Sarkozy sigue los pasos de Berlusconi
Acosado por los jueces y presentado como v¨ªctima por sus fieles, el expresidente que domin¨® Francia teme acabar su carrera condenado como el l¨ªder italiano
En sus libros ir¨®nicamente titulados Italia, Roma y yo y El presidente y yo, el periodista de Le Monde Philippe Ridet, que cubri¨® durante a?os el ascenso de Nicolas Sarkozy y que desde 2008 ejerce como corresponsal del diario en Italia, esboza algunas semejanzas y diferencias entre el expresidente franc¨¦s y el ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.
Ridet recuerda que Sarkozy siempre admir¨® el carisma sin complejos y el control medi¨¢tico de Berlusconi, y que ambos comparten el amor a la mitolog¨ªa deportiva, un uso vulgar y directo del lenguaje, la confusi¨®n entre p¨²blico y privado, la ilusi¨®n de la omnipresencia y la eficacia (la pol¨ªtica del fare), adem¨¢s del abundante empleo del maquillaje, las alzas en los zapatos y la fe en los sondeos y el discurso televisado.
Quiz¨¢ la mayor divergencia, dejando aparte las locas noches de bunga bunga, es que Sarkozy es un abogado peque?oburg¨²es sin pasado mientras que Berlusconi fue un joven cantante de cruceros que de la noche a la ma?ana se convirti¨® en un magnate temido por su capacidad de comprar voluntades y votos.
Pero la historia de estos dos animales pol¨ªticos, bromistas y autoritarios, hiperactivos y populistas, tan queridos como detestados por sus propios pueblos y que han definido la imagen de Italia, de Francia y de la UE en los ¨²ltimos 15 o 20 a?os, est¨¢ todav¨ªa por escribirse del todo.
Comparten un uso vulgar y directo del lenguaje y las alzas en los zapatos
El populismo-velinismo, duro con los pobres y gentil con los ricos, construido por el antiguo Cavaliere para privatizar lo p¨²blico y favorecer la evasi¨®n fiscal de las empresas (sobre todo, las suyas) y los ciudadanos garantiz¨® su pervivencia en el poder y cre¨® escuela. La met¨¢stasis de la corrupci¨®n, la telebasura y el blanqueo se export¨® a pa¨ªses cercanos mientras su tolerancia hacia los evasores encajaba sin problemas en Europa, que solo puso coto al dislate cuando lleg¨® la hora del austericidio.
Sarkozy copi¨® la alegr¨ªa de Berlusconi con el d¨¦ficit y la deuda (medio bill¨®n m¨¢s en cinco a?os de mandato) y tambi¨¦n imit¨® su ferocidad con los gitanos y su pacto con el Vaticano, pero el berlusconismo entr¨® en barrena cuando el Banco Central Europeo y Merkozy rompieron a re¨ªr en aquella conferencia de prensa, en plena tragedia griega, al o¨ªr la palabra Silvio.
Poco despu¨¦s, en mayo de 2012, a Sarkozy se le congel¨® la carcajada y perdi¨® las elecciones ante Fran?ois Hollande; enseguida, Berlusconi recibi¨® su primera condena firme ¡ªpor fraude fiscal¡ª, y se qued¨® sin escudo parlamentario al ser expulsado del Senado.
Los esc¨¢ndalos
??Caso Karachi. Posible corrupci¨®n en la venta de armas a Pakist¨¢n cuando era ministro de Hacienda.
??Caso Tapie. Sarkozy y su entorno habilitaron un arbitraje privado que indemniz¨® con 403 millones al empresario para zanjar el conflicto de Adidas. Hay seis imputados por estafa en banda organizada.
??Caso Gadafi. Los jueces investigan si el dictador libio financi¨® en 2007 la campa?a electoral de Sarkozy.
??Caso Bettencourt. La justicia imput¨® y luego desimput¨® al expresidente por cobrar dinero en 2007 de Lilliane Bettencourt, due?a de L'Oreal. Varios colaboradores, procesados.
