¡°La desigualdad dificulta la cohesi¨®n y la gobernabilidad¡±
La hija del presidente derrocado se ha convertido en la primera mujer al frente de la C¨¢mara alta


Ha sido una semana emotiva para la senadora socialista Isabel Allende Bussi (Santiago, 1945), la menor de las tres hijas del presidente derrocado en 1973. La ma?ana del martes se convirti¨® en la primera mujer en asumir la presidencia del Senado chileno en sus 200 a?os de historia y sus primeras palabras fueron para su padre: ¡°S¨¦ que ¨¦l estar¨ªa orgulloso de ver a su hija en esta testera [mesa presidencial]¡±. Apenas unas horas despu¨¦s, en su primera actividad oficial como l¨ªder de la C¨¢mara alta, tuvo la misi¨®n de investir a presidenta a Michelle Bachelet (Santiago, 1951), que comenzaba as¨ª su segundo mandato.
La toma de posesi¨®n en el Congreso de Valpara¨ªso, a unos 120 kil¨®metros de la capital, Santiago, estuvo cargada de simbolismo: dos mujeres de edad similar, socialistas, que perdieron a sus respectivos padres a causa del golpe de Estado de Augusto Pinochet, 40 a?os despu¨¦s de la interrupci¨®n de la democracia protagonizaban este cambio de poderes que simboliza la historia republicana chilena. Estaban emocionadas y, cuando la banda presidencial estaba instalada en el pecho de Bachelet, se fundieron en un abrazo con algunas palabras imperceptibles para los cientos de invitados y millones de televidentes. ¡°Finalmente, nuestros padres est¨¢n con nosotras¡±, dijo Allende. Bachelet, cuyo progenitor, militar, muri¨® en marzo 1974 despu¨¦s de ser torturado por sus compa?eros, asinti¨®. D¨ªas despu¨¦s, Isabel Allende conversa en el comedor de su casa de la calle Guardia Vieja, en el barrio de Providencia de Santiago, donde su familia vivi¨® entre 1953 y 1970. La senadora se ha esmerado en mantener casi intacta la residencia donde ella pas¨® gran parte de su ni?ez y adolescencia, como intentado detener el tiempo.
Pregunta. La escena de usted invistiendo a Bachelet ha dado la vuelta al mundo.
Respuesta. Fue una escena in¨¦dita y llena de emociones. He recibido una cantidad de mensajes impresionante tanto de Chile como del resto de otros pa¨ªses como B¨¦lgica, Holanda, Espa?a, Suecia, Brasil, Ecuador... La vida no es unilineal, parece ser un c¨ªrculo.
P. Lo dice tambi¨¦n porque su padre fue l¨ªder del Senado entre 1966 y 1969, antes de convertirse en presidente en su cuatro intento.
R. Termin¨® con un alto reconocimiento porque la gente consider¨® que ejerci¨® el cargo con plena dignidad y entreg¨® garant¨ªas a todos los sectores pol¨ªticos. Por esa raz¨®n, para muchas personas fue una especie de recompensa ver a una Allende en la mesa presidencial de la C¨¢mara alta chilena. Adem¨¢s, nunca lo hab¨ªa asumido una mujer.
P. La ceremonia de traspaso del derechista Sebasti¨¢n Pi?era a Bachelet fue destacada como reflejo de la madurez democr¨¢tica de Chile. ?Piensa que se ha alcanzado ese umbral?
R. Dimos un ejemplo de un acto tremendamente republicano que me dej¨® llena de orgullo. Es importante que un presidente saliente, de otro signo, reciba el aplauso que recibi¨® en el sal¨®n de honor del Congreso. Eso habla bien de nosotros en un sentido profundo.
P. ?Usted se imagina en el palacio presidencial de La Moneda?
R. En pol¨ªtica es dif¨ªcil decir ¡®de esta agua no beber¨¦¡¯, pero en lo personal nunca me he planteado llegar a la presidencia. Estoy bien como estoy y hay que darle paso a las nuevas generaciones.
P. ?C¨®mo fue presidir la primera sesi¨®n? De los 37 senadores, solamente seis son mujeres.
R. Fue bonito e impactante. Le cuento una an¨¦cdota. Hubo un senador que, cada vez que terminaba su intervenci¨®n, se refer¨ªa a m¨ª como ¡®se?or presidente¡¯. Lo dijo dos veces y, cuando termin¨® de hablar, le se?al¨¦: ¡®Entiendo que es un tema nuevo y cultural, que cuesta despu¨¦s de tantos a?os, pero quiero rogarle que en el futuro, cuando se dirija a m¨ª, diga se?ora presidenta¡¯. Se excus¨®, dijo que no se hab¨ªa dado cuenta y pidi¨® que se borre esta frase del acta.
