La lucha ideol¨®gica en Costa Rica podr¨ªa llevar a una segunda vuelta
La falta de un candidato puntero y el descontento ciudadano dificultan que el nuevo presidente sea elegido el 2 de febrero
El sustituto de la presidenta Laura Chinchilla podr¨ªa conocerse en las elecciones generales del pr¨®ximo 2 de febrero, pero el clima pol¨ªtico en Costa Rica no ofrece certezas todav¨ªa. No hay favoritos claros y la poblaci¨®n - entre molesta y desconfiada con la clase pol¨ªtica - reparte sus apoyos de tal manera que parece dif¨ªcil que cualquiera pueda alcanzar el 40% de los votos m¨ªnimo para un triunfo en primera vuelta. Los equipos de campa?a ya est¨¢n prepar¨¢ndose para una eventual prolongaci¨®n, hasta el 6 de abril, de una batalla electoral tan te?ida de ideolog¨ªa como ninguna otra en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas.
El desgaste del oficialismo representado por Johnny Araya (Partido Liberaci¨®n Nacional, PLN) se ha mezclado con el surgimiento sorpresivo del joven de izquierdas Jos¨¦ Mar¨ªa Villalta (Frente Amplio) y con los r¨¦ditos que le ha dejado al abogado Otto Guevara (Movimiento Libertario) una perseverante carrera pol¨ªtica de 20 a?os que comenz¨® en la derecha extrema y ahora intenta colocarse como un ¡°liberal de centro¡±. Las encuestas colocan a estos tres candidatos en la punta de las preferencias electorales, en un terreno en el que tambi¨¦n juegan la principal fuerza opositora en este Gobierno - el historiador Luis Guillermo Sol¨ªs del Partido Acci¨®n Ciudadana (PAC, centro izquierda) - y el abogado Rodolfo Piza, del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC, centro derecha), el cual hasta hace diez a?os protagonizaba con el PLN el sistema bipartidista que imperaba.
El electorado, formado por 3,1 millones de personas en esta democracia estable desde mitad del siglo XX, encar¨® esta elecci¨®n desde la apat¨ªa y el descontento con la pol¨ªtica. La popularidad de Laura Chinchilla cay¨® a m¨ªnimos y ha afectado al oficialista Johnny Araya, alcalde de la capital durante los ¨²ltimos 22 a?os. As¨ª, en estos cuatro a?os, se ha ido robusteciendo el joven Jos¨¦ Mar¨ªa Villalta, ¨²nico diputado del ¨²nico partido de izquierda con representaci¨®n en un Congreso de 57 esca?os. Ahora, es el refugio que acoge a miles de indignados con la pol¨ªtica y que materializa la primera opci¨®n de la izquierda de asumir el poder en este pa¨ªs donde este sector siempre ha sido minor¨ªa. Ah¨ª empez¨® la pelea ideol¨®gica.
En contra de Villalta, el PLN y los sectores conservadores disparan los adjetivos de ¡°comunista¡± y ¡°chavista¡±, vali¨¦ndose de manifestaciones recientes de su peque?o partido. Tambi¨¦n le achacan contradicciones en temas como su credo religioso o el aborto, asuntos sensibles en este pa¨ªs de religi¨®n oficial cat¨®lica. El diputado contesta a los ataques a fuerza de ret¨®rica y de empujar el discurso hacia el centro ideol¨®gico, mientras insiste en impulsar propuestas dirigidas a acabar con ¡°el sistema neoliberal¡±. Las comparaciones le llegan con la Venezuela de Hugo Ch¨¢vez y con la Nicaragua de Daniel Ortega, pero sus partidarios aluden al Uruguay de Jos¨¦ Mujica y el Brasil de Lula.
Tanto Guevara como Villalta se atacan entre s¨ª; por ¡°neoliberal¡± uno y por ¡°comunista¡± el otro
La ofensiva contra Villalta viene del PLN y del Movimiento Libertario, pero tambi¨¦n de colectivos de la empresa privada asustados con la posibilidad de un gobierno de izquierdas. El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) sali¨® al paso de estos m¨¦todos y emiti¨® una prevenci¨®n a las c¨¢maras patronales, adem¨¢s de exigir detener la circulaci¨®n de panfletos ¡°contra el comunismo¡± que se distribuyeron adheridos a facturas de Avon, una marca de cosm¨¦ticos de venta a domicilio. Tambi¨¦n hay denuncias de empleados de la franquicia de comidas Subway por la carta de un gerente que les llama a votar contra Villalta, pues lo considera una amenaza para la empresa.
