Ni la huelga toca el precio del pan en Marruecos
Los panaderos convocan paros pero el Gobierno se niega a subir este producto subvencionado
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Los marroqu¨ªes comen y compran mucho pan. En las panader¨ªas hay colas a cualquier hora. El pan es un alimento b¨¢sico de su econom¨ªa familiar y es barato, porque est¨¢ muy subvencionado. El Gobierno incluye la harina de trigo blando, junto a la gasolina, el gas y el az¨²car, entre los bienes elegidos para su pol¨¦mica Caja de Compensaci¨®n. Los panaderos llevan sin subir su precio diez a?os y creen que ha llegado el momento de sacar m¨¢s beneficios. Han convocado este mi¨¦rcoles y jueves dos d¨ªas de huelga. El Ejecutivo de Marruecos, que empez¨® en enero a reformular la pol¨ªtica de productos directamente subvencionados, excluye el pan de esa operaci¨®n. Teme las revueltas sociales.
La huelga convocada por la Federaci¨®n Nacional de Panaderos y Pasteleros, con 13.000 afiliados en todo el pa¨ªs, apenas se nota en las casas, en las calles ni en las panader¨ªas. Seg¨²n Sa?d Mougja,representante de la Federaci¨®n de Panaderos y Pasteleros convocante del paro, el seguimiento se pod¨ªa estimar sobre el 80%, especialmente en Rabat, la capital, y en la zona norte. Pero en T¨¢nger, la tercera ciudad de Marruecos con alrededor de 1.000.000 habitantes, las seis tiendas especializadas m¨¢s importantes del centro han permanecido abiertas y con g¨¦nero abundante en sus vitrinas. Sus patrones o jefes apenas dominan los detalles del conflicto. Solo saben que consiste en que el precio de la `smida¡¯ no ha variado en los ¨²ltimos 10 a?os. Tampoco tienen muy claro qu¨¦ d¨ªa es la huelga o si les afecta en la zona.
La smida es una minirosca, de 15 cent¨ªmetros, fina, de harina blanca de trigo, que debe pesar unos 200 gramos y tendr¨ªa que costar 1,2 dirhams (0,13 c¨¦ntimos de euro). No es muy sabrosa. Es blanda. Est¨¢ apilada a decenas en las tiendas y en los mercados. Lo importante de este ¡°completo de trigo¡±, como se pide en las tahonas, es que no puede faltar en las casas marroqu¨ªes para mojar cualquier comida. El Gobierno y los sindicatos lo saben y est¨¢n en una disputa pol¨ªtica que trasciende los domicilios para profundizar en su modelo de econom¨ªa subvencionada.
Tanto Arby, el patr¨®n o jefe de la Panader¨ªa de Par¨ªs, como su hom¨®logo de Al Andalus, lo que s¨ª saben es que con ese precio y ese peso apenas les compensa la venta. Y han transformado sus locales en un espacio m¨¢s multiusos. Otras tiendas, en los barrios m¨¢s modestos, han pasado del Gobierno, de los sindicatos y de las tasas oficiales, y han duplicado el tama?o del smida por apenas dos dirhams. Dicen que tienen m¨¢s calidad. Todos saben que el pan no puede faltar en casa de cualquier marroqu¨ª.
El ministro de Asuntos Generales y Gobernanza, Mohamed al Uafa, anunci¨® en enero pasado que el Gobierno quer¨ªa empezar a replantearse durante este curso su pol¨ªtica de subvenciones en la Caja de Compensaci¨®n. El Estado asume ah¨ª una parte notable del precio que el consumidor paga por productos clave como el pan y sobre todo los combustibles. Cada litro de gas¨®leo, con el que se mueve el 60% del parque automovil¨ªstico nacional, est¨¢ apoyado con 2,15 dirhams (0,2 euros). A partir de octubre podr¨ªa disminuir entre 18 y 20 c¨¦ntimos por litro hasta, supuestamente, desaparecer.
La Caja de Compensaci¨®n ha sido hasta ahora un asunto tab¨² para los gobernantes marroqu¨ªes pese a la r¨¦mora econ¨®mica que significaba, unos 3.200 millones de euros en 2014, especialmente en la factura petrol¨ªfera, porque es un recurso netamente importado. En 2012 ese cap¨ªtulo lleg¨® a sumar casi 5.000 millones. En 2013 el Fondo Monetario Internacional mantuvo su l¨ªnea de cr¨¦dito de 6.200 millones con Marruecos pero avis¨® de que esa Caja deb¨ªa bajar para garantizar el equilibrio en sus indicadores macroecon¨®micos.
Pero el pan es m¨¢s sagrado que la gasolina. El Gobierno s¨ª excluy¨® ese producto de los que se podr¨ªan llegar a tocar y fue entonces cuando la federaci¨®n de panaderos, que ped¨ªa un alza seg¨²n la regi¨®n de hasta 1,48 o 1,67 dirhams (en torno a 0,15 euros), estall¨®. "No pedimos la luna, solo un ligero aumento", precis¨® su portavoz. Y convocaron la huelga, aunque su seguimiento fue escaso. Pero el ministro no duda. A¨²n se recuerdan los sucesos de comienzos de los ochenta, especialmente en 1984 y 1985, cuando se intent¨® aumentar el precio del pan un 77% y se gener¨® tal nivel de protestas y de disturbios que en Casablanca se saldaron con una cifra de muertos que no se quiso o pudo concretar.
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