Los insurgentes de Al Anbar extienden su desaf¨ªo a otras provincias de Irak
El ISIL ha matado a un centenar de personas en los ¨²ltimos d¨ªas y tomado una ciudad
El cerco de las fuerzas de seguridad iraqu¨ªes a Faluya y Ramadi a¨²n no ha logrado la rendici¨®n de los insurgentes islamistas que tomaron esas ciudades a finales del pasado diciembre. A pesar de la colaboraci¨®n de una parte de las tribus locales y de los frecuentes bombardeos, esos radicales sun¨ªes no solo mantienen sus posiciones sino que est¨¢n extendiendo su desaf¨ªo a otras provincias vecinas y acerc¨¢ndose peligrosamente a Mosul, la tercera ciudad de Irak donde existe un fr¨¢gil equilibrio ¨¦tnico-religioso. Solo este lunes mataron a 49 personas en diversos atentados en Bagdad y alrededores.
Aunque hay varios grupos que se oponen al Gobierno del primer ministro Nuri al Maliki y explotan el sentimiento de marginaci¨®n de la poblaci¨®n local, lleva la voz cantante el Estado Isl¨¢mico en Irak y el Levante (ISIL), una rama de Al Qaeda formada con la fusi¨®n de sus franquicias en Irak y Siria. Desde que Al Maliki lanzara hace diez d¨ªas un ultim¨¢tum para que salgan de Faluya, los insurgentes han tomado Suleyman Beg (una localidad de la provincia de Saladino, que los kurdos transcriben como Suleyman Pek), matado a 16 soldados tras una emboscada en Ain al-Jahash (30 kil¨®metros al sur de Mosul), y asaltado una c¨¢rcel en esa ¨²ltima ciudad, que es la capital de N¨ªnive. Adem¨¢s, prosiguen su campa?a de atentados en la capital y otras ciudades, con al menos un centenar de muertos.
¡°Sabemos que son del ISIL por las banderas negras que ondean¡±, declar¨® a Reuters Talib Mohamed, el alcalde de Suleyman Beg, despu¨¦s de que varios veh¨ªculos con hombres armados irrumpieran en su localidad en la madrugada del jueves pasado. El alcalde y otros funcionarios se parapetaron en el Ayuntamiento, desde donde ped¨ªan ayuda al Gobierno central. Pero los refuerzos enviados desde Bagdad, con apoyo de helic¨®pteros, a¨²n no han logrado recuperar todo el casco urbano.
Del mismo modo, las fuerzas gubernamentales llevan siete semanas intentando sin ¨¦xito desalojar a ese grupo de Faluya y parte de Ramadi, las dos principales ciudades de Al Anbar. Aunque el Ej¨¦rcito ha intensificado en los ¨²ltimos d¨ªas el ca?oneo de Faluya y los medios locales han recogido testimonios de enfrentamientos en las afueras de esa ciudad, situada a apenas 70 kil¨®metros de la capital, el ultim¨¢tum dado por el gobernador provincial concluy¨® el pasado fin de semana sin que haya signos de un inminente asalto terrestre.
¡°No van a hacerlo porque el coste de meter soldados en la ciudad ser¨ªa demasiado alto y estamos en precampa?a electoral¡±, estimaba un analista iraqu¨ª desde el anonimato.
Se refer¨ªa no solo a las previsibles v¨ªctimas, sino a la lectura sectaria que tendr¨ªa la operaci¨®n. La poblaci¨®n de Al Anbar es sun¨ª, en tanto que la tropa refleja la mayor¨ªa chi¨ª del pa¨ªs. De ah¨ª que el Gobierno est¨¦ intentando que sean las tribus locales las que organicen milicias (Sahwa, o Despertar) que se encarguen de enfrentarse a sus correligionarios, mientras los soldados les prestan apoyo desde el exterior.
El vice primer ministro Husein Shahristani explic¨® el mi¨¦rcoles pasado que la estrategia de los militares es aislar a los insurgentes y esperar a que se les acabe la munici¨®n, mientras se responde al llamamiento de la ONU para que se permita el acceso de alimentos y medicinas. Sin embargo, las noticias de que los milicianos Sahwa se hab¨ªan rendido cuando el ISIL se present¨® este martes en las localidades de Albu Sha'aban y Albu Dhiyab no eran muy alentadoras.
