¡°El destino de Ecuador puede ser peor que el de Venezuela¡±
El periodista sopesa si regresar a Ecuador donde ha sido condenado por injurias a Correa, mientras denuncia la persecuci¨®n a la libertad de expresi¨®n de la que ¨¦l es v¨ªctima
Las denuncias de corrupci¨®n estatal, sobre todo en el ¨¢mbito del petr¨®leo y la miner¨ªa, que Fernando Villavicencio (Sevilla, Ecuador, 1963) ha venido realizando desde que se inici¨® en el mundo del periodismo de investigaci¨®n con 18 a?os, han convertido a este ecuatoriano en una figura inc¨®moda para el poder de su pa¨ªs. Las sucesivas revelaciones sobre irregularidades en el seno de la Administraci¨®n del presidente Rafael Correa han detonado lo que el periodista califica de "caza de brujas" por parte del ejecutivo de Correa contra ¨¦l y contra el asamble¨ªsta Cl¨¦ver Jim¨¦nez, l¨ªder del movimiento Pachakutik y de quien Villavicencio es asesor, que la semana pasada se consum¨® con una condena a 18 meses de prisi¨®n por injurias contra el presidente en un juicio que ambos iniciaron y en el que se acusaba a Correa de haber ordenado, supuestamente, la incursi¨®n armada al hospital de la Polic¨ªa durante la revuelta del 30 de septiembre de 2010.
Villavicencio recibi¨® la noticia de su condena en Washington, a donde ha acudido para denunciar la persecuci¨®n que est¨¢ sufriendo en su pa¨ªs al que, de momento, no piensa regresar. "Hay h¨¦roes que van al cementerio. Yo podr¨ªa ir a Ecuador y entregarme, y podr¨¢ pasar cualquier cosa y acabar siendo recordado como un hombre que alguna vez fue cr¨ªtico con el poder. Estoy sopesando todas las opciones, pero la verdad es que no me veo con esposas", reconoce Villavicencio a EL PA?S, tras una jornada en la que se reuni¨® con la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos -ante la que est¨¢ preparando la solicitud de medidas cautelares que paralicen la decisi¨®n judicial-, miembros del Congreso de EE UU y organizaciones de Derechos Humanos. La convicci¨®n de quien tiene la raz¨®n de su mano asoma a las palabras y la sonrisa del periodista, pero su mirada evidencia cierta preocupaci¨®n e impotencia ante la dificultad de enfrentarse a un sistema que, asegura, "aspira a completar un modelo de control total de las instituciones".
Villavicencio ha sido condenado? a 18 meses de prisi¨®n por injurias contra el presidente en un juicio? en el que se acusaba a Correa de haber ordenado, supuestamente, la incursi¨®n armada al hospital de la Polic¨ªa durante la revuelta del 30 de septiembre de 2010
"La condena est¨¢ dirigida a toda la c¨²pula cr¨ªtica del pa¨ªs que maneja informaci¨®n", sostiene Villavicencio. A la pena de la semana pasada -que adem¨¢s de c¨¢rcel, impone el pago de una multa de casi 200.000 d¨®lares y la obligaci¨®n de pedir perd¨®n p¨²blicamente al presidente Correa, "una regresi¨®n a la ¨¦poca de Torquemada y de la Inquisici¨®n", seg¨²n el periodista-, el activista podr¨ªa enfrentarse a otra sanci¨®n similar si, finalmente, el mandatario ecuatoriano cumple con su amenaza de llevar a juicio a Villavicencio y Jim¨¦nez como consecuencia del material encontrado en el registro de los domicilios de ambos que tuvo lugar el pasado 26 de diciembre y en el que las autoridades se incautaron de material inform¨¢tico y documentos sobre las investigaciones que ambos estaban desarrollando. En una de sus tradicionales sabatinas, Correa anunci¨® que se encontraron pruebas de espionaje en sus cuentas de correo y no descart¨® iniciar un juicio penal por delito de difusi¨®n de informaci¨®n obtenida ilegalmente.
