Yuri Dubinin, un pilar de la diplomacia sovi¨¦tica

Yuri Dubinin, diplom¨¢tico sovi¨¦tico que desempe?¨® un importante papel en la consolidaci¨®n de las relaciones con Madrid, y, ya en la perestroika, en las de Mosc¨² y Washington, falleci¨® en diciembre pasado en la capital rusa, a los 83 a?os de edad.

Dubinin fue el segundo embajador de la URSS en Espa?a despu¨¦s del restablecimiento de las relaciones diplom¨¢ticas entre ambos pa¨ªses en 1977. Reemplaz¨® a Sergu¨¦i Bogom¨®lov, que hab¨ªa permanecido en el cargo poco menos de dos a?os. Dubinin encabez¨® la Embajada sovi¨¦tica en Madrid desde 1978 hasta 1986, cuando fue destinado a Nueva York, para representar a la URSS en las Naciones Unidas.

Pero antes de ser embajador, estuvo en los inicios de los intentos de restablecer las relaciones entre Espa?a y la Uni¨®n Sovi¨¦tica. As¨ª, particip¨® en las conversaciones informales que el embajador sovi¨¦tico en Francia mantuvo a mediados de los a?os sesenta con Santiago Carrillo para tratar de obtener la luz verde de los comunistas. Y aunque este, seg¨²n contar¨ªa despu¨¦s Dubinin, opin¨® que ¡°el pueblo espa?ol no entender¨ªa, mientras viviera Franco¡±, un restablecimiento de las relaciones diplom¨¢ticas, dijo tambi¨¦n que ¡°no estaban en contra de que se establecieran contactos fuera del ¨¢mbito pol¨ªtico¡±. As¨ª fue como primero, en 1969, se abri¨® una representaci¨®n de la Compa?¨ªa Naviera del Mar Negro.

Nacido el 7 de octubre de 1937 en N¨¢lchik, capital de la norcauc¨¢sica rep¨²blica de Kabardino-Balkaria, Dubinin estudi¨® en el Instituto de Relaciones Internacionales de Mosc¨² e ingres¨® al servicio diplom¨¢tico en 1955. Su primer destino fue Francia y su primer cargo de embajador lo obtuvo en Espa?a, donde en sus siete a?os y medio de trabajo realiz¨® una importante labor para desarrollar las relaciones diplom¨¢ticas bilaterales que hab¨ªan estado suspendidas desde 1937 hasta 1977. Sobre esta experiencia escribi¨® un libro titulado ?Embajador, embajador!, publicado en Espa?a en 2004.

Como miembro de la escuela de Andr¨¦i Gromyko, que dirigi¨® la diplomacia sovi¨¦tica durante 27 a?os, Dubinin era tenido por un duro en la ¨¦poca anterior a la perestroika. Segundo hombre de la delegaci¨®n que negoci¨® el Acta de Helsinki, fue, seg¨²n escribe el diplom¨¢tico brit¨¢nico Michael Alexander en sus memorias Managing de cold war, seguramente ¡°el ¨²nico alto cargo de la delegaci¨®n sovi¨¦tica que habr¨ªa preferido no firmar¡± el documento ¡°en la forma en que sali¨®¡± redactado finalmente. Y en un discurso en Nueva York, acus¨® a Estados Unidos de realizar ¡°un sabotaje pol¨ªtico de gran envergadura contra las Naciones Unidas¡±.

No es de extra?ar, entonces, que su nombramiento como embajador en Washington en reemplazo de Yuri Dobrinin fuera recibido con suspicacia, e incluso de u?as, por algunos, m¨¢s a¨²n cuando ni siquiera dominaba el ingl¨¦s. Pero Eduard Shevardnadze, el nuevo ministro de Exteriores de la URSS que hab¨ªa nombrado el reformista Mija¨ªl Gorbachov, no se equivoc¨® al elegir a Dubinin para ese puesto estrat¨¦gico.

Contra los pron¨®sticos de los observadores estadounidenses, Dubinin en Washington se convirti¨® en un ¡°popularizador de la perestroika¡±, es decir, de la nueva pol¨ªtica sovi¨¦tica que puso t¨¦rmino a la guerra fr¨ªa. Si bien en los primeros a?os de su labor en Washington irritaba al secretario de Estado, seg¨²n escrib¨ªa el diario The New York Times en 1989, despu¨¦s ¡°su personalidad cambi¨® radicalmente¡±. ¡°El appar¨¢tchik [funcionario del r¨¦gimen] de cara gris de ayer es hoy un bon vivant. Una persona diferente¡±, escrib¨ªa el prestigioso diario. Cosa que confirmaba entonces Max Kampelman, el principal negociador estadounidense para los acuerdos de limitaci¨®n de armamento: ¡°Quienquiera que haya sido ayer, hoy es indudablemente otra persona¡±. Y agregaba: ¡°Pero la clave es que las pol¨ªticas de su Gobierno son diferentes ahora. ?l siempre ha servido lealmente a su Gobierno. Leal, esta es la palabra que mejor lo describe¡±.

Despu¨¦s de su misi¨®n en Estados Unidos, Dubinin fue embajador en Francia y Ucrania y viceministro de Exteriores. Adem¨¢s de sus memorias sobre Espa?a, escribi¨® otros cuatro libros, dos de ellos sobre su paso por Par¨ªs y Washington.