Obama en bajamar
El presidente ve su papel pol¨ªtico como el de un nadador de relevos en un r¨ªo plagado de r¨¢pidos
El reloj de la salida de la presidencia de Obama ya est¨¢ contando. En noviembre se renovar¨¢ el Congreso y los republicanos, que ya controlan la C¨¢mara de Representantes, intentar¨¢n el asalto al Senado. La ventana de oportunidad para lograr grandes objetivos pol¨ªticos se cerrar¨¢ en el oto?o y el presidente, aunque aun le resten dos a?os m¨¢s en la Casa Blanca, se convertir¨¢ en lo que se conoce como un lame duck, un pato cojo, y el foco apuntar¨¢ a Hillary Clinton y a su posible lucha por la presidencia en 2016. A estas alturas, la expectativa suscitada por Barack Obama, la rom¨¢ntica idea de inaugurar una era post partidaria logrando la reconciliaci¨®n nacional, ha sido pulverizada por la realidad.
Los presidentes toman conciencia de lo dif¨ªcil que ser¨¢ concluir lo que aun no han logrado. Comienzan a preguntarse c¨®mo les tratar¨¢ y por qu¨¦ les recordar¨¢ la historia. Kennedy reconoci¨® pronto que el presidente propone y el Congreso dispone; fue su sucesor Lyndon Johnson quien remat¨® las intenciones de JFK sobre los derechos civiles y sac¨® adelante la sanidad para pobres y ancianos, la Gran Sociedad, de la que se cumplen 50 a?os.
Obama reitera que Estados Unidos es un pa¨ªs de leyes y que no hay atajos ni en la lucha contra el terrorismo ni en el pandem¨®nium de Oriente Pr¨®ximo. Aunque sigue abierto Guant¨¢namo, esp¨ªa a sus aliados y sus drones perpetran ejecuciones extra judiciales. El presidente ha resuelto utilizar decretos presidenciales para saltarse a un Congreso que patol¨®gicamente rechaza sus propuestas.
Obama ha escogido a su mejor bi¨®grafo, el periodista David Remnick, para reflexionar sobre los l¨ªmites de su poder, su idea del mundo y de Estados Unidos, y sus ya reducidas ambiciones. En una larga cr¨®nica de 32 folios, Going the distance, que firma Remnick en The New Yorker, Obama cuenta que en la Casa Blanca se siente encerrado en una burbuja. Ve su papel pol¨ªtico como el de un nadador de relevos en un r¨ªo plagado de r¨¢pidos. Su relato se encoge y reduce su aspiraci¨®n a acertar con el p¨¢rrafo que le ha tocado escribir en la historia.
Admite el presidente que es improbable que logre grandes ¨¦xitos legislativos, con la posible excepci¨®n de una ley sobre inmigraci¨®n. Cree Obama que tiene menos de un 50% de probabilidades de lograr un acuerdo de paz entre palestinos e israel¨ªes, resolver la cuesti¨®n nuclear con Ir¨¢n o la guerra civil de Siria. Considera que lo m¨¢ximo que podr¨ªa lograr es un nuevo equilibrio geopol¨ªtico menos turbulento que el actual. Admite que el viejo orden ya no es sostenible, pero ignora lo que viene despu¨¦s.Obama medir¨¢ su presidencia por el grado de ¨¦xito en el proceso de reconstruir la clase media y revertir la tendencia hacia la dualidad econ¨®mica de la sociedad.
Obama no es, sin embargo, un ingeniero social: ¡°El presidente de los Estados Unidos no puede rehacer nuestra sociedad y eso es probablemente una gran cosa, no probablemente, con seguridad lo es.¡±
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