Una ONG de Venezuela documenta 18 casos de tortura durante las protestas
El Foro Penal Venezolano asegura que los opositores han sido salvajemente golpeados y abusados por la polic¨ªa civil y militar
Su madre pide que la identidad de su hijo, y la de ella, queden en reserva por temor a represalias. El 12 de febrero, mientras ¨¦l regresaba de una protesta convocada por la oposici¨®n al gobierno del presidente venezolano Nicol¨¢s Maduro, que culmin¨® con dos fallecidos, fue detenido por agentes del Seb¨ªn (Servicio Bolivariano de Inteligencia). La familia no conoci¨® de su paradero sino 30 horas despu¨¦s, cuando fue presentado en los tribunales. A ¨¦l le dieron, dice ella, una salvaje paliza que incluy¨® un repertorio de torturas: desde descargas de electricidad en el cuello, pasando por la colocaci¨®n de bolsas de aire en la cabeza, hasta golpes con palos. ¡°Y eso sin contar la tortura psicol¨®gica. Le dec¨ªan que me estaban violando a m¨ª y a su hermana¡±, dice ella, serena pero conmovida, casi a punto de llorar.
Este joven, estudiante de Derecho en la Universidad Santa Mar¨ªa de Caracas, tiene 23 a?os y es nieto de gallegos. Como ¨¦l, otras dos personas de nacionalidad espa?ola han sido salvajemente torturadas por polic¨ªas y militares venezolanos por participar en los disturbios que desde principios de febrero mantienen a Venezuela parcialmente paralizada, seg¨²n la organizaci¨®n defensora de derechos humanos Foro Penal Venezolano. El caso m¨¢s escandaloso es el de Juan Manuel Carrasco, tambi¨¦n descendiente de espa?oles, que seg¨²n su madre Rebeca Gonz¨¢lez fue violado con el ca?¨®n de un fusil. La Fiscal General de la Rep¨²blica ha negado que en la presentaci¨®n de Carrasco ante tribunales se conociera esa versi¨®n.
En total son 18 historias de torturas que conoce el Foro Penal Venezolano. ¡°A todos los detenidos se les ha violado el derecho a la defensa. No se les permite contacto con sus abogados y se les obliga a firmar un acta en la que reconocen que s¨ª han sido atendidos por defensores¡±, denuncia el director de la ONG Alfredo Romero.
La oposici¨®n pol¨ªtica tambi¨¦n ha querido aprovechar este tema para mantener viva las razones de la protesta. El s¨¢bado, durante su intervenci¨®n en la ¨²ltima gran concentraci¨®n de quienes rechazan al gobierno, el excandidato presidencial Henrique Capriles quiso aprovechar ese momento para hablar de los torturados. Cit¨® el caso de un joven al que le partieron un casco en la cabeza. En su criterio es obvio que el gobierno de Maduro trata de tapar esas denuncias. El relato del chavismo emerge sobre la represi¨®n que durante la democracia de partidos (1958-1998) sufri¨® la ultraizquierda venezolana.
El Foro Penal Venezolano tiene constancia de la muerte de siete personas, la mayor¨ªa de ellas despu¨¦s de tratos crueles e inhumanos. Est¨¢ el caso de Geraldine Moreno, una joven asesinada en Valencia, Estado de Carabobo, al recibir una descarga de perdigones en el rostro. Pero el n¨²mero de v¨ªctimas subi¨® a 11. Este domingo el presidente Nicol¨¢s Maduro sum¨® al tr¨¢gico balance el nombre de Danny Vargas en el Estado andino de T¨¢chira, la regi¨®n donde el gobierno central ha reconocido graves problemas de orden p¨²blico. Vargas muri¨® en una guarimba (barricada callejera) cuando fue acuchillado por una persona que, seg¨²n el gobernante venezolano, hab¨ªa sido humillada por manifestantes opositores.
Esa versi¨®n busca abonar una tesis que desde el viernes en la noche sostiene el gobierno. En las barricadas anidan los sectores m¨¢s radicales del antichavismo capaces tambi¨¦n de provocar la muerte de personas ajenas a la manifestaci¨®n. El viernes un motorista, Elvis Dur¨¢n, falleci¨® despu¨¦s de chocar contra una cuerda colocada por opositores que pretend¨ªan impedir la libre circulaci¨®n en el sector residencial de Horizonte, en el este de Caracas.
El propio Maduro ha tomado este par de casos como otra forma de demostrar que est¨¢ enfrentando un ¡°golpe de Estado prolongado y fascista¡±. Por el caso del motorista Dur¨¢n el Presidente orden¨® la detenci¨®n del general retirado del Ej¨¦rcito ?ngel Vivas, a quien su gobierno responsabiliza de ¡°entrenar a los fascistas¡± y de sugerir la colocaci¨®n de cuerdas en las barricadas.
Este domingo los cuerpos de seguridad del Estado trataron de allanar la residencia de Vivas, en la urbanizaci¨®n Prados del Este, en el sureste de Caracas, pero el propio oficial y los vecinos lo impidieron. Armado con un fusil y una pistola Vivas grit¨® desde el jard¨ªn al grupo que pretend¨ªa detenerlo que no se entregar¨ªa. ¡°No reconozco la autoridad genocida de los Castro (Fidel y Ra¨²l) en Venezuela. Estoy entrenado para dar la vida por Venezuela. No puedo rendirme ante una orden cubana. No permitir¨¦ que entren a mi casa y si lo hacen ejercer¨¦ el derecho a mi leg¨ªtima defensa¡±. Fue una larga intervenci¨®n que coron¨® gritando: ¡°Ven a buscarme t¨², Maduro¡±.
Los vecinos salieron a la calle haciendo sonar sus ollas y con banderas de Venezuela. Otras personas cerraron las calles en un kil¨®metro a la redonda sacando de sus casas los trastos viejos ¨Ccolchones inservibles- y junt¨¢ndolos con ramas secas y bolsas de basura. En la noche venezolana (madrugada de Espa?a) Vivas se manten¨ªa atrincherado en su casa. El abogado Jos¨¦ Antonio Zaa pudo conversar con ¨¦l y afirm¨® que su cliente s¨®lo se entregar¨ªa si su detenci¨®n se ajusta a los principios del derecho. ¡°Queremos conocer por qu¨¦ se le cita, qu¨¦ delito cometi¨®. Queremos tener la garant¨ªa de que no lo van a dejar detenido¡±, explic¨®.
Vivas mantiene un pulso con el chavismo porque siendo oficial activo del Ej¨¦rcito demand¨® en 2006 ante los tribunales la suspensi¨®n del uso del lema ¡°Patria, Socialismo o Muerte¡±. Ese lema a modo de saludo y despedida fue uno los cambios que el fallecido Hugo Ch¨¢vez introdujo en la Fuerza Armada Nacional.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.