Rumanos y b¨²lgaros a¨²n creen en Europa pese a la hostilidad de los socios
Bucarest y Sof¨ªa siguen confiando en la UE como pilar de su progreso
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
Desde el 1 de enero, a Radu-Victor Ionescu, un rumano de 29 a?os, ya no le podr¨¢n volver a descartar para un puesto de trabajo debido a su nacionalidad en ning¨²n pa¨ªs europeo. ¡°Hasta ese d¨ªa, los rumanos y los b¨²lgaros hemos sido ciudadanos de segunda¡±, afirma desde Groningen, en Holanda, donde estudia un m¨¢ster en Derecho de la energ¨ªa. Habla ingl¨¦s, franc¨¦s y el flamenco que aprendi¨® en B¨¦lgica, donde ha vivido cinco a?os. Ha experimentado esa desigualdad en primera persona. ¡°Estuve a punto de conseguir un trabajo en una multinacional en Bruselas. Fue un proceso con varias entrevistas¡±, cuenta. ¡°En la ¨²ltima, me dijeron: ¡®Tienes la cualificaci¨®n para el puesto, pero nos hemos dado cuenta de que eres rumano. Los requisitos para contratarte tardar¨ªan tres meses y necesitamos a alguien ya, pero cont¨¢ctanos cuando no necesites un permiso de trabajo¡±, recuerda.
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Las trabas para emplear a los ciudadanos de Ruman¨ªa y Bulgaria que nueve pa¨ªses, incluida Espa?a, todav¨ªa manten¨ªan seis a?os despu¨¦s de la entrada de Bucarest y Sof¨ªa en la UE expiraron en A?o Nuevo. Mientras los ciudadanos de los dos pa¨ªses m¨¢s pobres de la Uni¨®n vieron sus derechos ampliados, ese d¨ªa deb¨ªa comenzar la supuesta invasi¨®n masiva de ciudadanos del Este dispuestos a aprovecharse de subsidios sin la menor intenci¨®n de trabajar que llevaban meses cocinando la prensa sensacionalista brit¨¢nica y pol¨ªticos populistas. Las cifras, y hasta ahora los hechos, contradicen esta teor¨ªa que parec¨ªa compartir el propio primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, cuando anunci¨® en noviembre medidas para dificultar a los extranjeros, aunque sean comunitarios, que se beneficien de ayudas. Esa ret¨®rica populista, que presenta a rumanos y b¨²lgaros como la gran amenaza, circula con velocidad tambi¨¦n en Francia ¡ªcon las expulsiones de gitanos rumanos¡ª y en Alemania. Esta semana se ha sabido que los democristianos de Baviera, socios de gobierno de Angela Merkel en la gran coalici¨®n, proponen restringir el acceso de rumanos y b¨²lgaros al sistema social alem¨¢n.
El rechazo y griter¨ªo brit¨¢nicos son los que m¨¢s se han o¨ªdo en Sof¨ªa y Bucarest, pero hasta ahora los dirigentes all¨ª se han limitado a asegurar que no habr¨¢ tal llegada masiva de sus ciudadanos a Londres y que no permitir¨¢n la discriminaci¨®n. Tampoco ha sido el tema central en la prensa ni en el debate p¨²blico. ¡°No ha habido una histeria nacionalista en Bulgaria. La gente sabe que se ha exagerado el tema y que, desde que hay libertad de circulaci¨®n, quien ha querido ir all¨ª y encontrar un empleo [pese a las restricciones] ya lo ha hecho¡±, cuenta el analista Daniel Smilov, del think tank Centro de Estrategias Liberales de Sof¨ªa.
Algo parecido ha sucedido en Ruman¨ªa. ¡°La gente tiene cosas m¨¢s importantes de las que ocuparse, como las dificultades econ¨®micas¡±, indica Claudiu Pandaru, jefe de opini¨®n de un importante diario rumano, Gandul (Pensamiento), que dio una respuesta ir¨®nica en ingl¨¦s a la campa?a antiinmigraci¨®n brit¨¢nica con la web ¡°?Por qu¨¦ no ven¨ªs aqu¨ª?¡±.
