El magnate del az¨²car Alfonso Fanjul est¨¢ dispuesto a invertir en Cuba

Alfonso Fanjul huy¨® de Cuba cuando era joven y al hacerlo dej¨® atr¨¢s las mansiones y los grandes campos de ca?a de az¨²car de su familia, que el r¨¦gimen comunista de Castro estaba confiscando en aquellos d¨ªas.

Exiliado en Estados Unidos, construy¨® un imperio azucarero a¨²n mayor, amas¨® una de las grandes fortunas de Norteam¨¦rica y se hizo amigo de congresistas y presidentes, que se beneficiaron de su generosidad. El dolor causado por la salida forzosa de su familia de Cuba le empuj¨® a ser uno de los principales fundadores del movimiento anticastrista estadounidense.

Hoy, en contra de lo que casi todo el mundo habr¨ªa imaginado, Fanjul, a los 76 a?os, est¨¢ empezando a revisar sus viejos agravios y a ver Cuba como un lugar en el que quiz¨¢ ¨¦l y otros empresarios norteamericanos podr¨ªan ampliar sus negocios. Con discreci¨®n sin ning¨²n ruido, Fanjul ha empezado a visitar su isla natal y a mantener conversaciones con las autoridades cubanas.

¡°Si hay alguna manera de que la bandera familiar pueda volver a Cuba, estar¨¦ encantado de hacerlo¡±, ha dicho Fanjul en una de las escasas entrevistas que ha concedido, que le sirvi¨® para hablar por primera vez en p¨²blico de sus recientes visitas a Cuba.

El cambio de actitud de Fanjul ha sorprendido a la red en el exilio que controla los aspectos pol¨ªticos de la relaci¨®n entre Cuba y Estados Unidos desde hace decenios y desempe?a un papel desmesurado en las campa?as presidenciales. Sus viajes a la isla le colocan en primera fila de un grupo de inversiones millonarios estadounidenses pero con ra¨ªces cubanas, cuyos intereses econ¨®micos y cuya influencia pol¨ªtica est¨¢n llevando a los dos pa¨ªses hacia el deshielo, despu¨¦s de medio siglo de enfrentamiento estancado.

El dolor causado por la salida forzosa de su familia de Cuba le empuj¨® a ser uno de los principales fundadores del movimiento anticastrista estadounidense

En la entrevista, Fanjul dice varias veces que su principal motivo para visitar Cuba es el deseo de ¡°reunir a la familia cubana¡±, es decir, los cubanos de la di¨¢spora y los que se quedaron en la isla. Solo se podr¨¢ pensar en los intereses empresariales si se producen avances pol¨ªticos y diplom¨¢ticos, dice.

¡°La familia [Fanjul] vivi¨® 150 a?os en Cuba, y por supuesto que, a la hora de la verdad, me gustar¨ªa vernos de vuelta en Cuba, donde empezamos... Pero tiene que ser en las circunstancias apropiadas¡±, dice Fanjul, al que se conoce m¨¢s por su apodo, Alfy. ¡°Confiamos en que un d¨ªa Estados Unidos y Cuba encuentren la manera de que toda la comunidad cubana pueda vivir y trabajar unida¡±.

Fanjul, que vive en Palm Beach, Florida, cuya familia posee Domino Sugar y refiner¨ªas en todo Estados Unidos, Latinoam¨¦rica y Europa, ha logrado vivir con una discreci¨®n notable para ser un magnate con conexiones pol¨ªticas. Su acceso a las m¨¢s altas instancias del poder qued¨® patente con motivo del esc¨¢ndalo de Monica Lewinsky en los a?os noventa, con la menci¨®n en el informe del fiscal especial de que el presidente Bill Clinton hab¨ªa recibido una llamada suya durante un encuentro privado con la becaria en el Despacho Oval.

La semana pasada se vio la influencia de la familia Fanjul entre los responsables pol¨ªticos, cuando la C¨¢mara de Representantes norteamericana aprob¨® un proyecto de ley que recortar¨ªa los subsidios a numerosos productos agrarios pero dejar¨ªa sin tocar el controvertido programa que, con dinero de los contribuyentes, protege los beneficios del az¨²car.

Si hay alguna manera de que la bandera familiar pueda volver a Cuba, estar¨¦ encantado de hacerlo¡± Alfonso Fanjul

Fanjul visit¨® Cuba en abril de 2012 y en febrero de 2013 dentro de una delegaci¨®n autorizada a trav¨¦s de la Brookings Institution, el think-tank de Washington que en los ¨²ltimos tiempos ha elaborado varios documentos en los que critica la pol¨ªtica de Estados Unidos y pide al gobierno de Obama que alivie a¨²n m¨¢s las sanciones. En La Habana estuvo, con l¨¢grimas en los ojos, en la mansi¨®n colonial de su familia, hoy un museo, con sus elegantes columnas, su exuberante patio interior, sus l¨¢mparas relucientes y su grandiosa escalera.

