La justicia acorrala a Nicolas Sarkozy

Un nuevo esc¨¢ndalo se cierne sobre el expresidente de la Rep¨²blica francesa Nicolas Sarkozy. Seg¨²n revel¨® este viernes Le Monde, el exjefe del Estado y sus exministros del Interior Claude Gu¨¦ant y Brice Hortefeux est¨¢n siendo sometidos a escuchas telef¨®nicas por orden de dos jueces desde septiembre de 2013. Los pinchazos, que afectan a dos tel¨¦fonos m¨®viles de Sarkozy (uno normal y otro clandestino), tratan de averiguar si un magistrado del Tribunal Supremo, Gilbert Azibert, sospechoso de haber informado a Sarkozy sobre la evoluci¨®n del caso Liliane Bettencourt, ha recibido una sinecura en M¨®naco gracias a la mediaci¨®n del exjefe del Estado.

Los jueces, que han abierto una investigaci¨®n contra Sarkozy y su entorno por violaci¨®n del secreto judicial y tr¨¢fico de influencias, ordenaron intervenir los tel¨¦fonos del a?orado exl¨ªder de la derecha francesa ante las sospechas de que el alto miembro del Tribunal Supremo inform¨® desde dentro al abogado de Sarkozy sobre varios procesos que le afectan.

El cerco judicial comenz¨® en abril de 2013, con el inicio de la investigaci¨®n sobre la presunta financiaci¨®n ilegal de la campa?a electoral de Sarkozy en 2007 por parte del difunto dictador libio Muamar el Gadafi. Tras varios meses de instrucci¨®n, los jueces Serge Tournaire y Ren¨¦ Grouman deciden en septiembre pasado pinchar los tel¨¦fonos del expresidente, de Gu¨¦ant y de Hortefeux. En diciembre de 2013, Le Monde publica extractos de una conversaci¨®n entre Hortefeux y el exjefe de la Polic¨ªa Judicial de Par¨ªs, Christian Flaesch. Las escuchas demuestran sus estrechos lazos y desembocan en el cese del dirigente policial.

El sistema Sarkozy se pone en guardia, y el expresidente comienza a mostrarse reservado y lac¨®nico cuando habla desde su tel¨¦fono oficial. Los jueces descubren que Sarkozy dispone de un segundo m¨®vil, registrado con nombre falso. Y ponen tambi¨¦n esa l¨ªnea bajo vigilancia. Las escuchas revelan que Sarkozy llama a menudo a otro m¨®vil comprado con una identidad ficticia: el aparato pertenece a su abogado, Thierry Herzog.

En ese momento, entra en el juego el Tribunal Supremo, que debe decidir si las agendas privadas y oficiales de Sarkozy pueden ser usadas como prueba en el sumario del caso Bettencourt, en el que el presidente es sospechoso de haber abusado de la confianza de la due?a del imperio L¡¯Or¨¦al para obtener fondos electorales de forma ilegal. Las agendas son decisivas tambi¨¦n para el caso Bernard Tapie, porque muestran que Sarkozy se reuni¨® varias veces con el empresario antes de aprobar el arbitraje privado que acabar¨ªa castigando al Estado a abonar a Tapie una indemnizaci¨®n de 403 millones de euros para zanjar su conflicto con el banco Cr¨¦dit Lyonnais. En ese sumario hay ya seis personas imputadas por estafa en banda organizada.

Seg¨²n Le Monde, las conversaciones entre Sarkozy y su abogado muestran que los dos estaban muy bien informados sobre los movimientos del Supremo gracias a Gilbert Azibert, juez de la sala de lo civil y viejo miembro de la derecha judicial al que Sarkozy nombr¨® en 2008 secretario general de la Canciller¨ªa. Azibert tiene acceso a la red digital del alto tribunal, e informa puntualmente al abogado de Sarkozy de c¨®mo van las cosas.

Un d¨ªa, Herzog llama a Sarkozy y le conf¨ªa que Azibert estar¨ªa encantado de ascender antes de jubilarse. El magistrado se postula para un puesto de consejero de Estado en M¨®naco, y pide al expresidente que interceda por ¨¦l. Coincidencia o no, Sarkozy pasa sus vacaciones de febrero, con su familia en M¨®naco, donde se somete a una cura termal en el lujoso Hotel de Par¨ªs. Su abogado le visita. Los jueces sospechan que ambos pudieron aprovechar el viaje para enchufar al juez Azibert ante las autoridades del Principado. Herzog lo niega y asegura que el esc¨¢ndalo es una maniobra pol¨ªtica para frenar la vuelta de Sarkozy.

El 4 de marzo, esta misma semana, los acontecimientos se precipitan. En paralelo a la noticia de que Patrick Buisson, el exasesor favorito de Sarkozy, hab¨ªa grabado cientos de horas de conversaciones privadas y pol¨ªticas en el El¨ªseo, los magistrados que investigan a Sarkozy y compa?¨ªa ordenan una espectacular ronda de redadas. Las casas y los despachos de Herzog y Azibert son peinados a conciencia. La polic¨ªa se lleva los dos m¨®viles del letrado de Sarkozy, tres cartas y unos billetes de avi¨®n a Niza, y examinan los correos electr¨®nicos que Herzog ha intercambiado con el exjefe del Estado.

En el Tribunal Supremo, la expectaci¨®n se mezcla ahora con el miedo. Varios magistrados pueden ser llamados a declarar en los pr¨®ximos d¨ªas por los investigadores. El esc¨¢ndalo no ha hecho m¨¢s que empezar. Pero, de affaire en affaire, el regreso de Sarkozy a la pol¨ªtica activa parece ponerse cada d¨ªa m¨¢s complicado.