Villavicencio denunci¨® en su momento las irregularidades y la brutalidad policial de "allanamiento" en su casa. ¡°Horas despu¨¦s de la redada, el presidente de la Rep¨²blica public¨® varios tuits en los que se?alaba que hab¨ªan encontrado cosas terribles en mis computadoras, en su primera autoconfesi¨®n de haber violentado el procedimiento. Eso significa que hicieron una copia del contenido de mi ordenador y que los datos se los enviaron directamente a Alexis Mera, el secretario jur¨ªdico de la presidencia y el personaje m¨¢s poderoso de mi pa¨ªs, por encima del presidente. Mera es el Montesinos de nuestro pa¨ªs, copiando a nuestros vecinos del Sur, o el Rasput¨ªn si nos retrotraemos a la ¨¦poca de los zares, es el que, habl¨¢ndole al o¨ªdo de Correa, le dicta todo¡±, sostiene.
Los grandes pa¨ªses de Europa y EE UU solo le ven al Ecuador el PIB y nada m¨¢s, pero no le ven a Correa, Correa es el peligro en Am¨¦rica Latina"
¡°La humanidad ya conoce la espiral de este tipo de violencia¡±, advierte Villavicencio respecto del acoso por parte del Gobierno ecuatoriano que ha venido a denunciar a EE UU. ¡°Empiezan adjetivando, criminalizando y judicializando pero, cuando tampoco as¨ª pueden acallar esas voces, pasan a un estado superior que es el de la intimidaci¨®n policiaca, que es lo que acaban de hacer conmigo". El periodista suma ejemplos similares a los suyos en los casos de la opositora Marta Rold¨®s, que la semana pasada acus¨® al Ejecutivo de Correa de piratear sus correos para acabar con su proyecto de una agencia de noticias independiente, NED, que el Gobierno asegura que est¨¢ financiada por la CIA, o del caricaturista, Xavier Bonilla, a quien el presidente pidi¨® el pasado lunes que retirara una vi?eta relativa al registro de la vivienda de Villavicencio. ¡°No tenemos democracia, no tenemos libertad de expresi¨®n. Un caricaturista que recrea el allanamiento en mi casa es objeto de una acci¨®n penal, es como obligarle a Garc¨ªa Lorca a rectificar un poema, es algo que ni siquiera cabr¨ªa en la cabeza de Stalin¡±, se lamenta el periodista.
Las denuncias sobre la progresiva ausencia de divisi¨®n de poderes en Ecuador y de la indefensi¨®n de la prensa y los activistas cr¨ªticos con el Gobierno de Correa que tanto de Villavicencio, como los grupos de derechos civiles, jueces y medios de comunicaci¨®n independientes est¨¢n ejerciendo, no despiertan la misma indignaci¨®n en la ciudadan¨ªa ecuatoriana. ¡°Hay una mixtura¡±, explica el periodista. ¡°No voy a negar que hay bonitas carreteras, pero yo prefiero un camino de piedras a un poco de democracia. Este es un Gobierno populista que ha comprado la inacci¨®n de dos millones de familias que reciben un bono de desarrollo humano, ese es su basti¨®n, 50 d¨®lares a cambio del silencio. Han creado, adem¨¢s, una cadena ascendente de actos intimidatorios, impregnando de miedo a la gente, para que la impotencia de la poblaci¨®n se transforme en llanto e inacci¨®n¡±. Villavicencio explica que son esos mismos ciudadanos los que, ¡°entre l¨¢grimas y detr¨¢s de las puertas¡± le instan a que siga trabajando y denunciando, le dan su apoyo y le preguntan ¡°cu¨¢nto m¨¢s va a durar esa situaci¨®n¡±.