??Caso Sondeos. Un asesor factur¨® nueve millones en cinco a?os al El¨ªseo por elaborar encuestas.
??Caso M¨®naco. Sospecha de intercambio de favores y violaci¨®n de secreto judicial con un juez del Supremo.
A falta de ver si habr¨¢ o no una en¨¦sima resurrecci¨®n, la mayor lecci¨®n del ex primer ministro italiano es que las urnas son el mejor salvoconducto para evitar la c¨¢rcel, y de hecho pas¨® media vida reclamando que Italia se dotara de un sistema presidencialista como el franc¨¦s: su sue?o era la inmunidad perfecta.
La iron¨ªa es que Sarkozy y su c¨ªrculo m¨¢s ¨ªntimo salieron del palacio del El¨ªseo con una mochila de esc¨¢ndalos que tiene poco que envidiar a los de Berluscolandia: presuntas comisiones ilegales por venta de armas (caso Karachi); un jefe de los servicios secretos cesado por espiar a periodistas; presunta financiaci¨®n ilegal con dinero de Muamar Gadafi y de Liliane Bettencourt; una indemnizaci¨®n obscena de 403 millones de euros al empresario Bernard Tapie, y adquisici¨®n incontrolada de sondeos al asesor Patrick Buisson por valor de nueve millones.
Si la lista no bastara, esta semana se ha sabido que Sarkozy y sus celosos escuderos en las alcantarillas del Estado, sus exministros del Interior Claude Gue¨¢nt y Brice Hortefeux, han vivido los ¨²ltimos meses en la situaci¨®n m¨¢s berlusconiana posible: sometidos a escuchas por los jueces. La revelaci¨®n de Le Monde, toda una novedad en un pa¨ªs que suele ser muy cuidadoso con sus viejos mandatarios ¡ªsalvo con Jacques Chirac, que acab¨® condenado por los empleos ficticios en favor de su partido en la alcald¨ªa de Par¨ªs¡ª, ha colocado a la derecha gala y a su prejubilado mes¨ªas en una posici¨®n italiana.
El abogado del expresidente, Thierry Herzog, ha recurrido a la ret¨®rica patentada por el defensor de Silvio Berlusconi, Niccol¨° Gedhini, y ha afirmado que las escuchas judiciales al expresidente son ¡°un esc¨¢ndalo¡±, y que, ¡°llegado el momento¡±, demostrar¨¢ que obedecen a ¡°una maniobra pol¨ªtica cuyo fin es impedir el regreso a la pol¨ªtica de Sarkozy¡±.
Hay italianizaci¨®n en la prensa, que llama "Padrino" al exmandatario
El esc¨¢ndalo real, seg¨²n afirman los socialistas, es otro: el exjefe del Estado mont¨® un ¡°sistema mafioso¡± en la c¨²pula de la Rep¨²blica destinado a quebrar la separaci¨®n de poderes, y se dedica ahora, una vez perdido el El¨ªseo, a intentar mantener a toda costa su inmunidad.
La berlusconizaci¨®n de Francia se hace m¨¢s evidente echando un vistazo a los peri¨®dicos. La web Mediapart titulaba el viernes: ¡°Sarkozy, un presidente en banda organizada¡±. Lib¨¦ration calificaba este s¨¢bado al exjefe del Estado como Le Parrain, El Padrino. Y el conservador Le Figaro parafraseaba a Il Giornale de Berlusconi al titular su editorial ¡°El hombre a cazar¡±, y afirmar que, ¡°desde que dej¨® el El¨ªseo, Sarkozy est¨¢ siendo sometido a una persecuci¨®n judicial sin precedentes¡±.
Los ¨²ltimos indicios delictivos que achacan los fiscales financieros a Sarkozy y a su primer c¨ªrculo ¡ªtr¨¢fico de influencias y violaci¨®n del secreto judicial¡ª retratan a un peque?o Berlusconi sin escudo ni televisiones, que teme ser procesado y condenado por la justicia y basa su supervivencia pol¨ªtica en un ramillete de admiradores fieles, restringido y bien situado en algunos puestos clave del Estado.
