M¨¦xico, un pa¨ªs amenazado por delincuentes presos
Las autoridades mexicanas no logran cortar el acceso de tel¨¦fonos m¨®vles a los penales Las c¨¢rceles son el origen de miles de llamadas de extorsi¨®n Los inhibidores de se?al tampoco funcionan
El Gobierno mexicano todav¨ªa no ha dado con la f¨®rmula que convierta las c¨¢rceles en espacios libres de delincuencia. Los penales de M¨¦xico se han convertido en una especie de call center del delito. Los presos extorsionan y mantienen su pertenencia a bandas de secuestradores incluso tras las rejas. Hay leyes que proh¨ªben los tel¨¦fonos m¨®viles en el interior, hay inhibidores, pero no es suficiente. La corrupci¨®n se cuela por las rendijas de la c¨¢rcel donde se rentan celulares sin dificultad y se apagan misteriosamente los bloqueadores de se?al. Las autoridades siguen fallando a la hora de impedir que los delincuentes sigan delinquiendo, incluso bajo su tutela y privados de libertad.
El problema hace a?os que se conoce, pero nadie ha sabido hasta ahora c¨®mo ponerle freno. El descontrol se vuelve vital en un momento en el que el secuestro y la extorsi¨®n son los delitos que m¨¢s han aumentado en los ¨²ltimos meses. El reci¨¦n nombrado coordinador antisecuestros, Renato Sales, no elude el problema. "Resulta important¨ªsimo que los bloqueadores de se?al no se operen desde el interior de los reclusorios", dijo este mi¨¦rcoles. Lo que significa que el Estado no puede garantizar que la direcci¨®n del penal se mantenga incorruptible o a salvo de amenazas, por lo que el nuevo plan es que sea la Secretar¨ªa de Gobernaci¨®n quien vigile los inhibidores por control remoto. Sales tambi¨¦n dijo: "Lo que hay que decir en primera instancia es que no deben existir aparatos de telefon¨ªa celular en los penales, estamos reconociendo que efectivamente hay celulares en buena parte de los centros penitenciarios del pa¨ªs". Lo que quiere decir que en las c¨¢rceles mexicanas no se cumple la ley.
Organizaciones civiles y de v¨ªctimas llevan a?os detr¨¢s de este problema. "No hay voluntad pol¨ªtica para pararlo", dice Mar¨ªa Elena Morera, hoy presidenta de Causa en Com¨²n, desde donde pone al servicio de las v¨ªctimas la experiencia adquirida durante el secuestro de su marido, del que llegaron a enviarle un dedo pulgar como amenaza. "Estamos ante un grave problema de corrupci¨®n", a?ade Isabel Miranda de Wallace, que persigui¨® hasta encerrar a los secuestradores y asesinos de su hijo y ahora lidera la organizaci¨®n Alto al Secuestro. La pregunta es ?c¨®mo un pa¨ªs miembro del G-20, de la OCDE y con aspiraciones de entrar en la liga de las primeras ocho econom¨ªas del mundo no es capaz de conseguir que sus delincuentes presos dejen de delinquir?
Si las leyes se aplicaran no habr¨ªa celulares en las c¨¢rceles, por lo tanto no har¨ªan falta inhibidores, pero al final ni una cosa ni la otra ha dado resultado. En M¨¦xico hay bloqueadores de se?al en 200 penales federales (de un total de 300), seg¨²n datos del Observatorio Nacional Ciudadano, pero no hay cifras sobre cu¨¢ntos hay en las estatales o municipales. "Los bloqueadores no funcionan porque los manejan los propios directores de los penales. La ley dice que es la Federaci¨®n quien tiene que tener el control", dice De Wallace.
Tampoco existen cifras oficiales sobre extorsi¨®n telef¨®nica, ya que dentro de la extorsi¨®n se incluye el cobro del derecho de piso (canon que cobra el crimen organizado a empresarios y productores). Francisco Rivas, presidente del Observatorio, estima que las telef¨®nicas son el 95% del total. En 2013 hubo 8.042 denuncias por este delito, pero hay que tener en cuenta que la cifra negra, reconocida por el Gobierno, es alt¨ªsima.
En el caso de los secuestros solo se denuncia 1 de cada 10 hechos, seg¨²n confirm¨® el coordinador antisecuestros en entrevista con EL PA?S el pasado mes de febrero. Tampoco existen datos sobre qu¨¦ cantidad de extorsiones telef¨®nicas se realizan desde las c¨¢rceles. Las organizaciones de v¨ªctimas han dado varias estimaciones que abarcan desde el 70 al 90% del total. S¨ª se sabe que la mayor¨ªa salen desde los penales de Tamaulipas (al norte del pa¨ªs) y del Distrito Federal.
Las extorsiones telef¨®nicas funcionan como chantajes que suelen hacer creer a la v¨ªctima que uno de sus conocidos est¨¢ secuestrado y que para liberarlo tiene que hacer un pago inmediato. Los extorsionadores amenazan a sus v¨ªctimas y suelen recurrir a gritos de una tercera persona que pide auxilio y se hace pasar por el familiar en cuesti¨®n. El Gobierno trata de extender entre la poblaci¨®n la forma de actuar ante estas llamadas. "Si se es v¨ªctima se recomienda colgar, verificar que la familia est¨¢ bien y denunciar. Si no conoces el n¨²mero de tel¨¦fono, no contestes", advierte Sales.
En medio de un panorama desalentador, el Estado de Chihuahua (al norte de M¨¦xico) se ha ganado el respeto de autoridades y organizaciones. Chihuahua concentr¨® en un penal de alta seguridad a 572 presos por delitos de secuestro. "En ese centro penitenciario no existe de ninguna forma un aparato de telefon¨ªa celular (¡). Este es el modelo ideal de reclusi¨®n especializado, porque evita que se contaminen otros reos y que operen desde la prisi¨®n. Replicar este modelo en todo el pa¨ªs es fundamental para que baje el delito de secuestro", dijo Sales este mi¨¦rcoles.
El coordinador, que fue designado en enero pasado por el presidente Enrique Pe?a Nieto, tiene la tarea de enfrentarse a dos de los delitos (secuestro y extorsi¨®n) que m¨¢s temor generan en la sociedad y de acabar de una vez por todas con la impunidad en los centros penitenciarios. "De lo que se trata es que las entidades federativas tengamos penales que sean capaces de tener el control suficiente para evitar que se secuestre desde el interior del penal o que se extorsione, como suele suceder". Hasta ahora sus palabras han sido claras, pero a¨²n no hay resultados. De Wallace dibuja la realidad con una frase: "Es una verg¨¹enza que no tengan el control de sus penales".
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