Las grietas del milagro
El auge econ¨®mico ha ido de la mano de un aumento de la desigualdad social que amenaza la estabilidad del pa¨ªs Las protestas contra los abusos de poder se multiplican en los ¨²ltimos a?os
Las actividades opacas en para¨ªsos fiscales de familiares de la ¨¦lite comunista, documentadas en las bases de datos de dos gestoras a las que tuvo acceso este diario, arrojan nueva luz sobre uno de los fen¨®menos con mayor potencial desestabilizador de la China contempor¨¢nea: el crecimiento de la brecha social entre ricos y pobres.
El ascenso del gigante asi¨¢tico ha sido hasta ahora rapid¨ªsimo, pac¨ªfico y estable. La utop¨ªa igualitaria de las comunas impulsadas por Mao y el apogeo capitalista que encarna el bosque de rascacielos del distrito de Pudong, en Shangh¨¢i, son ant¨ªpodas que coexisten en las vidas de millones de chinos: en su memoria y ante sus ojos. En pocas d¨¦cadas el pa¨ªs ha vivido una revoluci¨®n suave que ha sacado de la pobreza a cientos de millones de personas. En el camino, el pa¨ªs se ha convertido en la segunda econom¨ªa del mundo ¡ªen 1990 era todav¨ªa la d¨¦cima, seg¨²n el Fondo Monetario Internacional (FMI)¡ª y principal potencia comercial. Su proyecci¨®n pol¨ªtica y militar internacional, aunque todav¨ªa notablemente inferior a la estadounidense, avanza firme hacia al estatus de superpotencia.
Un estudio calcula que en 2011 salieron de forma il¨ªcita 150.000 millones de d¨®lares
Pero la desigualdad social asociada a ese crecimiento es una realidad que turba a la dirigencia china. La c¨²pula teme el malestar y las protestas que el desequilibrado reparto de la renta puede provocar, hasta el punto de haber convertido el asunto en una aut¨¦ntica prioridad pol¨ªtica. En esa ¨®ptica puede leerse la decisi¨®n del r¨¦gimen de bloquear las p¨¢ginas web de este diario y otras cabeceras internacionales que, en colaboraci¨®n con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigaci¨®n, han publicado informaciones que detallan las maniobras financieras opacas de la ¨¦lite china y por tanto amenazan con agudizar el malestar por el crecimiento de la brecha social.
La salida opaca de capitales y la desigualdad tienen una estrecha relaci¨®n, porque la primera fomenta significativamente la segunda, seg¨²n argumenta Dev Kar, economista jefe del?Global Financial Integrity (GFI), un centro de estudios y de denuncia dedicado a la materia. ¡°El flujo il¨ªcito de capitales hacia para¨ªsos fiscales reduce la masa imponible, y por tanto la capacidad de recaudaci¨®n y redistribuci¨®n del Estado¡±, comenta en conversaci¨®n telef¨®nica desde Washington Kar, que anteriormente trabaj¨® en el FMI y es autor de un estudio espec¨ªfico sobre la salida il¨ªcita de capitales de China.
La cuantificaci¨®n exacta de los movimientos de capitales oscuros es, naturalmente, imposible, pero el GFI ha elaborado un sistema de evaluaci¨®n bastante sofisticado que calcula que en 2011 ¡ª¨²ltimo a?o disponible¡ª salieron ilegalmente de China unos 150.000 millones de d¨®lares, aproximadamente un 12% del producto interior bruto (PIB) espa?ol.
Si las tasas de crecimiento de la econom¨ªa china han sido espectaculares desde que Deng Xiaoping puso en marcha sus reformas en 1978 ¡ªun ritmo medio del 10% en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas¡ª, tambi¨¦n ha sido pavoroso el aumento de la desigualdad. El coeficiente de Gini, un indicador estad¨ªstico que mide la distribuci¨®n de la renta en una sociedad, ha protagonizado una r¨¢pida escalada en esos mismos 30 a?os. En 1984, se situaba en el 0,27, un dato que retrata una sociedad muy igualitaria (en una escala en la que 0 es igualdad perfecta, y 1 desigualdad total ¡ªcon toda la renta en manos de un individuo¡ª).
En enero del a?o pasado, las autoridades chinas indicaron que ese coeficiente se situ¨® en el 0,47. Significativamente, era la primera vez en una d¨¦cada que Pek¨ªn publicaba el dato, en un claro s¨ªntoma de su preocupaci¨®n al respecto. De manera igualmente significativa, las redes sociales chinas reflejaron un generalizado sarcasmo al respecto del rigor del dato, que muchos ciudadanos consideraron maquillado a la baja. Estudios independientes elevan esa cifras en algunos casos hasta el 0,61, nivel que situar¨ªa el pa¨ªs ¡ªdirigido por un partido que sigue denomin¨¢ndose comunista¡ª entre los m¨¢s desequilibrados del mundo. Los expertos consideran que resultados superiores a 0,40 retratan sociedades en riesgo de fricciones por la desigualdad. Los pa¨ªses europeos se sit¨²an generalmente entre 0,25 y 0,37; Estados Unidos ronda el 0,45, seg¨²n datos del Banco Mundial.
