Colosio, el M¨¦xico que no fue
El candidato a la presidencia mexicana asesinado en marzo de 1994 no era la figura rupturista que muchos creen hoy
A 20 a?os de su magnicidio, Luis Donaldo Colosio, el carism¨¢tico candidato del PRI a la Presidencia que muri¨® de un disparo a quemarropa en la cabeza al terminar un mitin, es idealizado. Homenajes, discursos y remembranzas ven hoy su capacidad y talento como algo superlativo. ¡°Perdimos a un aut¨¦ntico dem¨®crata el hombre que hubiese podido adelantar el cambio democr¨¢tico en M¨¦xico varios a?os¡±, dijo el historiador Enrique Krauze, quien dialogaba con ¨¦l, en una entrevista de radio. El momento que inmortaliz¨® a Colosio en el imaginario colectivo fue un discurso el 6 de marzo de 1994, que construy¨® la imagen de un pol¨ªtico rupturista con un sistema que respiraba despotismo ilustrado, y de alejamiento formal de quien lo hab¨ªa hecho candidato, el entonces presidente Carlos Salinas.
En ese discurso, inspirado en su tono y alcance en el legendario mensaje de Martin Luther King en la explanada de Washington en 1963 (conocido popularmente como ¡°Yo Tengo un Sue?o¡±), Colosio habl¨® sobre los marginados y oprimidos. ¡°Yo veo un M¨¦xico con hambre y con sed de justicia¡±, afirm¨® en sus l¨ªneas m¨¢s memorables, ¡°un M¨¦xico de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deber¨ªan de servirla¡±. Pero no hab¨ªa quiebre con Salinas; ni siquiera un atisbo de ello.
El discurso fue enviado y le¨ªdo por Salinas en la v¨ªspera, quien hizo observaciones, pero ninguna censura. La relaci¨®n entre los dos, recuerdan quienes estuvieron cerca de ambos, se hab¨ªa enfriado porque Colosio sent¨ªa que Salinas no hab¨ªa puesto un freno a Manuel Camacho, su derrotado adversario por la candidatura, que era el negociador para la paz en Chiapas con el Ej¨¦rcito Zapatista de Liberaci¨®n Nacional, y cuyo protagonismo hab¨ªa opacado la misma campa?a presidencial.
Pero lejos de pensar en la confrontaci¨®n con su mentor, Colosio hab¨ªa hablado, incluso, de claudicar. Su esposa, Diana Laura, que muri¨® poco despu¨¦s que ¨¦l por un c¨¢ncer terminal, le dijo al periodista Jos¨¦ Ure?a que cuando Colosio le mencion¨® la posibilidad de renunciar a la candidatura, le respondi¨®: ¡°Imag¨ªnate c¨®mo te vas a ver diciendo ¡®me retiro porque les tengo miedo¡¯.¡±
Colosio no era la figura rupturista que muchos creen hoy. Tampoco era el m¨¢s dotado en un gabinete lleno de doctores en universidades Ivy League reconocidos en el mundo, y de personalidades con gravitas dentro del sistema pol¨ªtico. No era tampoco el hermano pol¨ªtico de Salinas, como Camacho, ni se equiparaba su talento al de los estrategas florentinos del Presidente. Quien platicaba a fondo con ¨¦l sab¨ªa de sus limitaciones te¨®ricas y sus dudas. En el propio discurso del 6 de marzo, no era su mano la que hab¨ªa tallado las frases y la cadencia, sino la de muchos en su entorno, pol¨ªticos, acad¨¦micos y escritores. Pero Colosio, totalmente leal a Salinas, ten¨ªa tambi¨¦n lo que nadie en el equipo de donde saldr¨ªa el sucesor: una forma de pensar aut¨¦nticamente distinta a la del grupo en el poder.
La llegada al poder de Salinas en 1988 rompi¨® con las sucesiones pendulares en M¨¦xico, mediante las cuales los grupos pol¨ªticos sab¨ªan que pod¨ªan estar fuera del poder durante un sexenio ¨Cel mandato presidencial constitucional-, pero que volver¨ªan a tener acceso. Cuando Salinas lleg¨® a la Presidencia ya cargaba tres a?os de rompimiento con el status quo y cambio de modelo econ¨®mico. En 1985, como poderoso secretario de Programaci¨®n y Presupuesto en el gobierno de Miguel de la Madrid, inici¨® la reconversi¨®n econ¨®mica, redujo el gasto p¨²blico, desmantel¨® de lo que quedaba del Estado benefactor, y coloc¨® los cimientos para la instalaci¨®n del llamado neoliberalismo.
