¡°Estamos inundados desde Navidad¡±
Los vecinos de Somerset, la zona m¨¢s devastada por las inundaciones en el Reino Unido, culpan al Gobierno de actuar mal y tarde y de negligencia medioambiental
Si uno se llevara una mantita y una tumbona podr¨ªa aprovechar esas inesperadas horas de sol para echarse un rato y cerrar los ojos; entonces la mente le llevar¨ªa quiz¨¢s a una mansa playa mediterr¨¢nea en la que las olas suaves crean un relajante murmullo de agua arrastrada por la arena. Pero no es el Mediterr¨¢neo, no es una playa, no son olas rompiendo en la arena. Son las aguas del r¨ªo Parrett, que se han salido de su cauce a las puertas de Burrowbridge y atraviesan la carretera A372. La polic¨ªa la ha cortado al tr¨¢fico porque, un poco m¨¢s adelante, el puente ha desaparecido de la vista. No es la ¨²nica carretera cortada: Burrowbridge es hoy una isla en medio de los humedales de los Somerset Levels.
No es este precisamente tierra de secano. Casi todos los a?os se desbordan los r¨ªos. La gente lo sabe, lo espera y hasta lo disfruta. Pero no cuando las inundaciones son un desastre anunciado que alcanza casas y granjas y dura ya dos meses. ¡°Vivimos en humedales, estamos muy acostumbrados a las inundaciones, a ver llegar el agua en invierno. A lo que no estamos acostumbrados es a que alcance estos niveles durante tanto tiempo. Hace siete semanas que est¨¢ as¨ª. Ocho ya¡±, se lamenta Mary Knight, una secretaria retirada de 68 a?os que se pasea con sus botas Wellington por lo que antes era un aparcamiento de Langport y es ahora un lago inmenso, salpicado de copas de ¨¢rboles, que se extiende m¨¢s all¨¢ de donde alcanza la vista.
Al igual que Burrowbridge, otras localidades, como Muchelney, se han convertido en islas. ¡°All¨ª solo hay un par de casas inundadas, pero no pueden salir porque el agua es tan profunda que no la puedes vadear si no tienes un bote o un tractor. Pasa lo mismo en Moorland, en Forgate. Las cosas est¨¢n muy dif¨ªciles. Estamos acostumbrados de vez en cuando a tener que irnos a otro sitio durante una o dos semanas, pero esto no es normal¡±. ¡°Tengo una hermana en Burrowsbridge que est¨¢ desconsolada porque nadie puede llegar hasta all¨ª, el agua est¨¢ muy cerca, el r¨ªo est¨¢ muy alto¡ Es terrible ver algo as¨ª porque no lo puedes controlar de ninguna manera. Lo ¨²nico que puedes hacer es sentarte ah¨ª y ver c¨®mo sube el nivel del agua¡±, se lamenta Mary.
Acusa a las autoridades locales de haber permitido que se construyan viviendas en humedales destinados a inundarse tarde o temprano. Y, aunque se resiste a pensar que todo esto no habr¨ªa pasado si los r¨ªos se dragaran como antes, se queja de que nadie hiciera caso de la gente del lugar, que ya le vieron las orejas al lobo con las inundaciones del a?o pasado. ¡°Todas sus peticiones para que dragaran el r¨ªo fueron ignoradas y ahora el Gobierno y la Agencia de Medio Ambiente se echan la culpa el uno al otro. La agencia dice que quer¨ªa dragar pero no ten¨ªa el dinero y el Gobierno dice que no les dieron el asesoramiento adecuado. Pero a la gente no le interesa esa discusi¨®n, no le interesa qui¨¦n tiene la culpa, porque lo que quieren es poder volver a sus casas y volver a poner en marcha su negocio¡±. ¡°Dios m¨ªo, ?no habr¨ªa sido todo mucho mejor si alguien nos hubiera escuchado hace un par de meses?¡±, se lamenta.
