La narco-deforestaci¨®n arrasa Centroam¨¦rica
Los contrabandistas invaden tierras, desplazan a la poblaci¨®n ind¨ªgena e invierten en proyectos que da?an la naturaleza
La narco-deforestaci¨®n azota a Centroam¨¦rica. Los bosques y las monta?as de un corredor biol¨®gico en el Caribe y las comunidades ind¨ªgenas sufren las tropel¨ªas de los contrabandistas de droga, que se aprovechan de su trato con gobiernos d¨¦biles, reg¨ªmenes de propiedad conflictivos, alto nivel de pobreza, cambio clim¨¢tico, tala ilegal, megaproyectos de infraestructura y expansi¨®n de negocios agropecuarios.
La advertencia est¨¢ contenida en un paquete de informes divulgados este lunes en la capital costarricense y elaborados por la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques y el Programa Salvadore?o de Investigaci¨®n sobre Desarrollo y Medio Ambiente (PRISMA), en coordinaci¨®n con universidades de Estados Unidos y grupos no gubernamentales de M¨¦xico y Centroam¨¦rica.
Pese a que la crisis ataca con dureza a la regi¨®n de La Mosquitia, en Honduras y en Nicaragua, y en El Pet¨¦n, en Guatemala, tambi¨¦n zonas caribe?as m¨¢s pr¨®speras como Panam¨¢ y Costa Rica est¨¢n en riesgo.
¡°En los paisajes rurales de Pet¨¦n, objetos de disputa, se combinan sitios m¨¢s nuevos de transferencia primaria de drogas con rutas secundarias establecidas de transbordo a M¨¦xico. En el Parque Nacional Laguna del Tigre y ¨¢reas protegidas de la municipalidad de Sayaxch¨¦, la intensificaci¨®n del narcotr¨¢fico ha coincidido con tasas anuales de deforestaci¨®n de 5% y 10%, respectivamente. An¨¢lisis catastrales confirman que los narcotraficantes son propietarios de grandes fincas dentro de Laguna del Tigre y otras ¨¢reas protegidas¡±, se lee en el informe.
¡°Focos de deforestaci¨®n intensiva a menudo se superponen en el espacio con nodos de tr¨¢fico, en particular cerca de centros primarios de transferencia de drogas en las zonas orientales de Nicaragua y Honduras. Por ejemplo, en 2011, la Reserva de la Biosfera R¨ªo Pl¨¢tano de Honduras fue calificada por UNESCO (Organizaci¨®n de Naciones Unidas para la Educaci¨®n, la Ciencia y la Cultura) como Patrimonio de la Humanidad en Peligro debido a las alarmantes tasas de p¨¦rdida de bosques atribuidas a la presencia de narcotraficantes, seg¨²n indicar¨ªan las m¨²ltiples pistas de aterrizaje clandestinas a lo lago y a lo ancho de la reserva¡±, puntualiz¨®.
El ¨¢rea deforestada en Honduras es la suma de las nuevas talas de m¨¢s de 5,2 millones de hect¨¢reas, seg¨²n el Espectroradi¨®metro de Im¨¢genes de Media Resoluci¨®n de la Administraci¨®n Nacional del Espacio (NASA), de Estados Unidos.
La deforestaci¨®n ¡°fue aumentando al mismo ritmo que el aumento del tr¨¢nsito de coca¨ªna por el bosque de Honduras oriental. El gran tama?o de los nuevos manchones de deforestaci¨®n detectados (m¨¢s de 5,2 millones de hect¨¢reas) en relaci¨®n con los cuadros agr¨ªcolas ind¨ªgenas (menos de dos millones de hect¨¢reas) indicar¨ªa la presencia de agentes que cuentan con capital inusual en el terreno. De manera similar, en El Pet¨¦n en Guatemala, el ingreso de una cantidad sin precedentes de coca¨ªna en la regi¨®n coincidi¨® con un periodo de gran deforestaci¨®n¡±, explic¨®.
En una minuciosa descripci¨®n del fen¨®meno, los estudios determinaron que los narcotraficantes recurren a ¡°tres mecanismos interrelacionados¡± para que la deforestaci¨®n est¨¦ atada al establecimiento de centros de tr¨¢nsito de drogas.