Entre 1985 y 1994, el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad, se elev¨® en m¨¢s de siete puntos porcentuales. Factores importantes de la desigualdad en el ingreso fueron las crisis econ¨®micas de 1982, 1987 y el llamado error de diciembre de 1994-1995 (conocido internacionalmente como Efecto Tequila), que produjeron un severo deterioro del poder adquisitivo ante los altos niveles de inflaci¨®n. Los puntos m¨¢s altos de desigualdad de los 20 ¨²ltimos a?os se dieron entre 1992 y 1994, el ¨²ltimo tercio del gobierno de Salinas. Una explicaci¨®n del fen¨®meno la dieron los economistas Nora Lustig y Miguel Sz¨¦kely en un informe para el Banco Interamericano de Desarrollo en diciembre de 1997, donde afirmaron que el comportamiento de la pobreza y la desigualdad estaba asociado al proceso de reforma estructural en los ochenta.
¡°En particular ¨Cescribieron-, hay dos componentes que pueden haber afectado de manera muy importante el proceso de diferenciaci¨®n econ¨®mica y social. Uno de ellos es la liberalizaci¨®n comercial comenzada a mediados de los ochenta y que culmin¨® con la firma del Tratado de Libre Comercio puesto en marcha en 1994. El otro es la reforma agraria ¨Cque autoriza la privatizaci¨®n del ejido- promulgada a fines de 1991, y el desmantelamiento de los apoyos institucionales y subsidios al agro que formaron parte del nuevo modelo econ¨®mico¡±.
Por dise?o, la construcci¨®n de Colosio fue en dos ¨¢reas fundamentales para Salinas. Por un lado, de ser director de Programaci¨®n cuando fue secretario con De la Madrid, lo hizo diputado en el arranque del cambio de modelo en 1995, para encabezar la comisi¨®n presupuestal. De ah¨ª lo hizo presidente del PRI, senador y jefe de su campa?a presidencial. Por el otro, cre¨® para ¨¦l la Secretar¨ªa de Desarrollo Social, con un programa espec¨ªfico, Solidaridad, mediante el cual se coloc¨® un piso a la pobreza y comenz¨® el desarrollo de una pol¨ªtica p¨²blica para ir reduciendo el fen¨®meno y eliminando tensiones sociales. El levantamiento del EZLN, por ejemplo, se dio en buena parte de las zonas cafetaleras de Chiapas que fueron afectadas por el fin de los subsidios y el abandono del Estado, lo que tambi¨¦n explica que varios de los comandantes zapatistas hab¨ªan sido l¨ªderes cafetaleros en sus regiones.
Colosio era un jugador central en las estrategias pol¨ªticas de Salinas, que pensaba en los primeros a?os de su gobierno en las reformas econ¨®micas y pol¨ªticas. Luego de haber tenido una elecci¨®n presidencial muy dif¨ªcil y pol¨¦mica en 1988, Salinas busc¨® la recomposici¨®n del poder pol¨ªtico del partido. Con Colosio al frente del PRI, su facilidad para conectar con la gente y un talento innato para seducir a sus interlocutores con su sencillez y franqueza, las acciones de gobierno fueron ayudando a borrar la oposici¨®n a Salinas.
La combinaci¨®n le garantiz¨® al PRI la victoria abrumadora en las elecciones federales intermedias de 1991, que le dio a Salinas la mayor¨ªa absoluta en el Congreso ¨Cya la ten¨ªa en el Senado-, que fue un triunfo apoyado con propaganda, con fuerte presi¨®n a la prensa para que callaran las irregularidades, anomal¨ªas y fraude en el proceso. La mayor¨ªa de los medios acataron las instrucciones.
