La libertad de prensa se apaga en Egipto
El proceso por terrorismo contra una veintena de periodistas de Al Yazira redobla el acoso a los medios
La decisi¨®n de la Fiscal¨ªa egipcia de procesar el mi¨¦rcoles a una veintena de periodistas de la cadena catar¨ª Al Yazira por cargos relacionados con el terrorismo representa una grave escalada en el acoso a los medios de comunicaci¨®n en este pa¨ªs ¨¢rabe. La cadena catar¨ª considera las acusaciones ¡°absurdas, falsas y sin base¡±.
Al rebufo de la revoluci¨®n del 2011, soplaron nuevos aires de libertad en el panorama medi¨¢tico de Egipto. Sin embargo, el margen de libertad de prensa se ha ido estrechando progresivamente desde que el Ej¨¦rcito derrocara en verano al islamista Mohamed Morsi.
Nunca antes se hab¨ªa imputado en el pa¨ªs ¨¢rabe a periodistas por cargos de pertenencia o colaboraci¨®n con un grupo terrorista, que conllevan largas penas de c¨¢rcel. De los veinte procesados ¡ªcuatro son de nacionalidad extranjera y el resto, ciudadanos egipcios¡ª solo ocho se encuentran bajo custodia policial. La acci¨®n judicial se enmarca en la guerra que libra el Gobierno egipcio, tutelado por el Ej¨¦rcito, con Al Yazira, a la que acusa de distorsionar la realidad en favor de los intereses de los Hermanos Musulmanes. Este movimiento islamista, al que pertenece Morsi, fue designado de manera oficial organizaci¨®n terrorista por el Ejecutivo en diciembre.
No solo la cadena catar¨ª sufre el hostigamiento de las autoridades. El Comit¨¦ para la Protecci¨®n de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en ingl¨¦s), registr¨® al menos 71 ataques contra medios de comunicaci¨®n durante los tres meses que siguieron el golpe de Estado del 3 de julio, incluyendo el asesinato de seis reporteros. Actualmente, estima que al menos ocho periodistas est¨¢n entre rejas. Estas cifras convierten a Egipto en uno de los cinco pa¨ªses con mayor n¨²mero de violaciones a la libertad de prensa. ¡°La situaci¨®n en Egipto es la peor desde que se fund¨® el CJP [en? 1981]. El Gobierno ha arrestado, agredido y acosado a docenas de periodistas cr¨ªticos con su labor, o simpatizantes de la Hermandad. La represi¨®n es mayor que bajo el r¨¦gimen de Mubarak¡±, explica Sherif Mansur, responsable de la ONG para Oriente Medio.
Tan solo el pasado s¨¢bado, la polic¨ªa detuvo a 15 periodistas, agredi¨® a otros cuatro, y cinco resultaron heridos de bala en las manifestaciones con motivo del tercer aniversario de la revoluci¨®n. ¡°Las fuerzas de seguridad contin¨²an reprimiendo a los periodistas de forma in¨¦dita¡±, denunci¨® el el sindicato de periodistas en una nota p¨²blica que acusaba al ejecutivo de pretender ¡°silenciar sus voces¡±.
El acoso a los reporteros no solo incluyen violaciones a su integridad f¨ªsica. Desde de la asonada, se han clausurado 11 medios de comunicaci¨®n, la mayor¨ªa de tendencia islamista. Adem¨¢s, en muchas cadenas de televisi¨®n, tanto p¨²blicas como privadas, se ha vetado la presencia a voces cr¨ªticas con las nuevas autoridades, eliminando cualquier atisbo de pluralidad. Un caso paradigm¨¢tico es el de Amr Hamzawy, un pol¨ªtico liberal que se convirti¨® en una sensaci¨®n medi¨¢tica tras la revoluci¨®n. Opuesto al nuevo r¨¦gimen, el elocuente Hamzawy ha pr¨¢cticamente desaparecido de las pantallas.
A la censura oficial, se a?ade la autocensura que a menudo practican los propietarios y directores de los medios. ¡°La presi¨®n sobre los periodistas es muy fuerte. Y no solo por parte de sus jefes, tambi¨¦n de la sociedad. No hay que olvidar que estamos en una cruzada contra el terrorismo¡±, opina Jaled Dawud, periodista del hist¨®rico diario oficialista Al Ahram. En Egipto, los medios p¨²blicos tienen una gran influencia, y sus responsables son nombrados a dedo por el Ejecutivo.
Ahora bien, imbuidos de un sentido patri¨®tico, muchos periodistas egipcios se suman gustosamente a la difusi¨®n exclusiva de las tesis gubernamentales. De hecho, no es extra?o que acompa?en con aplausos y v¨ªtores las declaraciones de los ministros en las ruedas de prensa. En el juicio a Morsi, algunos llegaron a subirse a sus mesas para pedir a gritos su ejecuci¨®n, una muestra m¨¢s de la profunda polarizaci¨®n que experimenta el pa¨ªs, y de la que no se libra el estamento period¨ªstico.
A pesar de disponer de un mayor margen de maniobra, los corresponsales extranjeros tambi¨¦n padecen un creciente acoso. Durante los ¨²ltimos meses, varios han sido arrestados y puestos en libertad gracias a la intervenci¨®n de sus respectivas legaciones diplom¨¢ticas. Sin embargo, uno de sus mayores peligros son las turbas. Despu¨¦s de meses alimentando un nacionalismo exacerbado de tintes xen¨®fobos con extra?as teor¨ªas conspirativas, el s¨¢bado se produjeron diversas agresiones a periodistas extranjeros por parte de los seguidores del mariscal Abdelfatt¨¢ Al Sisi concentrados en la plaza Tahrir, otrora s¨ªmbolo de tolerancia.
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