Merkel presiona para refundar Europa
La canciller inicia su tercer mandato dando un impulso al eje francoalem¨¢n y pidiendo una reforma de los tratados de la UE
Tras jurar su cargo en el Bundestag cumpliendo el protocolo que hace recaer el ¨¦xito de la misi¨®n en ¡°la ayuda de Dios¡±, la canciller alemana Angela Merkel ¡ªque gobernar¨¢ por segunda vez en coalici¨®n con el SPD¡ª proclam¨® este mi¨¦rcoles que Europa tendr¨¢ que cambiar sus tratados para avanzar, y despu¨¦s vol¨® hasta Par¨ªs para reunirse con Fran?ois Hollande en el El¨ªseo y empezar a sentar las bases del futuro de Europa. ¡°Ahora podemos abrir una nueva etapa en las relaciones francoalemanas¡±, dijo Merkel ante la mirada de un Hollande que se limit¨® a asentir y a afirmar que ¡°el horizonte com¨²n debe convertirse en una agenda com¨²n¡±.
El gesto simb¨®lico de visitar Francia el d¨ªa de su investidura, igual que hizo Hollande en mayo de 2012 al acudir a Berl¨ªn, ¡°muestra la fuerza de la relaci¨®n franco-alemana¡±, seg¨²n interpret¨® un asesor de Hollande. Pero, vista desde un punto de vista neutral, la iniciativa recuerda a los otros 27 socios que el liderazgo alem¨¢n en la relaci¨®n bilateral con Francia sigue siendo cuasi absoluto. En los tres largos meses pasados desde que Merkel gan¨® las elecciones, la Uni¨®n Europea ha esperado inactiva, casi cruzada de brazos y sin nada rese?able que aportar, el regreso de la canciller al puesto de mando.
Y en su primer d¨ªa de trabajo, Merkel coloc¨® a Hollande en una situaci¨®n realmente inc¨®moda al afirmar, antes de tomar el avi¨®n, que "los que quieran m¨¢s Europa tienen que estar preparados para revisar las competencias. Vivimos una situaci¨®n en la que todo el mundo dice: tenemos que hacer de todo para evolucionar, pero lo ¨²nico que no podemos cambiar son los tratados. No creo que podamos desarrollar a Europa as¨ª¡±.
A seis meses de las elecciones europeas m¨¢s cruciales de la historia ¡ªya que los resultados decidir¨¢n por primera vez qui¨¦nes son los pr¨®ximos presidentes de la Comisi¨®n y del Consejo¡ª, una Merkel m¨¢s centrista y socialdem¨®crata y un Hollande m¨¢s liberal pero sin un discurso europe¨ªsta claro y definido tendr¨¢n que explicar mejor sus planes si quieren compensar el ascenso en los sondeos de la extrema derecha y el ¨¦xito creciente de los discursos eurohostiles y xen¨®fobos.
La primera declaraci¨®n conjunta fue breve, y son¨® improvisada, abundante en buenas palabras e inexistente en los contenidos. Hollande agradeci¨® a ¡°Angela¡± sus esfuerzos para encontrar un acuerdo en la uni¨®n bancaria. Y Merkel desminti¨® sus propios actos diciendo que "los intereses nacionales no se pueden situar por encima del inter¨¦s com¨²n".
Nada muy esperanzador para una poblaci¨®n golpeada por la crisis ¡ªhay 80 millones de pobres y 25 millones de parados¡ª y desencantada con un proyecto europeo que en el ¨²ltimo lustro ha pasado de ser percibido como una promesa de paz, libertad y prosperidad a ser visto como una pesadilla sometida al diktat neoliberal de los tecn¨®cratas de Berl¨ªn y Bruselas.
Par¨ªs intenta ver en la gran coalici¨®n alemana el inicio de un camino menos doloroso. ¡°La entrada del SPD en el Gobierno ha cambiado las cosas en el plano social¡±, dijo el domingo Laurent Fabius, ministro de Exteriores. Francia interpreta que la aprobaci¨®n de un salario m¨ªnimo universal de 8,50 euros y la promesa de invertir 14.000 millones en la econom¨ªa alemana -ambas cosas de forma escalonada- obedecen al deseo franc¨¦s de que su vecino estimule su consumo interno y se preocupe menos de los excedentes comerciales que desequilibran la econom¨ªa europea. Pero la confirmaci¨®n del halc¨®n Wolfgang Sh?uble como ministro de Finanzas no parece adelantar grandes cambios.
Ese miedo se ha visto confirmado con el acuerdo de m¨ªnimos alcanzado sobre la Uni¨®n Bancaria, que finalmente dejar¨¢ el fondo de salvamento de los bancos en manos de la esfera privada y nacional, cumpliendo as¨ª las exigencias alemanas. La cumbre europea de ma?ana y del viernes tratar¨¢ adem¨¢s sobre los proyectos de la defensa europea com¨²n, que Francia quiere impulsar contra la firme oposici¨®n del Reino Unido, y sobre el futuro de la uni¨®n econ¨®mica y monetaria.
La creaci¨®n de un presupuesto propio de la zona euro, que pide Par¨ªs, choca con las intenciones de Merkel, que adem¨¢s desea que los pa¨ªses m¨¢s d¨¦biles firmen ¡°contratos de competitividad¡±: o hacen las reformas necesarias para parecerse a la virtuosa Alemania, o ser¨¢n sancionados por la Comisi¨®n. De momento, la canciller ha admitido retrasar esa batalla unos meses.
Pero la gran diferencia entre Francia y Alemania est¨¢ en el m¨¦todo de trabajo y en la posibilidad de reforzar la uni¨®n pol¨ªtica. Merkel cree que solo modificando los tratados habr¨¢ avances reales. Hollande, cada vez m¨¢s impopular y todav¨ªa traumatizado por la divisi¨®n que cre¨® en el pa¨ªs y en el Partido Socialista el refrendo de 2005 sobre el tratado de Lisboa, no quiere ni o¨ªr hablar de abrir otra vez ese incierto mel¨®n. El 75% de los franceses dicen querer expresar su desconfianza hacia Europa en las pr¨®ximas elecciones. Son 16 puntos m¨¢s que hace 4 a?os. Entre los votantes de izquierda, la desconfianza alcanza al 64%.
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