente Daniel Ortega. La revista de investigaci¨®n y an¨¢lisis, Confidencial, de Managua, consult¨® a varios expertos ¡ªentre arquitectos, ingenieros el¨¦ctricos y urbanistas¡ª que afirmaron que el costo de cada ¨¢rbol, desde su fabricaci¨®n hasta su cuidado, asciende a 20.000 d¨®lares. De ser as¨ª, se trata de un gasto ingente en un pa¨ªs donde el 47% de la poblaci¨®n vive bajo el umbral de la pobreza, seg¨²n datos oficiales.
Una tarde de finales de noviembre acompa?¨¦ a un periodista extranjero que visitaba Nicaragua a la Plaza de la Fe, donde se celebr¨® el aniversario de la revoluci¨®n. En una esquina de la plaza un grupo de obreros trabajaba pintando de amarillo las enormes estructuras de metal, a un lado del obelisco que se erige en honor a Juan Pablo II, una figura que es citada constantemente por Rosario Murillo en sus alocuciones diarias en los canales de televisi¨®n que controla la familia Ortega (al menos cuatro, en televisi¨®n abierta). M¨¢s tarde esos ¨¢rboles ser¨ªan instalados por los obreros de la Alcald¨ªa de Managua y la Empresa Nacional de Transmisi¨®n El¨¦ctrica (Enatrel) en las principales rotondas de la ciudad. ¡°Es incre¨ªble que esto pase en un pa¨ªs occidental¡±, dijo, abrumado el periodista extranjero, veterano en cobertura de guerras y dictaduras. ¡°Esto no lo he visto ni en los pa¨ªses del extinto bloque sovi¨¦tico¡±, asegur¨® mientras camin¨¢bamos por la ampl¨ªsima Avenida Bol¨ªvar, a cuyos lados se alzan decenas de ¨¢rboles amarillos, acompa?ados de altares a la Virgen Mar¨ªa y nacimientos que muestran a un rechoncho Ni?o Jes¨²s, todo ideado por Murillo. Al final de la avenida, en un gran rotonda, la primera dama orden¨® poner un monumento a Hugo Ch¨¢vez, el gran benefactor del presidente Ortega: el rostro del fallecido comandante, pintado de amarillo, con uniforme de la Fuerza A¨¦rea, sostenido por el sol con la serpiente emplumada y, debajo, un ¨¢rbol de la vida acostado. Todo adornado por peque?os arbustos de pl¨¢stico cargados de alegres lucecitas. ¡°Esto es como la tierra de Willy Wonka¡±, lanz¨® un transe¨²nte, que hac¨ªa referencia al personaje de ficci¨®n de Charlie y la f¨¢brica de chocolate.
Para los cr¨ªticos de Ortega son la muestra de un poder que pretende ser duro y absoluto
Los nicarag¨¹enses, dados al apasionamiento pol¨ªtico pero tambi¨¦n a burlarse de sus protagonistas, se han tomado con mofa el hecho de que su capital se llene de esos raros ¨¢rboles amarillos¡ hasta el pasado jueves, cuando sorpresivamente vieron que uno de esos ¨¢rboles, mucho m¨¢s grande que el resto, se alzaba justo a la par de su h¨¦roe Sandino, en el mismo lugar que era el s¨ªmbolo de la tortura y la ignominia somocista. El rechazo no se hizo esperar en las redes sociales y los diarios cr¨ªticos del pa¨ªs. El periodista Carlos Fernando Chamorro escribi¨® en su cuenta de Twitter: ¡°Como la estatua de Somoza, los '¨¢rboles' de Murillo representan el s¨ªmbolo de este r¨¦gimen. ?Cu¨¢nto tiempo le tomar¨¢ al pueblo derribarlos?". La tambi¨¦n periodista y soci¨®loga Sof¨ªa Montenegro escribi¨®: ¡°En esta concepci¨®n geom¨¢ntica, el centro, el ombligo del mundo, es la propia Se?ora de los Anillos (en alusi¨®n a Murillo, dada a usar m¨¢s de 30 anillos en sus manos); sus arbo-latas amarillas, el emblema del r¨¦gimen. No otro sentido tiene la pretenciosa instalaci¨®n en la Loma de Tiscapa, al lado del monumento a Sandino, de un colosal y cegador armatoste que le dobla en altura y domina la ciudad. ¡°Yo conquist¨¦ el sitio de poder del somocismo y al propio sandinismo; soy la reina de la colina y m¨ªo es el poder¡± parece decir la grosera copia del refinado trazo de Gustav Klimt, el pintor austriaco ¡°fusilado¡± en Managua por estos delirios¡±.
Diciembre es mes de ventiscas en Nicaragua. Las r¨¢fagas levantan nubes de polvo y mecen con fuerza los ¨¢rboles donde se refugian los loros de la capital, Managua, milagrosamente verde. Pero las estructuras de metal amarillas no se mueven ni con el m¨¢s fuerte de los vientos decembrinos. Para los cr¨ªticos de Ortega son la muestra de un poder que pretende ser duro y absoluto: El viejo guerrillero sandinista, que luch¨® por derrocar una dictadura que dur¨® m¨¢s de 40 a?os, reform¨® la Constituci¨®n de Nicaragua para adaptarla a sus caprichos pol¨ªticos y perpetuarse en el poder¡ mientras su esposa instauraba en la capital el nuevo s¨ªmbolo de ese poder: sus ¨¢rboles de la vida.
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