Parias de la tierra
El comunismo chino ha perfeccionado la dualidad pol¨ªtica y econ¨®mica del capitalismo
El com¨²n de los mortales cumple con las reglas de juego, que se establecen en el ¨¢mbito de los Estados: ah¨ª pagan impuestos o ejercen sus derechos ciudadanos, cuando los tienen, o acaso son castigados en caso de infracci¨®n. El pu?ado de los privilegiados, en cambio, solo se somete a las leyes de la naturaleza que funcionan en su ¨¢mbito habitual, el mundo global, donde no hay impuestos, no se rinden cuentas y cabe incluso condicionar e imponer la propia voluntad a los ¨¢mbitos inferiores.
Cuando se producen desequilibrios, l¨¦ase una crisis, las facturas llegan al ¨¢mbito donde hay reglas de juego, pero se escapan donde se juega sin ellas, en funci¨®n meramente de la fuerza, es decir, el poder econ¨®mico. Los recortes del Estado de bienestar, la p¨¦rdida de derechos y el empobrecimiento solo afectan a las mal llamadas clases medias, mientras que los m¨¢s ricos se escapan enteros de las crisis e incluso las utilizan para incrementar su riqueza.
Resultado de la doble y dispar estructura es la creciente desigualdad y la quiebra de las democracias, tal como sugiere el informe elaborado por Interm¨®n Oxfam por encargo del Foro Econ¨®mico Mundial en v¨ªsperas de su reuni¨®n anual de Davos. Ya hemos visto esas cifras escandalosas: 83 personas acumulan la misma riqueza que los 3.500 millones que componen la mitad m¨¢s pobre de la poblaci¨®n mundial; 20 espa?oles tienen tanto como el 20% de los m¨¢s pobres; y la mitad de la riqueza mundial est¨¢ en manos del uno por ciento del conjunto de la poblaci¨®n.
El informe que llega a la cumbre de Davos tiene un t¨ªtulo elocuente y sint¨¦tico: Gobernar para las ¨¦lites. Secuestro democr¨¢tico y desigualdad econ¨®mica. La paradoja del siglo XXI es que donde mejor funciona este esquema es donde manda desde hace m¨¢s tiempo un partido que asegura perseguir el objetivo de la sociedad socialista.
Nadie ha alcanzado mayor perfecci¨®n en la organizaci¨®n de esta dualidad pol¨ªtica y econ¨®mica como la ¨¦lite comunista que dirige la segunda potencia mundial que es China. Su sistema de partido ¨²nico, derivado de la tradici¨®n leninista y estalinista, garantiza el orden en el pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo y contribuye as¨ª al mejor funcionamiento de la econom¨ªa global. En vez de condicionar la democracia, como hacen sus iguales occidentales, ellos optan m¨¢s sencillamente por abolirla.
Los para¨ªsos fiscales y la globalizaci¨®n financiera son piezas esenciales para tal sistema, que convierte a la vanguardia de los parias de la tierra en los colegas multimillonarios del gran capitalismo occidental. Todas las generaciones de l¨ªderes comunistas est¨¢n representadas en este grupo selecto de potentados que eluden el engorroso control del Estado. Todas las tendencias dentro del partido tienen sus tent¨¢culos en las tramas empresariales globales. Incluso una nieta de Mao Zedong, el fundador de la Rep¨²blica Popular y c¨¦lebre autor de Sobre la contradicci¨®n, se halla entre esos happy few que habitan el Olimpo donde crece la riqueza sin impuestos, controles, redistribuci¨®n o solidaridad.
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