Se sinti¨® tan invadido por la nostalgia y el nerviosismo de haber vuelto a las calles de su infancia, recuerda otra persona que iba en el viaje, que se dedic¨® a charlar, entusiasmado, con personas de todas las edades que iba encontrando. Tambi¨¦n se entrevist¨® con el ministro de Exteriores cubano y visit¨® granjas estatales y una f¨¢brica de az¨²car con funcionarios del Ministerio de Agricultura.

A diferencia de casi todos los dem¨¢s estadounidenses de origen cubano que viajan a la isla, Fanjul tiene acceso directo a algunos de los pol¨ªticos m¨¢s importantes de Estados Unidos. Al regresar de su primer viaje, se reuni¨® con una buena amiga suya, la entonces secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton, para contarle c¨®mo hab¨ªa cambiado su opini¨®n respecto a Cuba. En noviembre, Fanjul volvi¨® a hablar de la evoluci¨®n de sus ideas con Clinton y su marido en un acto de la Fundaci¨®n Clinton para recaudar fondos en Miami, en casa del empresario cubano-norteamericano Paul Cejas, antiguo embajador de Estados Unidos en B¨¦lgica.

Sus viajes a la isla le colocan en primera fila de un grupo de inversiones millonarios estadounidenses pero con ra¨ªces cubanas, cuyos intereses econ¨®micos y cuya influencia pol¨ªtica est¨¢n llevando a los dos pa¨ªses hacia el deshielo, despu¨¦s de medio siglo de enfrentamiento estancado

Muchos partidarios del embargo dicen que Estados Unidos no debe cambiar de pol¨ªtica hasta que se cumplan ciertas condiciones, en concreto el cambio de r¨¦gimen o una serie de reformas pol¨ªticas. Sin embargo, Fanjul dice que prefiere no responder a la pregunta de si exigir¨ªa la ca¨ªda del gobierno de Castro o el fin del comunismo en Cuba para hacer negocios all¨ª, y asegura que respeta la ley vigente en Estados Unidos.

¡°En la actualidad no podemos pensar en invertir en Cuba. ?C¨®mo vamos a llegar a un acuerdo si no tenemos autorizaci¨®n legal para hacerlo?¡±, explica.

¡°Ahora bien, ?pensar¨ªamos en invertir m¨¢s adelante?¡±, contin¨²a Fanjul, que es residente permanente en Estados Unidos pero tiene nacionalidad espa?ola. ¡°Si existe un acuerdo entre Cuba y Estados Unidos, y se puede hacer legalmente y se establece un marco apropiado, entonces estudiaremos la posibilidad. Estamos abiertos a ello¡±.

Dice que el gobierno cubano --que mantiene acuerdos de negocios con empresas de pa¨ªses como Canad¨¢ y Espa?a-- tendr¨ªa que cambiar su estructura econ¨®mica para que a las empresas extranjeras les resulte m¨¢s f¨¢cil y seguro ganar dinero.

¡°Cuba tiene seguramente que cumplir los requisitos necesarios para los inversores, que son sobre todo que la inversi¨®n tenga rentabilidad y que tenga garantizada su seguridad, para que se sientan c¨®modos con lo que hacen¡±, dice. ¡°Yo mirar¨ªa ese factor en el mismo contexto que cualquier otro inversor¡±.

Fanjul volvi¨® a hablar de la evoluci¨®n de sus ideas con Clinton y su marido en un acto de la Fundaci¨®n Clinton para recaudar fondos en Miami, en casa del empresario cubano-norteamericano Paul Cejas, antiguo embajador de Estados Unidos en B¨¦lgica

Las complejidades log¨ªsticas, pol¨ªticas y legales que supondr¨ªa cualquier posible expansi¨®n de empresas estadounidenses a territorio cubano son inmensas. El hecho de que Fanjul est¨¦ dispuesto a reunirse con el gobierno de Castro le coloca en una situaci¨®n en la que puede acabar chocando con el presidente del Comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado, el dem¨®crata Robert Men¨¦ndez, de Nueva Jersey, que es de origen cubano y ha contado con el apoyo de Fanjul para sus campa?as, pero que defiende de manera categ¨®rica el embargo y tiene poder suficiente para impedir cualquier intento de levantarlo.

