Bruselas pone la lupa en Alemania

Uno de los economistas m¨¢s pujantes de los ¨²ltimos tiempos, Dani Rodrik, suele decir que la soluci¨®n para Europa es un triple m¨¢s: m¨¢s transferencias Norte-Sur, m¨¢s inflaci¨®n y m¨¢s consumo en Alemania; sin eso el euro tiene los d¨ªas contados. Europa lleva mucho tiempo flirteando con un estancamiento de los precios y nada hace pensar que las transferencias vayan a llegar ya, a no ser que el continente vuelva a aficionarse a las crisis existenciales. Pero al menos Alemania parece haber dado algo parecido a un giro. Berl¨ªn aprob¨® este mi¨¦rcoles varios cambios que pueden elevar la demanda interna en la locomotora europea, desde el salario m¨ªnimo com¨²n a una reforma de pensiones en la l¨ªnea contraria a la que reclama Alemania para el resto del continente: un anticipo de la edad de jubilaci¨®n a los 63 a?os y varias modificaciones adicionales que podr¨ªan provocar un aumento de costes de 160.000 millones hasta 2030.

El gasto en pensiones consume ahora el 12,2% del PIB en la zona euro

Bruselas lleva semanas reclamando medidas de ese tipo: la Comisi¨®n Europea ha amonestado a Berl¨ªn por su excesivo super¨¢vit comercial. Bruselas reclama una nueva pol¨ªtica econ¨®mica que permita apuntalar el consumo interno, subir los sueldos y sobre todo elevar la exigua inversi¨®n. Esa es la ¨²nica manera de que el ajuste en el Sur funcione, seg¨²n el equipo econ¨®mico de la Comisi¨®n. Las primeras reformas de Merkel no son precisamente un programa keynesiano ¡ª¡°sin unas finanzas s¨®lidas no hay futuro¡±, dijo este miercoles, por lo que dif¨ªcilmente habr¨¢ sorpresas en el cap¨ªtulo inversor¡ª pero van en esa l¨ªnea. La Comisi¨®n explic¨® que analizar¨¢ esas medidas ¡°en el contexto del informe sobre los desequilibrios econ¨®micos previsto para marzo¡±. La lupa, en fin, sigue sobre Berl¨ªn, pero las fuentes consultadas explicaron que los cambios van en la direcci¨®n correcta.

Los cambios en pensiones son controvertidos. Pese a que, en principio, no parece que vaya a afectar a un gran colectivo, van en sentido contrario a lo que han aprobado otros pa¨ªses europeos, desde los rescatados hasta Francia y Espa?a, y molestan a las patronales. La pol¨¦mica est¨¢ servida: el excanciller Gerhard Schr?der, que hace 10 a?os impuls¨® elevar la edad de jubilaci¨®n, asegur¨® que las reformas anunciadas ¡°son una se?al completamente equivocada, en particular para los socios europeos¡±.

Alemania tiene el mismo problema que el resto de Europa. Su poblaci¨®n envejece. La generaci¨®n del baby boom posterior a la posguerra ha llegado a la edad de jubilaci¨®n, y los que vienen detr¨¢s son menos numerosos. Esta tendencia demogr¨¢fica se notar¨¢ en los presupuestos de los pr¨®ximos a?os: seg¨²n el ¨²ltimo informe sobre el envejecimiento de la Uni¨®n Europea, los Veintisiete gastan ahora una media del 11,3% de su PIB en la factura anual de pensiones. El gasto sube hasta el 12,2% en la zona euro. El problema explotar¨¢ con toda su intensidad a partir de la pr¨®xima d¨¦cada e ir¨¢ in crescendo, con un gasto medio en pensiones paulatinamente al alza.

En los ¨²ltimos a?os las reformas han retrasado la edad de jubilaci¨®n

Un futuro previsible de jubilados viviendo m¨¢s a?os y pir¨¢mides demogr¨¢ficas invertidas llev¨® hace ya a?os a casi todos los pa¨ªses de la Uni¨®n a reformar sus sistemas de pensiones. Cada uno de estos sistemas es un mundo ¡ªcambian sus reglas, sus formas de cotizar y muchos otros factores¡ª pero en los cambios emprendidos en los ¨²ltimos tiempos hay caracter¨ªsticas comunes: la edad legal de jubilaci¨®n se est¨¢ retrasando en varios pa¨ªses, el acceso a la jubilaci¨®n anticipada se restringe y se han generalizado los llamados factores de sostenibilidad (f¨®rmulas matem¨¢ticas que buscan contener el gasto en pensiones en funci¨®n del aumento de la esperanza de vida).

Alemania, en una situaci¨®n fiscal y financiera mucho m¨¢s holgada, inaugura ahora una nueva v¨ªa. Para la patronal alemana y para Schr?der, que tras dejar su carrera pol¨ªtica se gan¨® la vida a sueldo de la rusa Gazprom, ¡°simplemente no hay suficientes trabajadores para financiar a un grupo creciente de pensionistas¡±.