Sociedades de fachada
El tema sobre la violencia en Colombia es m¨¢s profundo que meter a la c¨¢rcel al ¨²ltimo paramilitar, guerrillero o al corrupto
Pocos momentos como este para hacer un alto en el camino que nos lleva a Cuba, donde se negocia un proceso de paz con la guerrilla de las FARC, y otro, para elegir a un nuevo congreso la primera semana de marzo en Colombia.
?Y por qu¨¦ el proceso de paz y las elecciones merecen una reflexi¨®n m¨¢s de fondo? Porque hoy, el principal riesgo para el proceso electoral no son las agrupaciones armadas. Son las estructuras que se dejaron intactas en el proceso de desmovilizaci¨®n paramilitar en 2005.
Se desmont¨® a las cabezas visibles de la guerra y se encarcel¨® por ocho a?os a sus lugartenientes, que recuperar¨¢n su libertad antes de diciembre, pero no se toc¨® a fondo el aparato armado ni el de las econom¨ªas ilegales y sus relaciones con la pol¨ªtica y los jueces.
?Que el tema guerrillero es distinto? S¨ª lo es. Pero su aparato de guerra se soporta tambi¨¦n en actividades ilegales como la miner¨ªa y el narcotr¨¢fico. Y si ese proceso no garantiza los m¨ªnimos, primero de justicia y reparaci¨®n bajo la figura que se acuerde, y el Estado mantiene como entonces las complicidades con la ilegalidad frente a la cual se hace el de la vista gorda, de muy poco servir¨¢ lo que se est¨¢ haciendo en La Habana.
El principal riesgo son las estructuras que se dejaron intactas en el proceso de desmovilizaci¨®n paramilitar en 2005
Necesitamos pensar responsablemente en lo que significa hacer justicia en todos los ¨¢mbitos. Me refiero claramente a no permitir que la impunidad siga haciendo de las suyas en nuestras sociedades y volvi¨¦ndolas fachadas de la ilegalidad. No es solo responsabilidad de los gobiernos tambi¨¦n de empresarios y sectores de las ¨¦lites locales y nacionales que premian con frecuencia al victimario por encima de las v¨ªctimas.
El tema es m¨¢s profundo que meter a la c¨¢rcel al ¨²ltimo paramilitar, guerrillero o al corrupto. Es la inoperancia del aparato institucional y de un sistema pol¨ªtico que se sostiene en la repartici¨®n de puestos, contratos y silencio y que en virtud de la impunidad social mantiene su status quo.
Las ense?anzas del proceso paramilitar colombiano muestran que hubo una mutaci¨®n del conflicto. Y la historia se puede volver a repetir en el proceso con las FARC.
Muchas de esas estructuras paramilitares fueron heredadas. Especialmente las relacionadas con el saqueo de recursos p¨²blicos v¨ªa contrataci¨®n, en los que siguen soportando el financiamiento los principales candidatos al pr¨®ximo congreso como lo demuestran los resultados de las investigaciones en Cordoba, el Valle del Cauca, Bol¨ªvar y ahora Norte de Santander.
Algunos ejemplos: hoy los urabe?os, banda criminal, que se conform¨® a la cabeza de un paramilitar conocido como Don Mario, est¨¢ sindicado del asesinato de l¨ªderes de restituci¨®n de tierras en el Urab¨¢ colombiano y amenazan con exterminar a los miembros de izquierda como lo hicieron en el pasado con la Uni¨®n Patri¨®tica en alianza con militares. Estas bandas son en la actualidad los ej¨¦rcitos que controlan las rutas del narcotr¨¢fico y la miner¨ªa ilegal.
Kiko G¨®mez se llama el hasta hace poco gobernador de la Guajira en el norte Caribe colombiano, a quien por estos d¨ªas imputar¨¢n cargos por homicidio agravado. C¨®mplices todos que no hicimos nada cuando la Guajira empez¨® a caminar por la l¨ªnea gris del contrabando y dejamos a nuestros juglares volverlos leyendas¡.Valdr¨ªa la pena saber con cu¨¢ntos dientes de oro enterraron a Diomedes D¨ªaz, el cantautor de tantos vallenatos pagados. En la Guajira que se extiende hasta Venezuela, el contrabando de gasolina, financia no solo campa?as electorales sino muertes tambi¨¦n.
No haber tomado decisiones oportunas y efectivas sobre los nexos de los paramilitares y el sistema judicial y policivo como fue el DAS (departamento de Seguridad), tambi¨¦n nos cuesta hoy revivir la historia. Interceptaciones ilegales, conocidas como Las chuzadas, ahora se repiten con fachadas de legalidad.
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