Todav¨ªa m¨¢s complicada ser¨ªa la repercusi¨®n en las elecciones presidenciales, dado que los electores de origen cubano en Florida son un factor muy importante en la batalla por los cruciales votos del Estado al colegio electoral.

Ya se han visto indicios de que los j¨®venes de origen cubano, en especial los ya nacidos en Estados Unidos, est¨¢n alej¨¢ndose de la postura inflexible de sus padres y abuelos. Ahora, como muestran los gestos recientes de Fanjul, est¨¢n empezando a evolucionar incluso algunos de los exiliados m¨¢s recalcitrantes, y los pol¨ªticos acostumbrados a defender el embargo comercial sobre Cuba para ganarse al amplio electorado de origen cubano en Florida tendr¨¢n que sopesar las ventajas y los peligros de evolucionar de forma paralela.

Hillary Clinton, la candidata dem¨®crata putativa para la elecci¨®n presidencial en 2016, ha hablado en favor de las medidas del gobierno de Obama para relajar las restricciones a los viajes familiares y las transferencias de dinero a la isla. Pero al mismo tiempo, igual que numerosos pol¨ªticos de los dos partidos, se ha apresurado a decir que es partidaria de que contin¨²en las sanciones. Tiene estrechas relaciones con varios personajes fundamentales, adem¨¢s de Fanjul, que se han declarado dispuestos a dialogar m¨¢s con Cuba.

La semana pasada se vio la influencia de la familia Fanjul entre los responsables pol¨ªticos, cuando la C¨¢mara de Representantes norteamericana aprob¨® un proyecto de ley que recortar¨ªa los subsidios a numerosos productos agrarios pero dejar¨ªa sin tocar el controvertido programa que, con dinero de los contribuyentes, protege los beneficios del az¨²car

Fanjul, que siempre ha apoyado las campa?as y las causas de Bill Clinton, ser¨ªa probablemente uno de los principales donantes de Hillary Clinton, adem¨¢s de su asesor de confianza en los asuntos relacionados con Cuba, si ella se presenta en 2016. El gobernador de Virginia, el dem¨®crata Terry McAuliffe, confidente de Clinton desde hace mucho tiempo, viaj¨® hace unos a?os en misi¨®n comercial a Cuba, donde mantuvo conversaciones con altos funcionarios del gobierno. Y Cejas, al que Bill Clinton nombr¨® embajador en B¨¦lgica, ha expresado sus dudas sobre el embargo comercial de Estados Unidos a Cuba.

¡°Le puedo decir una cosa que veo ya con gran claridad: el embargo es un embargo contra nosotros mismos, contra Estados Unidos. Porque de esta forma los estadounidenses no pueden hacer negocios con Cuba, donde existen unas incre¨ªbles oportunidades de crecimiento¡±, dice Cejas, que fue a Cuba con Fanjul.

La cuesti¨®n puede ser m¨¢s delicada para republicanos como el senador Marco Rubio, de Florida, de origen cubano y al que muchos consideran un posible candidato presidencial en 2016. Firme partidario de las sanciones, Rubio, que ha criticado el alivio de las sanciones ordenado por Obama porque lo considera un ¡°enriquecimiento de un r¨¦gimen cubano que viola de manera sistem¨¢tica los derechos humanos y la dignidad de su pueblo¡±, dice que la familia Fanjul es fundamental a la hora de financiar campa?as y adquirir relaciones pol¨ªticas.

La familia acogi¨® hace poco a otro posible candidato presidencial republicano, el gobernador de Nueva Jersey Chris Christie, que fue el invitado central de una recepci¨®n a la Asociaci¨®n de Gobernadores Republicanos celebrada el mes pasado en la casa que tiene en Palm Beach el sobrino de Fanjul, Pepe Fanjul Jr., justo cuando estallaba un esc¨¢ndalo en torno a la figura de Christie.

La pol¨ªtica familiar interna de los Fanjul --Alfy apoya a los dem¨®cratas y su hermano, Pepe Sr., a los republicanos-- refleja las complejidades de la experiencia de los estadounidenses de origen cubano y tal vez la astucia de una dinast¨ªa familiar que sabe c¨®mo nadar y guardar la ropa.

El hecho de que Fanjul est¨¦ dispuesto a reunirse con el gobierno de Castro le coloca en una situaci¨®n en la que puede acabar chocando con el Senado, el dem¨®crata Robert Men¨¦ndez, de Nueva Jersey, que es de origen cubano y ha contado con el apoyo de Fanjul para sus campa?as

Al preguntarle por los viajes de su hermano a Cuba, Pepe, en una declaraci¨®n enviada por correo electr¨®nico desde su oficina, dice que ¡°siempre he mantenido que cuando llegue el momento de la reunificaci¨®n de los cubanos, regresar¨¦ y ayudar¨¦ a nuestros compatriotas cubanos a reconstruir mi lugar de nacimiento¡±. Pero a?ade: ¡°Como sabe, todav¨ªa no he regresado¡±.