Con esa victoria, Salinas y su equipo comenzaron a pensar en la sustituci¨®n del PRI por un nuevo partido. Como parte de la reforma econ¨®mica, Salinas negoci¨® con el PAN acuerdos sustanciales para encontrar su respaldo a las reformas. Dentro de esos pactos se inscribi¨® la entrega de Baja California al PAN en 1989, el primer estado que gobern¨® la oposici¨®n, donde pese a la victoria del candidato de ese partido, Colosio, presidente del PRI, no quer¨ªa reconocerla. Salinas lo someti¨®. Dos a?os despu¨¦s tampoco dijo nada cuando por el mismo fin se anul¨® la victoria de un priista en Guanajuato, y se nombr¨® a un gobernador interino del PAN.
Colosio dej¨® el PRI en 1992 y se convirti¨® en secretario de Desarrollo Social, donde convergieron las estrategias pol¨ªticas y sociales de Salinas. La idea de 1991 cuaj¨® en la planeaci¨®n de un nuevo partido pol¨ªtico, que se llamar¨ªa Solidaridad. Se hizo papeler¨ªa con el emblema, una ¡°S¡± tricolor estilizada, y en la Presidencia se realizaron encuestas para medir c¨®mo ver¨ªan los mexicanos al Partido Solidaridad. Los resultados fueron altamente positivos, y se habr¨ªa creado ese nuevo partido, de no haber sido la fuerte oposici¨®n de la estructura del PRI y la posibilidad de que se partieran los priistas en dos. Salinas archiv¨® el proyecto.
Lejos de ser ajeno a esas expectativas de poder transexenal de Salinas, Colosio era parte del plan, aunque para esos a?os no se definiera a¨²n que ¨¦l ser¨ªa el candidato presidencial. La reforma pol¨ªtica que trabajaron en esos a?os, en todo caso, no era una democr¨¢tica, sino una lampesudiana de cambiar para no cambiar. En la Secretar¨ªa de Desarrollo Social radicaba el componente indispensable para que pudiera transitar el nuevo modelo pol¨ªtico con consenso popular.
Ideol¨®gicamente Colosio estaba comprometido con ese modelo y era cr¨ªtico del libre mercado que desarrollaba el gobierno de Salinas. Cuando Colosio hablaba en privado de la econom¨ªa, dec¨ªa que ¡°el bienestar de los mexicanos se siente en los bolsillos¡±. Sin embargo, cuando al hablar en futuro se le preguntaba si el poderoso secretario de Hacienda, Pedro Aspe, deber¨ªa irse del gobierno, respond¨ªa que no. ¡°?l conoce los cad¨¢veres del cl¨®set, y quiz¨¢s sea necesario¡±, alegaba.
Cuando se revisa dentro de estos par¨¢metros la designaci¨®n de Colosio como el candidato de Salinas, parece que era inevitable. Colosio pod¨ªa ser sometido por ¨¦l, como demostr¨® con su actuaci¨®n durante toda su vida p¨²blica, y era la ¨²nica pieza dentro del gabinete capaz de garantizar la compensaci¨®n social frente a las reformas econ¨®micas. Era la cara de Solidaridad y el combate a la pobreza, amortiguador del capitalismo salvaje. Al mismo tiempo, pese a su discurso de dem¨®crata, era un pol¨ªtico m¨¢s conservador y menos audaz de lo que muchos piensan hoy.
?Qu¨¦ ser¨ªa M¨¦xico de haber sido Colosio presidente? Visto a trav¨¦s de sus comportamientos, habr¨ªa restaurado la din¨¢mica de las sucesiones pendulares derecha-izquierda, mientras la econom¨ªa habr¨ªa tenido una apertura m¨¢s lenta, mucho m¨¢s gradual y quiz¨¢s, menos violenta de lo que se vivi¨® en los noventa. El salinismo, como idea y modelo, habr¨ªa tenido una vida transexenal. Pol¨ªticamente la transici¨®n democr¨¢tica habr¨ªa demorado mucho m¨¢s, y muy probablemente, por la forma como era Colosio, la alternancia en el poder no se habr¨ªa dado en 2000. Tanto la pregunta como sus respuestas son ret¨®ricas pero no ociosas. Hablan con profundidad de las heridas abiertas en M¨¦xico y las fuerzas centr¨ªfugas que se dispararon desde entonces, y que no han podido detenerse.
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