Un caricaturista que recrea el allanamiento en mi casa es objeto de una acci¨®n penal, es como obligarle a Garc¨ªa Lorca a rectificar un poema, es algo que ni siquiera cabr¨ªa en la cabeza de Stalin¡±
El periodista, sin embargo, es bastante pesimista sobre el futuro de su pa¨ªs. ¡°Creo que Ecuador va por el camino de Venezuela, solo que con un hombre m¨¢s audaz, m¨¢s peligrosamente manipulador y m¨¢s peligrosamente inteligente que Nicol¨¢s Maduro. El destino de Ecuador puede ser peor que el de Venezuela¡±, vaticina Villavicencio.
Para evitar esos malos augurios, el periodista s¨®lo encuentra una v¨ªa efectiva, ¡°activar la solidaridad internacional y denunciar al mundo que Ecuador no vive ning¨²n socialismo¡±. ¡°La derecha est¨¢ feliz en mi pa¨ªs. Los grupos econ¨®micos que manejan Ecuador son los mismos que gobernaban durante la partitocracia olig¨¢rquica y capitalista y este a?o, la banca ecuatoriana ha multiplicado por siete sus dividendos¡±.
La estrategia de indiferencia por parte de EE UU hacia las provocaciones y decisiones de los Gobiernos de los pa¨ªses del ALBA no ayuda a los intereses de la oposici¨®n y los cr¨ªticos dentro de Ecuador. ¡°Los grandes pa¨ªses de Europa y EE UU solo le ven al Ecuador el PIB y nada m¨¢s, pero no le ven a Correa. Correa es el peligro en Am¨¦rica Latina, representa esa mixtura y esas habilidades peligrosas para la regi¨®n. Se est¨¢ convirtiendo en el nuevo referente discursivo pol¨ªtico estanilista en el hemisferio, es una mezcla de Keynes y Stalin¡±, sostiene Villavicencio. ¡°El descuido hacia Am¨¦rica Latina por parte de Washington ha permitido que otras econom¨ªas lastres, como la china, invada y tome el control del continente. En mi pa¨ªs hemos salido del imperialismo yankee para pasar al imperialismo chino, que es peor. No hay un proceso de liberaci¨®n, como dice Correa, se trata de un cambio de amo, de EE UU a China¡±, asegura.
Voy a remitir una carta a Assange con todo el back up de mi computadora para que tenga la bondad de difundirla en Wikileaks, a ver si lo hace"
Y en esa puesta al descubierto de la ¡°doble moral del Gobierno de Correa¡± que preconiza Villavicencio, el activista est¨¢ dispuesto a dar un paso m¨¢s. ¡°Julian Assange en Ecuador es bueno y es un icono de la libertad, pero Villavicencio en un delincuente¡±, recalca. ¡°La gente tiene que saber la verdad y esta semana voy a remitir una carta a Assange en la que le vamos a enviar todo el back up de mi computadora para que tenga la bondad de difundirla en Wikileaks, a ver si lo hace¡±.
Villavicencio asume su exilio -a¨²n no sabe si temporal o definitivo- con la incertidumbre de lo que le pueda pasar a su mujer y sus dos hijos, de seis y un a?o, que se han quedado en Ecuador. ¡°Saber mucho es un problema que complica las cosas y ya hemos alertado, aqu¨ª y en Nueva York, para que se garantice la seguridad de mi familia y se responsabilice al Gobierno de Correa de lo que le pueda pasar a ella.
Es la ¨²nica inquietud que acompa?a al periodista fuera de Ecuador en un bagaje dominado por la fortaleza que le confiere saber que est¨¢ dando la batalla correcta, la misma en la que ha estado combatiendo durante m¨¢s de tres d¨¦cadas. Villavicencio tiene en su poder arsenal para seguir poniendo en evidencia al Gobierno de Correa. ¡°Puedo estar en Indonesia, en Pakist¨¢n, en Washington o en Miami, pero yo seguir¨¦ escribiendo e investigando para decir a mi pa¨ªs que el tiempo es el peor enemigo de las tiran¨ªas. Solo hay que esperar, el tiempo resolver¨¢ el problema¡±.
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