Los militares argentinos velan por el control de las fronteras
Tras la dictadura, la labor del Ej¨¦rcito fue restringida a la defensa de la soberan¨ªa nacional. Tras Ahora colabora en seguridad interior
A diferencia de muchos otros pa¨ªses latinoamericanos, es muy raro que en Argentina se vean por las calles militares con sus uniformes verdes y sus armas largas. Dejaron de dirigir la pol¨ªtica de seguridad interior despu¨¦s de la sangrienta dictadura que encabezaron entre 1976 y 1983, en la que se denunciaron 30.000 desaparecidos y por la que ha habido 1.055 uniformados acusados de cr¨ªmenes de lesa humanidad ante la justicia.?Por aquel pasado tan tenebroso es que ha surgido cierta pol¨¦mica por la decisi¨®n del Gobierno de la peronista Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner de que las Fuerzas Armadas colaboren con una tarea de seguridad interna como es la vigilancia del espacio a¨¦reo y las fronteras terrestre y fluvial del norte de Argentina, donde limita con Bolivia, Paraguay y Brasil.
Lo que no hacen los militares argentinos, a diferencia de otros de sus colegas latinoamericanos, es combatir directamente a los delincuentes sino que se limitan a informar de movimientos sospechosos a las fuerzas de seguridad, ya sea la Polic¨ªa Federal, la Gendarmer¨ªa Nacional (polic¨ªa de fronteras terrestres) y la Prefectura Naval (polic¨ªa de mares y r¨ªos).
Las leyes de defensa (1988), seguridad interior (1991) e inteligencia (2001) proh¨ªben la participaci¨®n de las Fuerzas Armadas en tareas internas y les fija como misi¨®n la de responder a cualquier agresi¨®n militar de un estado extranjero. Mientras Colombia, M¨¦xico o Brasil env¨ªan sus tropas para combatir al narcotr¨¢fico, en Argentina ese es asunto de las fuerzas policiales.
Dentro del kirchnerismo hay sectores que quieren una participaci¨®n directa del Ej¨¦rcito contra el narcotr¨¢fico
En 2011, el Gobierno de Fern¨¢ndez decidi¨® reforzar el control de la frontera norte de su pa¨ªs ante los riesgos del tr¨¢fico de drogas, pero tambi¨¦n de armas o el contrabando de mercader¨ªas l¨ªcitas. El operativo se llam¨® Escudo Norte, qued¨® en manos de las fuerzas de seguridad, pero Fern¨¢ndez autoriz¨® a los militares a vigilar las fronteras a¨¦reas, terrestres y fluviales.
Desde entonces, entre 315 y 415 uniformados de la Fuerza A¨¦rea y del Ej¨¦rcito operan 24 radares con los que controlan el ingreso irregular de aviones, avionetas o helic¨®pteros, es decir, aquellos que no han informado a las autoridades de su entrada al pa¨ªs. Desde 2011 hasta ahora, los radares captaron la llegada de 55.418 naves, de las cuales solo 513 se encontraban en situaci¨®n irregular. Otros 307 vuelos no registrados fueron identificados en forma visual por los militares.
¡°Cuando los radares detectan un tr¨¢nsito a¨¦reo irregular, las Fuerzas Armadas lo informan como dato neutro, sin analizar y en forma inmediata, a la fuerza de seguridad correspondiente, que en general es la Gendarmer¨ªa¡±, explica a EL PA?S el ministro de Defensa de Argentina, Agust¨ªn Rossi. ¡°Cuando el tr¨¢nsito a¨¦reo irregular est¨¢ dentro de la zona de alcance de una nave interceptora de la Fuerza A¨¦rea o de la Armada, se le da la orden de despegue, en general se hace un procedimiento de acercamiento, se termina el proceso de identificaci¨®n de la nave y se comunica a la fuerza de seguridad correspondiente. No hacemos absolutamente nada m¨¢s que la identificaci¨®n¡±, explica Rossi.
En septiembre pasado se a?adieron nuevas tareas al Ej¨¦rcito. Despu¨¦s de la derrota del kirchnerismo en las elecciones legislativas primarias de agosto en la provincia de Buenos Aires (donde votan casi cuatro de cada diez argentinos), el Gobierno de Fern¨¢ndez dispuso que 4.000 gendarmes que custodiaban la frontera Norte vinieran a la periferia de la capital para combatir la inseguridad urbana, en el pa¨ªs con mayor tasa de robos per c¨¢pita de Latinoam¨¦rica. Para no dejar descuidados los l¨ªmites con Bolivia, Paraguay y Brasil, la jefa de Estado dispuso que se rotaran en esas zonas entre 1.200 y 1.500 integrantes del Ej¨¦rcito. ¡°En general se desplazan en lugares de tr¨¢nsito nulo, fuera de lo que son las rutas habituales¡±, explica el ministro de Defensa. ¡°La consigna es la misma: si observamos una situaci¨®n irregular, informamos a la fuerza de seguridad para que act¨²e y nos retiramos del lugar. En general, lo que termina gener¨¢ndose es un efecto fuertemente disuasivo. Pero no paramos veh¨ªculos, no interceptamos a nadie¡±, a?ade quien fuera jefe del grupo de diputados kirchneristas entre 2005 y 2013, cuando dej¨® el Parlamento para unirse al Ejecutivo .
La oposici¨®n critica que se incluya a los militares en la seguridad interior
Dentro del propio peronismo kirchnerista algunos dirigentes m¨¢s conservadores pretenden que las Fuerzas Armadas se involucren directamente en el combate contra el tr¨¢fico de estupefacientes. ¡°En alg¨²n momento habr¨¢ que ver un poco, por las caracter¨ªsticas que toma el narcotr¨¢fico, el tema del rol de las Fuerzas Armadas", propuso el pasado jueves el gobernador de Buenos Aires y aspirante a suceder a Fern¨¢ndez, Daniel Scioli. Pero esa una opci¨®n rechazada por el m¨¢s progresista Rossi. No obstante, la oposici¨®n tambi¨¦n ha criticado al Gobierno por involucrar de alguna manera a los militares en la seguridad interior, aunque solo sea para vigilancia.
¡°El Gobierno se ha venido moviendo en forma peligrosa de lo que dicen las leyes, que dicen que las Fuerzas Armadas solo act¨²an para repeler agresiones de fuerzas armadas externas¡±, advierte el senador Fernando Pino Solanas, de la alianza de centroizquierda Unen, en di¨¢logo telef¨®nico. ¡°Ac¨¢ hay un operativo para control interior. Hay una adaptaci¨®n del Ej¨¦rcito para la lucha contra el narcotr¨¢fico, que en M¨¦xico y Colombia fue terrible¡±, lamenta Solanas, que tambi¨¦n critica que el kirchnerismo, que impuls¨® en 2003 la reanudaci¨®n de los juicios contra los criminales de la dictadura, haya nombrado en 2013 al frente del Ej¨¦rcito a C¨¦sar Milani, un militar de inteligencia que ha sido denunciado por supuestas violaciones a los derechos humanos durante el r¨¦gimen. Pero por ahora la participaci¨®n castrense en seguridad interior dista mucho de lo que es en otras latitudes latinoamericanas.
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