El flujo opaco de capitales reduce la capacidad de recaudar y redistribuir
Hu Jintao, antecesor de Xi Jinping en la presidencia china, hizo del concepto de ¡°sociedad armoniosa¡± un aut¨¦ntico mantra de su mandato. El Ejecutivo de Pek¨ªn ha anunciado e implementado en los ¨²ltimos a?os varios planes para revertir esa tendencia. Seg¨²n sus datos estad¨ªsticos, estos habr¨ªan empezado a producir efecto con una bajada del coeficiente de Gini desde un pico del 0,49 en 2008 hasta el 0,47 de 2012.
El ¨²ltimo plan, anunciado a principios del a?o pasado, aboga por incrementar el salario m¨ªnimo, recaudar m¨¢s impuestos en las empresas p¨²blicas para financiar programas sociales y elevar el gasto en educaci¨®n. Estas medidas son parte de un amplio paquete con 35 l¨ªneas de acci¨®n.
La paranoia de la dirigencia china con respecto a este problema debe enmarcarse en el contexto de un pa¨ªs en el que la reivindicaci¨®n de derechos empieza a cobrar un pulso notable. Un estudio de Sun Liping, profesor de sociolog¨ªa en la Universidad Qinghua de Pek¨ªn, estima que en 2010 hubo 180.000 de los conocidos como ¡°incidentes de protestas de masa¡±, definici¨®n que incluye desde huelgas y concentraciones hasta disturbios. La cifra es el doble de la de 2006, y 20 veces m¨¢s que a mediados de los noventa.
La distribuci¨®n de la renta es m¨¢s desigual en China que en EE UU
Este despertar social, a su vez, se inscribe en un cuadro econ¨®mico que da algunas se?ales de ralentizaci¨®n tras tres d¨¦cadas de tir¨®n extraordinario. ¡°La econom¨ªa China debe crecer a un ritmo del 8% para crear un n¨²mero de puestos de trabajos suficientes para garantizar la estabilidad social y la absorci¨®n de las nuevas generaciones¡±, apunta Kar. En los ¨²ltimos dos a?os el crecimiento del PIB ha sido de algunas d¨¦cimas inferior a ese umbral. Otros economistas rebajan el punto de equilibrio a una expansi¨®n anual del PIB en torno al 6%-7%.
La imperiosa necesidad de recaudar m¨¢s impuestos para ofrecer mejores prestaciones sociales ante el previsible envejecimiento de la sociedad china ¡ªdeterminado por la pol¨ªtica de hijo ¨²nico¡ª y la probable ralentizaci¨®n de la econom¨ªa inducen a Kar a pensar que las autoridades chinas estrechar¨¢n el cerco alrededor de los flujos opacos de capitales.
En 2011, ¨²ltimo dato disponible, China recaud¨® impuestos por un importe equivalente al 26% del PIB, dos puntos m¨¢s que en 2007, pero todav¨ªa ocho puntos menos que la media de los pa¨ªses avanzados agrupados en la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico.
El gasto social ¡ªincluyendo Sanidad y pol¨ªtica de vivienda social¡ª se sit¨²a alrededor del 8% del PIB, tambi¨¦n dos puntos m¨¢s que en 2008.
El Gobierno ha anunciado grandes planes para suavizar la brecha entre ricos y pobres
M¨¢s all¨¢ del temor a estallidos sociales, los dirigentes chinos tambi¨¦n temen otra derivada de la desigualdad: los efectos sobre el consumo. En la transici¨®n de la econom¨ªa de un modelo abrumadoramente exportador hacia otro con un mayor peso de la demanda interna, una distribuci¨®n desigual de la renta puede representar un freno significativo.
profesor de la Universidad de Harvard Martin Whyte?ha estudiado durante a?os el fen¨®meno de la creciente desigualdad y su percepci¨®n social en China. Whyte ha dirigido tres encuestas sobre la materia, en 2000 (prueba piloto, en Pek¨ªn), 2004 y 2009 (ambas a escala nacional). Las conclusiones de esos trabajos son interesantes: si bien las encuestas detectan un malestar con respecto a la brecha en la renta, el asunto que realmente enfurece a los chinos es la brecha entre poderosos y no.
Whyte considera que el hecho de que la brecha en la renta se haya abierto en el seno de una sociedad en la que gran parte de la poblaci¨®n est¨¢ mejorando sus condiciones de vida suaviza la irritaci¨®n. La mejora de los servicios sociales tambi¨¦n influye. En cambio, los abusos de poder tocan cada vez m¨¢s la fibra sensible, y la mayor¨ªa de las protestas en China son contra expropiaciones consideradas abusivas y fallos a la hora de garantizar la protecci¨®n ante la contaminaci¨®n, entre otros motivos. En esa ¨®ptica, los documentos de las gestoras Portcullis TrustNet y Commonwealth Trust Limited ¡ªa los que tuvo acceso este diario¡ª, que revelan el gran uso de para¨ªsos fiscales por parte de enriquecidos familiares de los m¨¢ximos dirigentes, pueden reforzar ese sentimiento de rencor frente a los abusos de las ¨¦lites.
Mientras haya crecimiento y abundantes empleos, estos asuntos son relativamente digeribles. El avance generalizado del bienestar es el pilar que, de alguna manera, da legitimidad al Partido Comunista Chino. Una ralentizaci¨®n de la econom¨ªa puede convertir estos asuntos en peligrosas chispas en un ambiente social seco, con mayor propensi¨®n a inflamarse.
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