Un agujero de 120.000 millones al a?o
La Comisi¨®n cifra la corrupci¨®n en m¨¢s del 10% de la riqueza que produce Espa?a en un a?o
La historia del capitalismo es un pulso constante entre los l¨ªmites del Estado y del mercado; en el espacio de frontera entre ambos suele haber agujeros, a menudo profundos y oscuros como boca de lobo. Uno de esos pozos negros es la corrupci¨®n: la Comisi¨®n Europea se aventur¨® este lunes con una cifra que eleva el coste de la corrupci¨®n en los Veintiocho a 120.000 millones anuales (m¨¢s del 10% de la riqueza que produce Espa?a en un a?o, o el equivalente a todo el presupuesto europeo). ¡°Se trata de una estimaci¨®n¡±, concedi¨® la comisaria Cecilia Malmstr?m; ¡°es probable que el dato real sea incluso mayor¡±. Bruselas cree que se trata de un problema de gran calado, que contribuye al desencanto de la ciudadan¨ªa con la pol¨ªtica. E identifica las adjudicaciones p¨²blicas como el mayor foco: concentran en torno al 20% del PIB comunitario, y en algunos lugares las empresas llegan a pagar un sobrecoste del 50% para hacerse con ellas.
El informe es una mara?a de datos, estad¨ªsticas y tendencias sacadas de varios estudios anteriores de diversas instituciones. Pero funciona al menos como una especie de grito de socorro, a la vista de que a menudo los Estados desoyen ol¨ªmpicamente los llamamientos de Bruselas para luchar contra esas pr¨¢cticas.
El 99% de los griegos piensa que la corrupci¨®n en su pa¨ªs est¨¢ generalizada: todo el mundo sabe que incluso en los a?os del rescate los prestamistas internacionales han concedido cr¨¦ditos con una mano mientras impon¨ªan contratos de venta de armas con la otra. Ese 99% no consigue bajar de las nubes pese a que Grecia, como pa¨ªs rescatado, se ha visto obligado por la troika (Comisi¨®n, BCE y FMI) a aprobar leyes y a crear organismos para combatir las malas pr¨¢cticas. Pero los griegos no se f¨ªan. No es raro: en el mayor caso de corrupci¨®n del pa¨ªs, al grupo alem¨¢n Siemens le bast¨® con pagar 270 millones para resolver, sin juicio y sin que nadie fuera a la c¨¢rcel, un esc¨¢ndalo de sobornos que se remonta a los a?os de la ocupaci¨®n alemana. Tampoco la lista Lagarde, con m¨¢s de 2.000 personas y varios exministros en ella acusados de evasi¨®n fiscal a Suiza, est¨¢ siendo investigada con lupa; la Hacienda griega aduce ¡°falta de personal cualificado¡±. Puede que algo est¨¦ cambiando: el exministro Akis Tsochatzopoulos, del supuestamente socialdem¨®crata Pasok, fue condenado a 20 a?os de c¨¢rcel en octubre ¡ªes el primer pol¨ªtico en prisi¨®n desde principios de los noventa¡ª por aceptar sobornos millonarios.
El informe de la Comisi¨®n rara vez baja a ese nivel de detalle, pero da en el clavo al identificar los focos m¨¢s afectados por el virus de la corrupci¨®n, b¨¢sicamente en cinco sectores: construcci¨®n, energ¨ªa, transporte, defensa y sanidad, muchas veces en niveles de Gobierno regionales y locales. El cat¨¢logo de malas pr¨¢cticas var¨ªa aqu¨ª y all¨¢, pero tiene denominadores comunes: especificaciones a medida de una empresa en algunas licitaciones; divisi¨®n en peque?os contratos para evitar las ofertas p¨²blicas y conceder a dedo las adjudicaciones; criterios de selecci¨®n injustificados, exclusi¨®n de ofertas injustificadas, uso injustificado de procedimientos de emergencia; auditor¨ªas incompletas, y modificaciones injustificadas al alza del precio de la adjudicaci¨®n.
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