Las cicatrices de la guerra en los ni?os colombianos
Un estudio revela el desolador panorama de las secuelas que ha dejado el conflicto en la vida de ni?os y j¨®venes
No pueden evitar estar tristes. Lloran. Se a¨ªslan. Tienen problemas para hacer amigos. La ansiedad parece un ap¨¦ndice de sus d¨ªas. Les cuesta sonre¨ªr. No conf¨ªan en los dem¨¢s. Los persigue la culpa y tienen enormes dificultades para sobreponerse al dolor. Son agresivos y para algunos, sobre todo para los que han sido reclutados por grupos armados, ser sinceros es todo un desaf¨ªo.
De este tama?o es el impacto emocional sufrido por miles de ni?os y adolescentes colombianos que han quedado atrapados, directa o indirectamente, en medio de una guerra que ya completa 50 a?os. As¨ª lo acaba de revelar un estudio que realiz¨® la Organizaci¨®n Internacional para la Migraciones, OIM, Unicef y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, tras entrevistar a m¨¢s de 1.600 menores de entre 8 y 18 a?os, de los cuales 960 son v¨ªctimas directas del conflicto.
Mi hijo se levanta de noche a hablar de las cosas que pasaron y pregunta por qu¨¦ no hay fotograf¨ªas ni recuerdos de cuando era ni?o
El estudio tiene en cuenta los estragos que ha dejado la guerra en los que han sido desplazados o las profundas cicatrices de quienes han sido v¨ªctimas de violencia sexual o a los que una mina les ha amputado las piernas. Tambi¨¦n est¨¢n los que han quedado hu¨¦rfanos o les han desaparecido a un familiar, los secuestrados y, por supuesto, los que fueron reclutados y vivieron en primera fila la guerra.
¡°La muerte de una amiga me motiv¨® a salir. Ella cometi¨® un delito que no debi¨®. La amarraron y le hicieron un consejo de guerra y como la quer¨ªa tanto pues no la quer¨ªa matar y me mandaron fue a m¨ª a pistoliarla. Si yo no la pistoliaba me colocaban donde estaba ella, entonces esa fue la tristeza m¨ªa para venirme¡±, relata uno de los 338 adolescentes reclutados que fueron entrevistados, en su mayor¨ªa por las FARC.
Para Clemencia Ram¨ªrez, investigadora de la OIM, los ni?os que han estado en las filas de los armados tienen graves problemas con el juicio moral. ¡°Son ni?os que est¨¢n m¨¢s dados a hablarles a las personas con base en lo que los otros quieres o¨ªr¡±, explica. Esto quiere decir que no son sinceros y les cuesta asumir responsabilidades.
En el caso de los ni?os que han tenido que dejar sus hogares para escapar de las balas, las secuelas saltan a la vista: son retra¨ªdos y ansiosos. ¡°Mi hijo se levanta de noche a hablar de las cosas que pasaron. Tambi¨¦n me pregunta por qu¨¦ no hay fotograf¨ªas ni recuerdos de cuando eran ni?o¡±, dice una madre desplazada. Otra cuenta que su hijo convive con el miedo. ¡°Si es peque?o no lo va a entender, pero si es de 10 o 11 a?os, va a quedar con esa psicosis de que van a volver a entrar a la casa y uno como que se asusta, da p¨¢nico¡±.
Si yo no 'pistoliaba' a mi amiga me colocaban donde estaba ella
Un adolescente reclutado por las FARC
Por otra parte, los hu¨¦rfanos tienen una mayor tendencia a la depresi¨®n y a la ansiedad. Pierden hasta la capacidad de sonre¨ªr y no les es sencillo relacionarse con sus padres sustitutos. La culpa tambi¨¦n los persigue. ¡°Sienten que algo no hicieron para evitar lo que les pas¨®¡±, explica la investigadora de la OIM. En el caso de los afectados por minas, sus cicatrices de mutilaci¨®n saltan a la vista, por lo que son muy solitarios.
Pero si hay un grupo de ni?os que cargan con todas las secuelas juntas, son los que han sido v¨ªctimas de violencia sexual. ¡°Es lo peor que le puede pasar a un ni?o¡±, agrega Ram¨ªrez. Estos ni?os tienden a presentar m¨¢s enfermedades f¨ªsicas que los dem¨¢s, tienen problemas para reconocer sus sentimientos y para relacionarse con otros.
En Colombia, desde 1999 el Estado ha atendido a 5.252 ni?os que formaban parte de grupos armados, pero la cifra real de los que han sido reclutados tanto por las guerrillas como por los paramilitares y las bandas, se desconoce. Esto sin contar con los miles que recibieron el coletazo del conflicto. De ah¨ª que conocer su estado emocional resulte clave para repensar los programas de atenci¨®n que hoy tiene el Gobierno y m¨¢s cuando podr¨ªan estar por llegar los desmovilizados de las FARC tras un eventual acuerdo de paz. Los investigadores piden que se haga de forma diferenciada, teniendo en cuenta que las secuelas var¨ªan seg¨²n el grado de violencia que sufrieron.
Pero ante tantas cicatrices tambi¨¦n hay esperanza. ¡°Diariamente, yo soy una persona que a pesar de los problemas vive feliz¡±, dice una ni?a de 11 a?os que fue reclutada. Para los investigadores esto muestra que a pesar de lo que han pasado, algunos todav¨ªa tienen la capacidad de sentir felicidad y ¡°es ah¨ª donde est¨¢ la posibilidad de la reconciliaci¨®n¡±.
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