Una de esas cosas m¨¢s importantes a las que se refiere Pandaru son los bajos salarios. El sueldo medio en Ruman¨ªa es de 350 euros. Aunque en Bucarest son algo m¨¢s altos, una visita a la facultad de Medicina o a un hospital de la capital sirve para entender por qu¨¦ muchos de los mejor preparados en los dos pa¨ªses se van, al menos por un tiempo, ante hechos como que un especialista con dos d¨¦cadas de experiencia cobre 800 euros. La fuga de cerebros perjudica a un pa¨ªs que ya tiene tres millones de emigrados, la mayor¨ªa en Italia y Espa?a, de una poblaci¨®n de 21 millones. ¡°Ponte en el lugar de alguien que necesita un empleo y puede ganar 400 euros en su pa¨ªs o 1.500 por el mismo trabajo en Alemania¡±, propone Ionescu. ¡°?Qu¨¦ elegir¨ªas? Mis padres son profesores y entre los dos ganan 1.000 euros mensuales¡±. En Bulgaria, inmersa desde hace casi un a?o en la inestabilidad pol¨ªtica, la situaci¨®n es peor, con unas econom¨ªas familiares tan d¨¦biles que una subida de la luz es capaz de desencadenar, como el a?o pasado, unas protestas que siguen.
Otra explicaci¨®n para la respuesta hasta ahora moderada de los rumanos ante esta campa?a es que, como en Bulgaria, los ciudadanos ¡°por desgracia, est¨¢n acostumbrados¡± a ese rechazo, comenta Victoria Cojocariu, experta en inmigraci¨®n de la fundaci¨®n Soros de Bucarest. La desconfianza de Europa hacia Ruman¨ªa y Bulgaria es patente desde su adhesi¨®n, en 2007. Bruselas supervisa el sistema de justicia de ambos pa¨ªses, donde la corrupci¨®n y la fragilidad institucional est¨¢n muy enraizadas, y los recelos de varios pa¨ªses aplazan su entrada en el espacio Schengen.
Pese a todo, pese a que esa UE tambi¨¦n es la que ha permitido la imposici¨®n de trabas durante siete a?os, la confianza de b¨²lgaros y rumanos en Europa es muy superior a la media de Los Veintiocho. El 56% de los b¨²lgaros y el 48% de los rumanos cree en las instituciones europeas, seg¨²n el eurobar¨®metro de oto?o de 2013, cuando la media es del 31%. ¡°Muchos b¨²lgaros conf¨ªan en la ayuda europea frente a sus Gobiernos, percibidos como corruptos¡±, explica Smilov. Bruselas se ve como una especie de contrapeso tambi¨¦n en Ruman¨ªa frente a los pol¨ªticos nacionales, muy desprestigiados y alejados de los ciudadanos por la corrupci¨®n. Es m¨¢s, en ambos pa¨ªses crece la sensaci¨®n de que las cosas van bien en la UE respecto a la anterior encuesta.
Los rumanos son conscientes de la mala imagen que tienen en algunos pa¨ªses. Lo suelen atribuir a la ignorancia ¡ª¡°En Reino Unido no saben c¨®mo vivimos, no nos conocen¡±, afirma Alexandra Toderasc, de 23 a?os, que se va de Erasmus a Hamburgo¡ª o a que un pu?ado de rumanos ¡°que piden o roban dan una imagen negativa¡± de los dem¨¢s, como opina Alexandru Bogdan, un ingeniero de 29 a?os de Bucarest. Tampoco es infrecuente que otros rumanos deslicen racismo y culpen a sus compatriotas gitanos de ensuciar la imagen de todos.
¡°Por muchas campa?as de difamaci¨®n que haya, tenemos derecho a trabajar en cualquier pa¨ªs de la UE¡±, dice Ionescu, quien, m¨¢s que estar molesto con la mala imagen de los rumanos, afirma: ¡°Me sorprende la ignorancia desplegada en torno a c¨®mo somos¡±.
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