El tercer candidato que las encuestas colocan en la lucha por el primer lugar - o por colarse a la eventual segunda vuelta - es Otto Guevara, quien asume su cuarta candidatura presidencial con un mensaje simple: bajar la tarifa el¨¦ctrica, crear 500.000 empleos y reducir los impuestos. Adem¨¢s, propone el ruptura del monopolio energ¨¦tico del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y la reducci¨®n de controles del Estado para crear negocios. Hace dos d¨¦cadas quer¨ªa romper el aporte obligatorio a la sanidad social y deploraba el uso de dinero estatal en la campa?a, pero ahora predica lo contrario. Tambi¨¦n asegura haber incorporado en su ideario principios de la Doctrina Social de la Iglesia y en esta campa?a se opone con contundencia al aborto, aunque su partido se siga llamando ¡°libertario¡±.
Tanto Guevara como Villalta se atacan entre s¨ª; por ¡°neoliberal¡± uno y por ¡°comunista¡± el otro. Mientras, dirigen tambi¨¦n sus dardos contra el oficialista Araya, por ser la carta de continuidad y por sus dos d¨¦cadas a cargo de una ciudad capital donde pocos quieren vivir. Sus propuestas intentan retomar los principios socialdem¨®cratas que, como se?ala ¨¦l, su partido ha perdido al priorizar el desarrollo econ¨®mico sobre lo social. Repite que Costa Rica es el pa¨ªs donde m¨¢s creci¨® la desigualdad entre ricos y pobres en Am¨¦rica Latina en la ¨²ltima d¨¦cada, coincidiendo con los ocho a?os de gobierno en manos del PLN. Estas autocr¨ªticas le han tra¨ªdo recelos en su propio partido, incluido del expresidente ?scar Arias (2006-2010).
Analistas y encargados de encuestas se?alan una alta volatilidad de la preferencia electoral, acompa?ada de casi un 40% del padr¨®n que a¨²n est¨¢ indeciso
Entre la poblaci¨®n, sin embargo, la discusi¨®n ideol¨®gica se cruza con el voto protesta y el voto ¨²til (a favor de los punteros en las encuestas). Es cuando aparecen casos como el de Pablo Z., due?o de un peque?o restaurante en la periferia de San Jos¨¦. Cont¨® este domingo que est¨¢ ¡°harto del PLN¡±, por lo cual su apoyo est¨¢ por dirimirse entre el izquierdista Villalta o el conservador Guevara. ¡°Puede que haya otras opciones buenas, pero veo que en las encuestas solo estos dos son los que tienen posibilidad de evitar que gane Johnny¡±. Frente a ¨¦l, una clienta: ¡°Para m¨ª lo importante es evitar que caigamos en el comunismo. Estoy esperando para decidir mi voto seg¨²n el que vea con m¨¢s posibilidad de ganarle a ese ¡®carajillo¡¯ (ni?o, en Costa Rica)¡±, dijo Isabel Miranda en contra de Villalta. Cont¨® que su hijo, un estudiante de medicina en una universidad privada, apoya ahora a Guevara, pero hace tres d¨ªas promet¨ªa votar por Araya.
No se trata de una simple an¨¦cdota. Analistas y encargados de encuestas se?alan una alta volatilidad de la preferencia electoral, acompa?ada de casi un 40% del padr¨®n que a¨²n est¨¢ indeciso y de una tendencia creciente al desapego de la poblaci¨®n y a su cr¨ªtica al sistema pol¨ªtico. Como agravante, los partidos tardaron en captar recursos para su proselitismo, un financiamiento que la autoridad electoral reconoce como inequitativo, pues los partidos pueden pedir reembolso de gastos despu¨¦s de la campa?a, y los recursos de momento dependen de pr¨¦stamos que conceden los bancos seg¨²n la posici¨®n en las encuestas. El problema para ellos es que la contienda tiene pinta de no acabar este 2 de febrero, sino de llegar hasta el pr¨®ximo 6 de abril, con el balotaje.
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