Este ¨²ltimo relato de la agonizante era Sarkozy comienza en abril de 2013, cuando los jueces empiezan a investigar la supuesta financiaci¨®n ilegal de la campa?a electoral de 2007 por parte del dictador libio. Dado que el expresidente no goza ya de su estatuto legal de inmunidad y es un justiciable como cualquier otro, los magistrados deciden pinchar su tel¨¦fono m¨®vil y motivan su decisi¨®n en que los delitos que se le atribuyen superan los dos a?os de c¨¢rcel.
Uno de sus asesores tambi¨¦n grab¨® en secreto sus charlas privadas en el El¨ªseo
A la vez, intervienen los tel¨¦fonos de sus dos validos de m¨¢s confianza, Hortefeux ¡ªantiguo responsable de finanzas de la Uni¨®n por un Movimiento Popular (UMP), el partido de Sarkozy¡ª y Gu¨¦ant, que, como responsable de Interior y del El¨ªseo, respectivamente, negociaban los contratos bilaterales (seguridad a cambio de control migratorio) con el r¨¦gimen de Gadafi.
Enseguida, los jueces descubren que Sarkozy apenas pronuncia palabra cuando le llaman a su m¨®vil oficial ¡ªlos expresidentes tienen derecho a oficina, tel¨¦fonos y secretaria¡ª, y pinchan otro aparato, clandestino y registrado con nombre falso, que Sarkozy usa para hablar con su abogado. Las dudas parecen razonables: ?Qu¨¦ esconde el exjefe del Estado para tener que usar m¨®viles secretos? ?Acaso alguien le inform¨® de que los jueces espiaban sus llamadas?
Las escuchas revelan que Gilbert Azibert, un magistrado del Supremo, informa a Herzog sobre un asunto crucial que debe decidir el tribunal: otorgar validez de prueba a las incautadas agendas, la oficial y la privada, del presidente. Los cuadernos pueden ser decisivos en tres asuntos: el caso Gadafi; el caso Bettencourt, en el que Sarkozy fue imputado y luego desimputado por cobrar y abusar de la debilidad de la due?a del imperio L¡¯Or¨¦al; y el caso Tapie, en el que ya hay media docena de inculpados por estafa en banda organizada. Los jueces sospechan adem¨¢s que Sarkozy medi¨® a favor del magistrado informante para conseguirle un cargo en M¨®naco, cosa que Herzog y las autoridades del para¨ªso fiscal han negado rotundamente.
Pero los apuros de Sarkozy y de la hu¨¦rfana derecha gala no acaban ah¨ª.
La pen¨²ltima traba a la estrategia de retorno del gran l¨ªder para 2017 se la pone el hombre que ha sido su consejero ¨¢ulico durante casi una d¨¦cada, el ultraderechista Patrick Buisson, que fue fichado por un deslumbrado Sarkozy en 2005 despu¨¦s de que predijera la victoria del no en el refer¨¦ndum europeo.
Los jueces le pincharon el m¨®vil al perder el estatus de jefe de Estado
Como el mayordomo de Liliane Bettencoourt, Buisson grab¨® horas y horas de conversaciones a su jefe con una grabadora escondida en el bolsillo. Y el exjefe del Estado se ha visto obligado a recurrir a la misma justicia a la que acusa de persecuci¨®n para tratar de frenar los potenciales efectos letales de una traici¨®n que ninguna velina os¨® jam¨¢s cometer con Berlusconi.
Gracias a Buisson, el mundo sabe ahora que Sarkozy considera, entre bromas y veras, que su futuro pasa por ser ¡°el se?or Ram¨ªrez¡± (el mantenido) de Carla Bruni. Para impedir que se sepan cosas peores, la pareja ha pedido a la justicia que condene a los medios que publiquen las cintas.
Un traidor ¨ªntimo en palacio, un l¨ªder m¨¢ximo mantenido por una dama, querellas contra los medios... Al final va a resultar que Berlusconi y Sarkozy se parecen menos de lo que parec¨ªa.
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