El primero es talar bosques para abrir caminos y pistas de aterrizajes clandestinas. El segundo es intensificar las presiones ¡°preexistentes¡± sobre los bosques, al introducir cantidades ¡°sin precedentes¡± de dinero y armas en zonas de frontera ¡°que de por s¨ª tienen un gobierno d¨¦bil¡±. ¡°Cuando residentes productores, cultivadores de palma de aceite, especuladores inmobiliarios y traficantes de madera se involucran en el narcotr¨¢fico, se narco-capitalizan y se vuelven m¨¢s audaces, por lo que expanden sus actividades, generalmente en perjuicio de los minifundistas (ind¨ªgenas) que a menudo son defensores claves del bosque¡±, precis¨®.
En este escenario, a?adi¨®, ind¨ªgenas y campesinos ¡°se declaran impotentes contra los sobornos, fraudes inmobiliarios y brutalidad que los despojan de sus tierras. El gobierno del bosque a niveles m¨¢s altos tambi¨¦n est¨¢ desgastado por la violencia y la corrupci¨®n: los grupos de conservaci¨®n han recibido amenazas y temen ingresar a las ¡®narco-zonas¡¯ y los fiscales estatales reciben coimas a cambio de desviar la mirada¡±.
El tercer paso es que ¡°las inmensas ganancias¡± obtenidas en el narcotr¨¢fico crean ¡°fuertes incentivos¡± en las redes criminales para invertirlas en actividades agr¨ªcolas. ¡°Convierten al bosque a la agricultura (generalmente pasturas o plantaciones de palma de aceite). Las ganancias requieren ¡®lavado¡¯. La adquisici¨®n y ¡®mejoramiento¡¯ de tierras remotas (por deforestaci¨®n) permite que los d¨®lares se conviertan en activos privados sin dejar rastro y, a la vez, legitima la presencia¡± de los carteles del narcotr¨¢fico bajo la cobertura de una producci¨®n agropecuaria, subray¨®.
¡°Las grandes ¡®narco-propiedades¡¯ adem¨¢s sirven para monopolizar el territorio contra organizaciones de narcotraficantes rivales y maximizar la zona de actividades de los traficantes¡±, apunt¨®.
Aunque comprar bosques en ¨¢reas protegidas e ind¨ªgenas es ilegal, los narcotraficantes ¡°tienen suficiente influencia pol¨ªtica como para asegurar su impunidad y, si hace falta, falsificar los t¨ªtulos de propiedad de las tierras. As¨ª, pueden obtener beneficios de la especulaci¨®n inmobiliaria cuando las venden a organizaciones criminales (nacionales y extranjeras) que con frecuencia cada vez mayor utilizan el emprendimiento rural como rubro de diversificaci¨®n¡±, alert¨®.
La situaci¨®n se agrava cuando el crimen organizado logra vender esas propiedades a ¡°intereses corporativos leg¨ªtimos¡± que buscan invertir en negocios agropecuarios en Centroam¨¦rica. ¡°El resultado es que los bosques se convierten en forma permanente en tierras agr¨ªcolas¡±, afirm¨®.
Seg¨²n los documentos, con fronteras permeables, corrupci¨®n y debilidad institucional p¨²blica, sitios remotos de Guatemala y Honduras con ¡°escasa poblaci¨®n y poca presencia estatal¡± en ¨¢reas lim¨ªtrofes boscosas ¡°ofrecen condiciones ideales¡± para los traficantes, mientras Centroam¨¦rica se consolid¨® en los ¨²ltimos a?os como puente del contrabando de estupefacientes de Colombia a M¨¦xico y Estados Unidos.
En una entrevista con EL PA?S,?la estadounidense Kendra McSweeney, investigadora del Departamento de Geograf¨ªa de la Universidad del Estado de Ohio, y coautora de los estudios, explic¨® que el fen¨®meno se agrav¨® desde que el Ej¨¦rcito de M¨¦xico lanz¨®, en 2006 y 2007, la guerra al narcotr¨¢fico, y los carteles mexicanos desplazaron sus operaciones a Centroam¨¦rica.
¡°En los ¨²ltimos seis a?os, sobre todo, hemos visto un verdadero tsunami de coca¨ªna que pasa por v¨ªas terrestres en Mesoam¨¦rica. Siempre hab¨ªa droga pasando por Centroam¨¦rica, pero nunca como en los ¨²ltimos seis a?os¡±, asegur¨®. ¡°Los traficantes trabajan en zonas boscosas para traficar y limpiar sus ganancias sucias e invierten sus d¨®lares sucios en potreros, ganader¨ªa, miner¨ªa, agro¡ªnegocios como la palma africana y el bosque se convierte en pastizales por el narcotr¨¢fico¡±, lament¨®.
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