¡°Debido a la presi¨®n que los terroristas est¨¢n sufriendo en Al Anbar, muchos se han escapado hacia Mosul y las provincias de Saladino y Diyala, ya que son m¨¢s seguras para ellos¡±, ha declarado el diputado Yuma Ibrahim, que es miembro del comit¨¦ de seguridad del Parlamento. ¡°Es tambi¨¦n una forma de distraer a las fuerzas de seguridad¡±.
Tal vez, pero Suleyman Beg, en la principal carretera entre Bagdad y la regi¨®n aut¨®noma de Kurdist¨¢n, supone una escalada. Situada a apenas 75 kil¨®metros de la disputada (y ¨¦tnicamente explosiva) Kirkuk, se trata de una poblaci¨®n ¨¢rabe sun¨ª que cuenta entre sus 25.000 habitante con sendas peque?as comunidades turcomana y kurda. De hecho, es la segunda vez que los rebeldes intentan conquistarla, pero en abril del a?o pasado las fuerzas de seguridad les echaron en horas. Ahora la situaci¨®n es distinta.
No solo mantienen un tenso comp¨¢s de espera en Al Anbar, sino que a diario reciben noticias de fuerte impacto psicol¨®gico como la emboscada que el 11 de febrero sufri¨® en Ain al Jahash una unidad que proteg¨ªa el oleoducto que saca el petr¨®leo hacia Turqu¨ªa. Aunque nadie se responsabiliz¨® de la matanza, el proceder encaja con el brutal estilo que se ha convertido en la imagen de marca del ISIL. De acuerdo con el relato oficial, decapitaron a cinco soldados, mataron a tiros a diez y colgaron a otro de una pared, donde le torturaron hasta la muerte.
Son acciones como esas las que dan pie al Gobierno para insistir en que est¨¢ librando una batalla sin cuartel contra los terroristas. Sus portavoces desestiman las quejas de la comunidad ¨¢rabe sun¨ª, cuya marginaci¨®n pol¨ªtica constituye el caldo de cultivo en el que los extremistas del ISIL y otros grupos recaban apoyos locales. Ayer mismo, el primer ministro volvi¨® a defender su campa?a antiterrorista.
¡°No hay una discriminaci¨®n contra los sun¨ªes. La principal raz¨®n para la violencia es el terrorismo sectario y la interferencia extranjera¡±, aseguraba a esta corresponsal Abd Abbas Hamud Shayad, diputado por el Estado de la Ley de Al Maliki, durante una reciente visita a Bagdad. En su opini¨®n, y en la del Gobierno, ¡°la ¨²nica soluci¨®n es la fuerza¡±.
Pero el ISIL no se est¨¢ limitando a realizar atentados, sino que ha desarrollado v¨ªas de financiaci¨®n. Seg¨²n el analista Aymenn Jawas al Tamimi, en Mosul, cuya poblaci¨®n es una mezcla de ¨¢rabes sun¨ªes, asirios, kurdos, turcomanos, armenios y sabeos, ¡°funciona como una mafia extorsionando millones de d¨®lares cada mes a los negocios locales¡±. Esos fondos, junto con una abundante mano de obra, le permiten los frecuentes ataques coordinados. Mientras la atenci¨®n internacional est¨¢ centrada en el cerco a Faluya, Al Tamimi asegura que el grupo lleva a cabo un centenar de operaciones al mes solo en N¨ªnive.
Sus actividades en esa provincia llamaron la atenci¨®n hace dos semanas cuando hombres armados con morteros atacaron la prisi¨®n de Badush, en Mosul. Las autoridades se limitaron a constatar que se hab¨ªan producido 6 muertos y 14 heridos, sin informar de cu¨¢ntos presuntos terroristas hab¨ªan escapado. Sin embargo, desde el asalto a la c¨¢rcel de Abu Ghraib el pasado julio, el ISIL utiliza esa t¨¢ctica para engrosar sus filas y que, seg¨²n The New York Times, tambi¨¦n fomenta la insurgencia en Siria.
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