La ¡®primavera bosnia¡¯ pierde fuelle
La explosi¨®n de malestar en la ciudadan¨ªa se frena tras los primeros brotes de violencia en un pa¨ªs a¨²n marcado por la guerra


La primavera bosnia se adivina en las temperaturas inusualmente altas para un mes de febrero; en los ramos de mimosas que mujeres envueltas en pa?oletas venden en las calles de Bascarsija, el barrio antiguo de Sarajevo, o en la alegr¨ªa con que j¨®venes post-hipster, ultramodernos con espinillas, prescinden de la ropa de abrigo al sol de mediod¨ªa. Pero la otra ¡®primavera bosnia¡¯, la que acapara titulares desde hace d¨ªas, da se?ales de astenia, y no precisamente estacional. Tras casi una semana de movilizaciones, las protestas contra la injusticia social y la clase pol¨ªtica empiezan a perder fuelle, aunque a la de este martes en Sarajevo han acudido varios cientos de personas.
La pregunta que muchos se hac¨ªan el pasado fin de semana dentro y fuera de Bosnia es si la movilizaci¨®n de los indignados cruzar¨ªa la l¨ªnea roja de la violencia, como parec¨ªan indicar las inquietantes im¨¢genes de edificios ardiendo o coches quemados; la de hoy, dos d¨ªas despu¨¦s, es hasta cu¨¢ndo van a durar las protestas. Entre la c¨®lera popular y el abismo que hace solo 20 a?os conoci¨® este pa¨ªs hay una barrera infranqueable en el imaginario colectivo de los manifestantes. Salvo incidentes muy aislados, la consigna t¨¢cita es no dar un paso de m¨¢s para no atizar el desvar¨ªo.
Entre la c¨®lera popular y el abismo que hace solo 20 a?os conoci¨® este pa¨ªs hay una barrera infranqueable en el imaginario colectivo de los manifestantes
¡°En este pa¨ªs hay que pensarse las cosas muy bien antes de dar un paso; la guerra [1992-1995] est¨¢ demasiado reciente¡±, afirma Orhan Hadzagic, director del semanario Novo Vrijeme (Nuevo Tiempo) de Sarajevo. ¡°De todos modos, el hecho de que exista un movimiento ciudadano que sale a la calle y pide responsabilidades a sus gobernantes ya me parece de por s¨ª positivo, un paso adelante en una sociedad a¨²n en transici¨®n en tantas cosas, como la econom¨ªa. Una forma de alejarse del nacionalismo y de acercarse a la UE, con la que compartimos muchos kil¨®metros de frontera [la de Bosnia con Croacia]¡±, concluye.
Otra pregunta a voces es c¨®mo ha tardado tanto en cuajar el malestar de la ciudadan¨ªa. ¡°Estaba cantado desde 2006, con el fracaso de la reforma constitucional, que el Estado no funcionaba. Y si el Estado es disfuncional, nada puede ir bien en tu casa, en tu vida, aunque tengas un trabajo e ingresos. Por eso esta revuelta re¨²ne a profesionales liberales con buenos sueldos y a personas que a duras penas cobran 150 euros al mes, que hay muchas¡±, a?ade Hadzagic. Es decir, a las mujerucas con pa?olones que venden mimosas en Bascarsija y a los adolescentes de atuendos imposibles que bullen por las esquinas. Y a muchos m¨¢s: activistas, profesores, parados, veteranos de guerra, obreros, amas de casa, beb¨¦s en sus sillitas¡
Hay una brecha entre una administraci¨®n monstruosa y una ciudadan¨ªa cada vez m¨¢s empobrecida
Las cifras son siempre tozudas y en Bosnia se empecinan en dar motivos a los manifestantes: un sueldo medio de 400 euros; el 44% de paro real (27,5%, en la tasa oficial), 20% de la poblaci¨®n por debajo del umbral de pobreza; un pa¨ªs a la cola de Namibia, Lesoto o Ghana en el ranking que eval¨²a la corrupci¨®n de Transparencia Internacional. ¡°Kosovo o Albania tienen mayor nivel de transparencia. En Bosnia hay m¨¢s de 100 ONG que trabajan en este campo, eso da una idea del problema¡±, denuncia Elvira Jukic, activista del Balkan Investigative Reporting Network. ¡°Por eso la protesta ha movilizado no s¨®lo a croatas, serbios o bosniacos [musulmanes], sino tambi¨¦n a un sector de la poblaci¨®n que se siente al margen de las diferencias ¨¦tnicas o religiosas. En Tuzla protestan por la privatizaci¨®n fraudulenta de f¨¢bricas; en Sarajevo, por la par¨¢lisis del Gobierno federal; en Mostar, contra el alcalde o contra lo que sea... Lo que tienen en com¨²n todas ellas es el hartazgo ante la incompetencia de los pol¨ªticos¡±.
La brecha entre una administraci¨®n monstruosa ¨Cs¨®lo en una de las dos mitades del pa¨ªs, la Federaci¨®n croata-bosniaca, hay 140 ministros, con sus respectivos equipos y prebendas, si se suman el Gabinete federal y los diez cantonales- y una ciudadan¨ªa cada vez m¨¢s empobrecida explica buena parte de los esl¨®ganes que se oyen en las manifestaciones, como ¡°los hooligans son los pol¨ªticos¡±, en referencia al t¨¦rmino que usan las autoridades para calificar a los violentos; ¡°todos [los pol¨ªticos] a la c¨¢rcel¡± o ¡°tenemos hambre en tres idiomas¡±, los de las tres principales comunidades o ¡®nacionalidades¡¯.
As¨ª que la ¡®primavera bosnia¡¯, o como quiera llamarse a esta movilizaci¨®n social, aguanta por una mezcla de cabreo y dignidad (¡°ni los obreros de Tuzla, que no cobran hace dos a?os, la han perdido¡±, recuerda Jukic) y tambi¨¦n por la consecuci¨®n de ciertos logros, como la renuncia de cuatro jefes de gobierno cantonales o las t¨ªmidas promesas de cambio por parte de otros. Las principales demandas de los manifestantes de Sarajevo (la dimisi¨®n del Gobierno de Zeljko Komsic, jefe de la presidencia tripartita colegiada, y la formaci¨®n de un consejo de sabios para enderezar la situaci¨®n) siguen siendo todav¨ªa un desider¨¢tum. As¨ª que las protestas continuar¨¢n sin sobresaltos, no m¨¢s all¨¢ de los desmanes de alg¨²n encapuchado, y el foco de los medios de comunicaci¨®n ¨Csobre todo de los extranjeros- se ir¨¢ cerrando hasta un fundido en negro. Como si Bosnia, y el malestar de los bosnios, no existieran.
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