El nuevo hombre fuerte se consolida
El hombre fuerte del gobierno egipcio sopesa presentarse a las elecciones presidenciales El pa¨ªs est¨¢ llamado a las urnas para un referendo constitucional esta semana
Un sue?o tiene en vilo a Egipto. El que el general Abdel Fatah al Sisi expres¨® en una reciente conversaci¨®n filtrada en las redes sociales de Internet y que ¨¦l supon¨ªa privada, en la que dijo que se vio una noche alzando una espada ¡°que llevaba las palabras ¡®no hay m¨¢s dios que Al¨¢¡¯ grabadas en ella¡±. Tambi¨¦n vio, seg¨²n ese on¨ªrico recuerdo, al expresidente Anuar el Sadat, quien le dijo que alg¨²n d¨ªa ser¨ªa presidente. A pesar de sus p¨²blicas y ag¨®nicas dudas, no hay duda de que al general y ministro de Defensa le tienta convertirse en el nuevo l¨ªder de Egipto, uno m¨¢s en una larga tradici¨®n cuyas bases sent¨® Gamal Abdel Nasser en 1956.
De Al Sisi son las calles de El Cairo. En paredes, farolas, columnas y torres de rascacielos se ven carteles con su faz sonriente, con atuendo militar, sobre el sucinto lema ¡®s¨ª a la constituci¨®n¡¯. Tras la profunda impopularidad de Mohamed Morsi, el presidente que le eligi¨® como ministro y al que ¨¦l mismo depuso en julio, Al Sisi hace hoy so?ar a las masas con un futuro mejor. La gran duda es si, dando el paso de colgar el uniforme y pasar a la presidencia, podr¨¢ apaciguar la angustia de una naci¨®n que vive con un 26% de pobreza y un 13,4% de desempleo.
Al Sisi, de 59 a?os, era pr¨¢cticamente un desconocido hasta que Morsi le entreg¨® la cartera de Defensa y la comandancia de las fuerzas armadas en agosto de 2012. En julio anunci¨® personalmente, rodeado de una serie de l¨ªderes pol¨ªticos y sociales de la naci¨®n, la consumaci¨®n del golpe de Estado y la imposici¨®n de una hoja de ruta cuyo primer hito es el referendo constitucional al que est¨¢n llamados 52 millones de egipcios. Suya fue la responsabilidad y suya la gloria, seg¨²n partidarios, de haber eliminado de golpe al primer gobierno elegido por las urnas en Egipto y de devolver a la clandestinidad a la cofrad¨ªa de los Hermanos Musulmanes.
Desde entonces muchos activistas, periodistas y l¨ªderes pol¨ªticos le han pedido reiteradamente que cuelgue el uniforme y oiga de nuevo una llamada del deber, en esta ocasi¨®n el de la presidencia. S¨®lo la semana pasada se pronunci¨® p¨²blicamente al respecto, para decir que si se presenta ser¨¢ ¡°por petici¨®n del pueblo y bajo mandato del ej¨¦rcito¡±. En la nueva constituci¨®n, que ¨¦l ha tutelado hasta las urnas, se establece que el presidente ¡°debe tener derechos pol¨ªticos y civiles, debe haber completado el servicio militar o haber quedado exento de ¨¦l por ley¡±. El general deber¨ªa convertirse en un civil, aunque tuviera el apoyo del poder militar.
¡°Al Sisi no est¨¢ solo en la c¨²pula militar. En Egipto el ej¨¦rcito es una meritocracia, no una junta. Los dem¨¢s generales no son menos que ¨¦l. Y es normal que haya all¨ª tambi¨¦n ciertas tensiones¡±, opina el analista pol¨ªtico y veterano activista Hisham Kassem. ¡°Sus compa?eros le han dicho que si decide colgar el uniforme y abandonar los barracones, est¨¢ solo en su labor. Si las cosas salen mal, no van a masacrar al pueblo egipcio por los errores de un nuevo presidente¡±.
El ej¨¦rcito hizo posible la ca¨ªda de los pasados dos presidentes. Cuando Mubarak qued¨® arrinconado por la revuelta de 2011 los generales se apartaron a un lado para dejarle caer. El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas tom¨® las riendas del pa¨ªs durante 18 meses, hasta que Morsi fue elegido en las urnas. El descontento popular que este gener¨®, y las multitudinarias manifestaciones en su contra, le llevaron a consumar el golpe de Estado de julio.
Ahora Egipto demuestra su hambre de volver a ver a un hombre fuerte, capaz de decisiones dr¨¢sticas, al tim¨®n del pa¨ªs. ¡°Tras la ca¨ªda de Morsi y de Mubarak la ciudadan¨ªa de Egipto necesita recuperar la confianza en un l¨ªder fuerte, capaz de escuchar las exigencias de la calle¡±, explica el mayor general retirado Mohamed Abdel Azim. ¡°En realidad los egipcios ven en el general Al Sisi a uno de ellos, un egipcio m¨¢s que ha escuchado la llamada del deber¡±.
De puertas afuera, a los aliados internacionales de Egipto les preocupa que sea de nuevo alguien salido de filas quien asuma el poder. Por eso el gobierno de Emiratos ?rabes Unidos, un pa¨ªs que don¨® a Egipto 2.500 millones de euros tras el golpe de julio, le ha recomendado al general que no se quite el uniforme, y que se contente de momento con la cartera de Defensa y una gloria tal vez eterna.
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