Hollande se quita la m¨¢scara
La traici¨®n del presidente franc¨¦s es su giro neoliberal y su renuncia a reequilibrar Europa
Paul Krugman, el premio Nobel de Econom¨ªa estadounidense, ha escrito esta semana que se trata de ¡°un verdadero esc¨¢ndalo¡±, de ¡°una derrota¡±, de una ¡°rendici¨®n intelectual¡±. Por supuesto, Krugman no hablaba de las escapadas del presidente franc¨¦s, Fran?ois Hollande, con una actriz, sino de una traici¨®n peor: ¡°Su afecto por las desacreditadas doctrinas econ¨®micas de la derecha¡±.
Seg¨²n Krugman, al afirmar en su masiva conferencia de prensa del 14 de enero que ¡°la oferta crea la demanda¡±, y ofrecer a la patronal un ¡°pacto de responsabilidad¡± por el que su Gobierno rebajar¨¢ en 30.000 millones de euros anuales las cargas laborales a las empresas y reducir¨¢ 50.000 millones de gasto p¨²blico en tres a?os, Hollande ha engrosado las filas de ¡°los pol¨ªticos blandos y confusos de la izquierda moderada¡±, ¡°c¨®mplices de los conservadores tercos y despiadados¡±.
En Francia, el anuncio de Hollande ha sido recibido con aplausos por la patronal, encantada por el inesperado cheque-regalo; con desconcierto por la dividida derecha parlamentaria, lo que ha llevado a Hollande a presumir en privado de que su estrategia ya ha dado los resultados deseados; y con el descontento de los sindicatos, que han se?alado que el presidente ha nombrado primer ministro a Pierre Gattaz, el l¨ªder de la patronal. La exministra de Nicolas Sarkozy Val¨¦rie Pecresse ha dado la pauta al afirmar: ¡°La derecha ha ganado la batalla de las ideas¡±.
El escritor Christian Salmon, autor del libro La ceremonia can¨ªbal y experto en la comunicaci¨®n pol¨ªtica en la era de la globalizaci¨®n, cree que Hollande ¡°se ha quitado la careta¡±, y lo achaca a la ¡°rid¨ªcula¡± evoluci¨®n del socialismo franc¨¦s. ¡°Eran socialistas, pero desde los a?os ochenta han multiplicado sus denominaciones: han sido socialdem¨®cratas, social-liberales, y ahora, seg¨²n el ministro Arnaud Montebourg, son social-patriotas¡±.
Seg¨²n Salmon, el Partido Socialista, a la manera de los democristianos italianos que radiografi¨® Pier Paolo Pasolini, ¡°lleva a?os haciendo pol¨ªtica a la antigua, con sus feudos, regiones y clientes, sin entender lo que significa la era de la insoberan¨ªa, y sus l¨ªderes se contentan con imitar a Fran?ois Mitterrand en una parodia que ya no es farsa sino pura m¨¢scara¡±.
Hollande asegura que lo suyo no es un giro liberal, sino una ¡°aceleraci¨®n¡± de sus pol¨ªticas anteriores, y se define como un socialdem¨®crata que se inspira en ¡°los pa¨ªses del norte de Europa¡±. Salmon cree que ¡°de alguna forma eso es verdad porque Hollande siempre ha sido un liberal europe¨ªsta¡±, pero a?ade que ¡°el presidente ha cometido un atraco electoral al adoptar el plan que le present¨® la patronal y poner todo el acento en la competitividad, el ahorro del gasto p¨²blico y las reformas estructurales. Eso no es socialismo patriota, sino noeliberalismo. Y adem¨¢s una rendici¨®n ante Alemania¡±.
Salmon, autor de Storytelling recuerda que ¡°Martine Aubry ya dijo en las primarias que todo blando esconde un lobo, y ahora el lobo ha salido a la luz. Una infidelidad mata a otra. Hollande dice que no es liberal porque el Estado vigila. Pero Foucault ya dijo hace tiempo que lo que caracteriza al neoliberalismo es que se adue?a del Estado¡±.
En todo caso, se trata de una sorpresa solo relativa. En 1983, Hollande cofirm¨® un panfleto titulado Para ser modernos, seamos democr¨¢ticos, en el que defend¨ªa la necesidad de pactar con el capital. Pero algunos electores que le votaron en 2012 se sienten estafados. Mathieu Lis, un cineasta diplomado en el Instituto de Estudios Pol¨ªticos, dice que esperaba ¡°algo semejante porque desde el principio Hollande excluy¨® de su equipo a los economistas de izquierdas, y al llegar al poder se rode¨® de asesores de derechas como Jean-Pierre Jouyet y Emmanuel Macron¡±.
Lo que Lis no perdona a Hollande es que haya hecho ¡°lo contrario de lo que prometi¨® cuando declar¨® la guerra a las finanzas buscando el voto de la izquierda y se opuso al plan de Sarkozy para reducir los costes laborales y financiarlos con el IVA. Al a?o y medio, ha subido el IVA, se pone en manos de la patronal y recorta m¨¢s gasto para reducir el Estado social. En una palabra, la pol¨ªtica de Sarkozy, y una decepci¨®n para millones de franceses y europeos que esperaban que Hollande plantara realmente cara a Berl¨ªn y a Bruselas¡±.
De momento, el giro a la derecha ha logrado dos cosas. Una: tras meses de poner a caldo a Hollande, The Economist ya no le considera ¡°un peligro¡± sino ¡°un socialdem¨®crata moderado¡±. Y dos: la agencia Moody's mantuvo ayer estable la calificaci¨®n de la deuda francesa.
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