En los ¨²ltimos a?os, otros destacados estadounidenses de origen cubano han empezado a hablar m¨¢s de una apertura de las relaciones con la isla. Varios de ellos opinan que Cuba, comunista o no, es un mercado que puede ser lucrativo y que ha estado cerrado durante d¨¦cadas a las empresas estadounidenses por barreras comerciales que ellos mismos ayudaron a levantar. Ahora, algunos dicen que el embargo ha fracasado. Dicen que m¨¢s inversiones extranjeras en Cuba y unas relaciones m¨¢s fluidas con sus habitantes podr¨ªan impulsar nuevas reformas.

Pero la generaci¨®n de los exiliados cubanos de m¨¢s edad suele recibir esas sugerencias con indignaci¨®n.

El empresario de Miami Carlos Saladrigas, por ejemplo, dice que le han llamado traidor en algunos c¨ªrculos por sus visitas a Cuba y su inter¨¦s por una posible modificaci¨®n de la estrategia de Estados Unidos.

¡°Antes, yo era tan inflexible como el que m¨¢s¡±, cuenta Saladrigas, miembro de los consejos de administraci¨®n de empresas como Duke Energy y Advance Auto Parts. Ahora, sin embargo, advierte que, si las empresas norteamericanas no pueden invertir en Cuba, pueden acabar marginadas si la isla empieza a abrirse. ¡°?Queremos quedarnos, como cubanos o como estadounidenses, fuera de juego?¡±, pregunta. ¡°Se puede influir mucho m¨¢s en el futuro de Cuba participando en ¨¦l que permaneciendo apartados¡±.

La pol¨ªtica familiar interna de los Fanjul --Alfy apoya a los dem¨®cratas y su hermano, Pepe Sr., a los republicanos-- refleja las complejidades de la experiencia de los estadounidenses de origen cubano y tal vez la astucia de una dinast¨ªa familiar que sabe c¨®mo nadar y guardar la ropa

No obstante, el cambio vivido por Fanjul es m¨¢s llamativo. No solo su familia y ¨¦l controlan uno de los mayores conglomerados azucareros del mundo, sino que han hecho grandes donaciones a grupos activistas como la Cuban American National Foundation y el PAC (Comit¨¦ de Acci¨®n Pol¨ªtica) U.S.-Cuba Democracy, que defienden en¨¦rgicamente las sanciones comerciales.

Los rumores sobre las visitas de Fanjul a Cuba empujaron a Mauricio Claver-Carone, que vive en Washington y es miembro del consejo del PAC U.S.-Cuba Democracy, a hablar directamente con el magnate del az¨²car durante un almuerzo privado celebrado recientemente en West Palm Beach.

Claver-Carone le dijo a Fanjul que sus viajes solo hab¨ªan servido para reforzar al r¨¦gimen cubano. ¡°Le dije que estaban utiliz¨¢ndole¡±, cuenta Claver-Carone, ¡°y que su posici¨®n va acompa?ada de ciertas responsabilidades¡±.

Los viajes de Fanjul se produjeron despu¨¦s de varios cambios de estrategia por parte de la Cuban American National Foundation, que ha perdido a varios de sus miembros m¨¢s conservadores por defender el alivio de las restricciones a los viajes y la circulaci¨®n de dinero, como forma de ayudar a los cubanos que viven en la isla. ¡°Hace 40 a?os que conozco a Alfy, y creo que podemos fiarnos de que lo que haga estar¨¢ bien¡±, afirma Pepe Hern¨¢ndez, presidente de la fundaci¨®n.

Los viajes de Fanjul organizados por la Brookings Institution coincidieron con los llamamientos del presidente Ra¨²l Castro a una r¨¢pida reanimaci¨®n de la moribunda industria azucarera de Cuba

Fanjul ha dicho en varias entrevistas que ¡°este es un tema muy delicado¡±. Dice que necesita ¡°permanecer a gran altura¡± cuando habla de posibles cambios en la pol¨ªtica de Estados Unidos respecto a Cuba por los retos pol¨ªticos que implica. ¡°Lo que diga se puede interpretar en un contexto equivocado¡±, concluye.