P. La visibilidad de su cargo y el de Bachelet no se corresponde con la representaci¨®n de las mujeres en el poder pol¨ªtico. En ambas c¨¢maras del Congreso, por ejemplo, apenas hay 15,9% de parlamentarias.
R. Es simb¨®lico que los dos principales cargos del pa¨ªs est¨¦n en manos de mujeres, la presidencia de la Rep¨²blica y el Senado. Sin embargo, estamos totalmente subrepresentadas. Cuesta mucho. En el Gobierno, por ejemplo, la presidenta Bachelet tampoco logr¨® la paridad. Es dif¨ªcil para una mujer ejercer pol¨ªtica.
P. ?Tambi¨¦n es complejo ejercer en su partido, el socialista, siendo hija de uno de los iconos de la izquierda chilena?
R. Dentro del partido el machismo se ejerce.
P. ?Va a ostentar su nuevo cargo haciendo valer la mayor¨ªa que el oficialismo tiene en el Senado?
R. Pasar la aplanadora siempre es una mala pol¨ªtica. El Parlamento es por excelencia el lugar donde se articulan los acuerdos, el di¨¢logo y la discusi¨®n democr¨¢tica. Pero tenemos un compromiso y vamos a sacar adelante los proyectos que est¨¢n escritos en el programa de Gobierno de Michelle Bachelet. Si nos pueden acompa?ar parlamentarios que no forman parte de nuestra coalici¨®n, bienvenidos.
P. ?Cu¨¢l es su diagn¨®stico del mapa pol¨ªtico de la regi¨®n?
R. Cada pa¨ªs tiene sus propias realidades y es dif¨ªcil generalizar. Pero claramente ha habido cambios potentes y no solamente por la presencia de mujeres en Costa Rica, Brasil, Argentina y Chile. Sobre todo, porque en la regi¨®n ha habido un proceso de crecimiento que ha permitido a los Gobiernos progresistas hacer pol¨ªticas sociales y combatir la desigualdad.
P. ?Cree que sigue vigente la figura de su padre en la izquierda latinoamericana?
R. El legado de Salvador Allende est¨¢ vivo en Latinoam¨¦rica. En algunos sectores m¨¢s que nunca. Hoy en d¨ªa nadie puede ignorar que la desigualdad no genera cohesi¨®n ni gobernabilidad. Han pasado 40 a?os y la gente lo sigue recordando con mucha fuerza.
P. La primera fisura del oficialismo, que incluye desde la Democracia Cristiana al Partido Comunista, se ha dado respecto de la crisis en Venezuela. ?Qu¨¦ piensa usted del Gobierno de Maduro?
R. Lo sustantivo es que a la Nueva Mayor¨ªa lo une un programa de Gobierno cuya columna vertebral ¡ªeducaci¨®n de calidad y gradualmente gratuita, reforma tributaria y nueva Constituci¨®n¡ª puede cambiar para siempre nuestra sociedad. La pol¨ªtica exterior la lleva la presidenta de la Rep¨²blica.
P. Pero ?cu¨¢l es su propia posici¨®n?
R. Lo central, como lo dijo Bachelet, es que es un tema que van a resolver los venezolanos y que no es necesario apelar a una intervenci¨®n. Deben encontrar su propio camino, porque tienen un gobernante elegido democr¨¢ticamente. En Chile tuvimos en 2011 a miles de estudiantes en las calles, pero exig¨ªan una educaci¨®n gratuita y de calidad, no como en Venezuela, que quieren que se vaya el Gobierno.
P. ?Y c¨®mo ve Cuba?
R. Est¨¢ en un proceso de cambio, pero creo que ha sido muy t¨ªmido. Preferir¨ªa ver a Cuba m¨¢s abierta, que no solo tenga un ¨²nico partido, sino distintas expresiones. Un Gobierno que ejerza sus funciones, evidentemente, pero tambi¨¦n una oposici¨®n que tenga derecho a manifestarse.
P. Usted ha vivido momentos complejos [su padre muri¨® en La Moneda en 1973 y su hermana y su hijo se quitaron la vida en 1977 y 2010, respectivamente]. ?C¨®mo se ha repuesto a esos golpes?
R. Uno no solo aprende de las derrotas, sino tambi¨¦n, de los dolores.
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