Roger y Violeta Deans, de 75 y 72 a?os, regentaban un pub hasta que a?os atr¨¢s lo tuvieron que cerrar por unas inundaciones. Llevan 25 a?os viviendo en la zona pero nunca hab¨ªan visto nada igual. Roger, que lleva la voz cantante, cree que todo se habr¨ªa evitado si se siguiera dragando los r¨ªos, como hace 20 a?os. ¡°No dragan el r¨ªo desde hace 20 a?os porque dicen que no tienen dinero. Pero el gran problema es que la gente que se ocupa del medio ambiente le ha dado prioridad al bienestar de los animales en perjuicio del bienestar de la gente. Si haces las cosas bien puedes conseguir las dos cosas. Pero no puedes dar prioridad a los animales frente a la gente. Tienes que ayudar a los dos y nunca lo han hecho¡±, se queja, vehemente.
¡°La gente de aqu¨ª lleva a?os hablando de esto, advirtiendo de que este r¨ªo era cada vez m¨¢s peligroso, que cada vez iba m¨¢s lleno. Antes ven¨ªan grandes barcos a Langport. As¨ª es como tra¨ªan a las vacas antes de que hubiera carreteras y ferrocarril. Y ahora las cosas est¨¢n tan mal que tendr¨¢n que gastarse millones¡±, se lamenta.
David Perran es a¨²n m¨¢s vehemente. Tiene una granja de ganado en Oath, en Burrowbridge, que ahora se ha convertido en una isla. ¡°Estamos inundados desde Navidad. Llego hasta all¨ª con el tractor¡±, explica. De momento, los edificios y el ganado est¨¢n en secano, pero si el agua sube tendr¨¢n que trasladar a las vacas a otro sitio. ¡°Todo se debe a la falta de mantenimiento¡±, vocea. ¡°No es un problema de dinero. El dinero est¨¢ ah¨ª. Pero se lo gastan protegiendo la vida silvestre en lugar de gastarlo en lo que lo tendr¨ªan que gastar. No es que no tengan dinero, es que lo est¨¢n desperdiciando. Se han gastado cinco millones en alimentar a los p¨¢jaros y los granjeros decimos que se podr¨ªan gastar ese dinero en limpiar el r¨ªo¡±.
¡°Queremos que se acabe todo esto del conservacionismo porque se les ha escapado de las manos, es una locura¡±, sostiene. ¡°Se ha construido en muchos sitios y el r¨ªo tiene la mitad del caudal que ten¨ªa antes, pero siguen dando permisos para construir en zonas que saben que se van a inundar. Es una locura¡±, denuncia.
John White, en cambio, no pierde la calma. Para este hombre de mirada enigm¨¢tica, que gan¨® buen dinero como ¡°artista comercial¡± y parece dedicarse ahora sobre todo a la meditaci¨®n, ¡°vivimos tiempo de humildad¡±. ¡°Creo que todo esto se debe al cambio clim¨¢tico porque cayeron 20 pulgadas [MEDIO METRO]de lluvia en los primeros d¨ªas de enero, como nunca desde que empezaron los registros en 1910¡±, explica con inquebrantable convicci¨®n.
¡°Esta es sobre todo tierra agr¨ªcola que antes formaba parte de las marismas. Es una experiencia que nos ha de hacer m¨¢s humildes; es bueno para la vida silvestre y creo que es un toque de atenci¨®n. Tenemos que ver que somos vulnerables, que somos peque?os en comparaci¨®n con la naturaleza, con la tierra. Y la gente no est¨¢ a gusto cuando se siente vulnerable. Tenemos que entender nuestra situaci¨®n y ser un poco m¨¢s globo-c¨¦ntricos y menos ego-c¨¦ntricos. Esa es mi opini¨®n¡±, concluye, antes de echarse a re¨ªr a carcajadas.
¡°Pueden hacer todo lo que quieran, pero nunca impedir¨¢n que se inunden los humedales porque es un fen¨®meno natural que ha venido ocurriendo desde hace cientos y cientos de a?os. Lo que pasa es que en los dos ¨²ltimos a?os hemos tenido un tiempo realmente horroroso y el agua no tiene otro sitio donde ir. Cada a?o tenemos inundaciones, aunque no tan grandes como estas¡±, sostienen Jenny y Ray, un matrimonio de agricultores retirados que viven a las afueras de Langport y que prefieren ocultar su apellido.
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