Brasilia dice que Rousseff est¨¢ muy interesada en retomar su visita a Obama
El embajador brasile?o en EE UU admite los esfuerzos para recuperar la reuni¨®n que fue cancelada por el espionaje de la NSA, pero ve dif¨ªcil que se produzca antes de las elecciones de octubre
Seis meses despu¨¦s de que estallara el esc¨¢ndalo por el espionaje de Estados Unidos a su correo electr¨®nico, parece que a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se le ha pasado gran parte del enfado con Washington y ahora est¨¢ muy interesada en retomar la visita oficial que ten¨ªa prevista en octubre pasado pero que cancel¨® tras conocerse las revelaciones del exanalista de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) Edward Snowden. Este el mensaje que lanz¨® el jueves por la noche el embajador de Brasil en EE UU, Mauro Vieira, quien dijo que la mandataria ¡°desea mucho venir¡± a Washington para recuperar la entrevista pendiente con su hom¨®logo estadounidense, Barack Obama, pero dio a entender que dif¨ªcilmente se producir¨¢ antes de las elecciones presidenciales de octubre en Brasil.
Preguntado, en un coloquio en la George Washington University, por cuando cre¨ªa que se podr¨ªa retomar la visita, Vieira reconoci¨® que las autoridades brasile?as est¨¢n ¡°trabajando mucho¡± en el restablecimiento de la cita y que esta cuesti¨®n se ha abordado en distintos encuentros, pero rehuy¨® avanzar cualquier detalle porque, dijo, ¡°se est¨¢n manteniendo negociaciones diplom¨¢ticas¡± al respecto. A finales de diciembre, el embajador de EE UU en Brasil hasta septiembre, Thomas A. Shannon, y que ahora ejerce de asesor del secretario de Estado de la Administraci¨®n norteamericana, John Kerry, consider¨® que a¨²n era pronto para recuperar la entrevista pendiente.
En cualquier caso, el embajador en EE UU -en el cargo desde enero de 2010- trat¨® de restar importancia a la cancelaci¨®n de la visita de estado prevista para finales de octubre. ¡°Ella [Rousseff] pospuso su visita porque no se daban las condiciones. No era un buen momento ni para Brasil ni para Estados Unidos bajo las circunstancias en las que est¨¢bamos¡±, explic¨® ante un auditorio colmado en su mayor¨ªa por j¨®venes estudiantes de relaciones internacionales.
¡°Ella vendr¨¢ en el futuro cuando se den las condiciones adecuadas¡±, a?adi¨®. Y aunque evit¨® todo tipo de concreci¨®n, sugiri¨® que la cita no se producir¨¢ antes de los comicios de octubre, en los que Rousseff opta a la reelecci¨®n. ¡°Ser¨¢n unas grandes elecciones que monopolizar¨¢n la atenci¨®n y la energ¨ªa en el espectro pol¨ªtico. No estoy seguro si le ser¨¢ posible estar ausente de Brasil para venir a Estados Unidos¡±, argument¨®.
En 2011 Obama visit¨® Brasil y en 2012 Rousseff acudi¨® a EE UU. Fue el reflejo de la mejora progresiva de las relaciones tras el malestar que caus¨® en Washington la mediaci¨®n en mayo de 2010 del expresidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva en la crisis nuclear iran¨ª. El momento de la consolidaci¨®n definitiva de unas relaciones que aspiran a ser al m¨¢s alto nivel entre las dos mayores econom¨ªas y democracias del continente americano se iba a vislumbrar con la distintiva visita de estado de Rousseff a Washington en octubre de 2013, pero el esc¨¢ndalo del espionaje masivo en septiembre hizo saltar por los aires todo el progreso alcanzado y dilapid¨® la confianza de Brasilia con Washington. Al margen de sus consecuencias pol¨ªticas, el escrutinio de la NSA fue un factor clave para que el Gobierno brasile?o se decantara por el fabricante sueco Saab en lugar del estadounidense Boeing para un pedido millonario de aviones de combate.
Desde entonces las relaciones se han ido recuperando muy t¨ªmidamente. El Gobierno de Obama ha dado explicaciones al de Rousseff sobre los largos tent¨¢culos de la NSA y sus planes de reforma, pero no ha llegado la preciada disculpa oficial reclamada por Brasilia. En paralelo, se han producido algunos gestos conciliadores de ambas partes: en diciembre las autoridades brasile?as descartaron categ¨®ricamente cualquier posibilidad de conceder asilo a Snowden, mientras EE UU se sum¨® en la ONU a la iniciativa brasile?a sobre la importancia de la privacidad en Internet y participar¨¢ en abril en Rio de Janeiro en la conferencia internacional sobre la gobernanza en la red promovida por Rousseff. Y precisamente esta semana se ha visualizado una nueva muestra de acercamiento de la Administraci¨®n estadounidense con las visitas a Brasilia del secretario del Tesoro, Jack Lew, y de la secretaria de Estado adjunta para Latinoam¨¦rica, Roberta Jacobson.
Pese a este incipiente deshielo, las dos potencias mantienen algunos puntos de fricci¨®n en diversos asuntos al margen de la NSA. Por ejemplo, Brasil tiene que decidir si impone represalias comerciales contra EE UU por su contencioso por las subvenciones a la producci¨®n de algod¨®n. Y, en el terreno diplom¨¢tico, a Washington le gustar¨ªa que Brasilia abrazara una actitud mucho m¨¢s cr¨ªtica respecto a la represi¨®n del Gobierno venezolano contra las protestas opositoras. De hecho, preguntado por Venezuela durante el coloquio, el embajador reiter¨® el mensaje conciliador del Gobierno brasile?o. Se manifest¨® ¡°muy interesado en una soluci¨®n pac¨ªfica a los problemas dom¨¦sticos¡± de Venezuela y ensalz¨® el papel de Unasur tras aprobar la semana pasada que una delegaci¨®n de ministros de exteriores visite el pa¨ªs caribe?o.
En paralelo a las esferas pol¨ªticas, los empresarios de ambos pa¨ªses han estado presionando a los dos gobiernos para dejar atr¨¢s el esc¨¢ndalo Snowden y relanzar la relaci¨®n bilateral, conscientes de la magnitud y el potencial del v¨ªnculo econ¨®mico. Seg¨²n los ¨²ltimos datos del Departamento de Estado, Brasil es el octavo socio comercial de EE UU, que es el primer inversor extranjero en el gigante emergente; mientras que EE UU es el segundo destino de las exportaciones brasile?as. En 2012 el intercambio comercial bilateral registr¨® un valor de 76.000 millones de d¨®lares.
Durante el coloquio, Vieira ensalz¨® la mejora econ¨®mica y social de Brasil en las ¨²ltimas d¨¦cadas, as¨ª como su creciente papel como un actor diplom¨¢tico global. En este sentido, subray¨® que Brasil comparte con Estados Unidos profundos valores como el compromiso con la democracia, los derechos humanos, la justicia social y la paz y la seguridad en todo el mundo. ¡°El hecho de que a veces no estemos de acuerdo en la mejor forma de abordar esto, no significa que nos falte cooperaci¨®n¡±, terci¨®.
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