Los viajes de Fanjul organizados por la Brookings Institution coincidieron con los llamamientos del presidente Ra¨²l Castro a una r¨¢pida reanimaci¨®n de la moribunda industria azucarera de Cuba. En la actualidad, Castro ha empezado a permitir que las empresas extranjeras participen en la producci¨®n de az¨²car por primera vez desde la revoluci¨®n de 1959, y las empresas brasile?as ser¨ªan candidatas ideales para aprovechar las nuevas oportunidades en la isla.

Fanjul dice que sus visitas no han tenido nada que ver con la iniciativa de Castro sobre el az¨²car. Dice que no se ha reunido con ¨¦l ni ha mantenido con las autoridades cubanas ninguna conversaci¨®n espec¨ªfica sobre inversiones en el sector cubano del az¨²car. Pero los expertos aseguran que existen muchos motivos para que los cubanos quieran atraer a la familia Fanjul.

¡°El gobierno cubano solo puede revivir su industria azucarera con una inyecci¨®n de dinero extranjero¡±, dice el profesor de American University Philip Brenner, experto en econom¨ªa y pol¨ªtica cubana. ¡°Las viejas f¨¢bricas cubanas son incre¨ªblemente ineficientes, y el pa¨ªs necesita la modernizaci¨®n y la mecanizaci¨®n para aumentar la productividad¡±.

Las inversiones de empresas azucareras brasile?as en Cuba las sit¨²an en el patio trasero de las actividades de los Fanjul, que controlan la Rep¨²blica Dominicana y Florida y se han expandido en los ¨²ltimos tiempos a M¨¦xico. Brenner, que se re¨²ne peri¨®dicamente con altos funcionarios cubanos, cree que el gobierno de Cuba puede estar ¡°dispuesto a considerar la posibilidad de permitir que los viejos magnates del az¨²car¡± de Estados Unidos inviertan y participen.

En un acto para recaudar fondos celebrado en Miami en noviembre, Obama dej¨® ver que se avecinan m¨¢s cambios, cuando dijo que la pol¨ªtica de Estados Unidos respecto a Cuba debe ser ¡°creativa¡± y ¡°meditada¡±

El pasado mes de julio, Fanjul se incorpor¨® al consejo de Brookings, y ha donado al menos 200.000 d¨®lares al think-tank, que recibe a funcionarios cubanos para participar en mesas redondas y debates sobre c¨®mo fomentar una mayor comunicaci¨®n y aliviar las restricciones a los intercambios econ¨®micos con Cuba. Ted Picone, vicepresidente de Brookings y director de su programa de pol¨ªtica exterior, escribi¨® el mes pasado una nota abierta al presidente Obama en la que le instaba a utilizar sus poderes ejecutivos para ofrecer ayuda directa a los empresarios en la isla y ampliar los permisos de viaje.

El memor¨¢ndum no hac¨ªa menci¨®n de Fanjul, pero dec¨ªa: ¡°Estas medidas obtendr¨ªan el apoyo de sectores pol¨ªticos y empresariales fundamentales en Estados Unidos (incluida Florida)¡±.

Los viajes de Fanjul a Cuba son reflejo de un levantamiento m¨¢s general, aunque todav¨ªa sutil, de las tensiones de la guerra fr¨ªa entre Estados Unidos y el r¨¦gimen de Castro. En los ¨²ltimos meses, las autoridades estadounidenses y cubanas han mantenido contactos diplom¨¢ticos a peque?a escala sobre temas como la inmigraci¨®n, las drogas y las plataformas petrol¨ªferas marinas. Y Obama atrajo las miradas de todos hacia esta nueva relaci¨®n en diciembre, cuando dio la mano a Castro en el funeral de Nelson Mandela en Sud¨¢frica.

En un acto para recaudar fondos celebrado en Miami en noviembre, Obama dej¨® ver que se avecinan m¨¢s cambios, cuando dijo que la pol¨ªtica de Estados Unidos respecto a Cuba debe ser ¡°creativa¡± y ¡°meditada¡±.

¡°Piensen que, cuando Castro lleg¨® al poder, yo acababa de nacer¡±, dijo. ¡°Por tanto, la idea de las pol¨ªticas que pusimos en marcha en 1961 pueden seguir siendo igual de eficaces hoy, en la era de internet, de Google y de los viajes por todo el mundo, no tiene ning¨²n sentido¡±.

Fanjul dice que sus viajes a la isla le han permitido ver no solo posibilidades de negocios, sino tambi¨¦n de otro tipo.

¡°?Tengo debilidad por Cuba? Pues claro, es mi pa¨ªs. Lo que me interesa es encontrar la manera de unir a la familia cubana¡±, dice. ¡°Cuando se habla con ellos y se les escucha, todo se humaniza. Hablar es el primer paso¡±.

The Washington Post

Con la contribuci¨®n de Alice Crites.

Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia