Hollande pone a un duro al frente del Gobierno tras el fracaso electoral
El presidente reacciona en caliente al cataclismo de las municipales, nombra primer ministro al pol¨ªtico de origen catal¨¢n Manuel Valls y promete bajar los impuestos a los trabajadores
Contra lo que es habitual en ¨¦l, el presidente franc¨¦s, Fran?ois Hollande, no ha tardado ni 24 horas en reaccionar al cataclismo del Partido Socialista en las elecciones municipales del domingo, en las que la mayor¨ªa de Gobierno perdi¨® 151 ciudades mientras el centro derecha ganaba 142 y la extrema derecha conquistaba once. Sin esperar siquiera a que acabara el recuento definitivo, el presidente m¨¢s impopular de la V Rep¨²blica decidi¨® aceptar la dimisi¨®n de su primer ministro y amigo, Jean-Marc Ayrault, solo un poco menos quemado que ¨¦l mismo, y encarg¨® la formaci¨®n del nuevo Gobierno a Manuel Valls, hasta hoy titular del Interior.
Valls, que fue director de comunicaci¨®n de la campa?a presidencial de Hollande, es todav¨ªa el ministro socialista m¨¢s apreciado ¨Cun 63% de aceptaci¨®n, seg¨²n los ¨²ltimos sondeos¨C, y aunque el presidente mantiene con ¨¦l una relaci¨®n personal bastante tensa ¨Cel barcelon¨¦s es m¨¢s amigo de la anterior pareja de Hollande, Val¨¦ry Trierweiler, que suyo¨C, su ascenso a la sala de m¨¢quinas del Ejecutivo responde a una doble necesidad: dar la vuelta a la calamitosa comunicaci¨®n del Gobierno, y dejar atr¨¢s cuanto antes el castigo de las municipales, que encamina a los socialistas hacia un abismo en las europeas de mayo.
Hollande anunci¨® el cambio de primer ministro en una breve alocuci¨®n televisada en la que prometi¨® un ¡°Gobierno reducido y de combate¡±, y una bajada de las cotizaciones sociales que pagan los trabajadores hasta 2017. El jefe del Estado asegur¨® haber entendido el ¡°claro mensaje¡± enviado el domingo ¡°por los que han votado y por los que se han abstenido¡±, y lo resumi¨® as¨ª: ¡°Un cambio insuficiente, demasiada lentitud, poco empleo y poca justicia social, demasiados impuestos, poca eficacia en la acci¨®n p¨²blica y demasiadas dudas sobre c¨®mo salir de esa situaci¨®n¡±.
El jefe de Estado trata de introducir un matiz social a su giro a la derecha
Para tratar de mitigar el descontento del electorado de izquierdas, el presidente afirm¨®: ¡°Seguir¨¦ siempre fiel a los compromisos que adquir¨ª y no olvidar¨¦ por qui¨¦n y para qu¨¦ fui elegido¡±. Dijo que Francia vive ¡°una crisis c¨ªvica y moral¡±, y enseguida, quiz¨¢ para calmar a los que ven en Manuel Valls a un pol¨ªtico similar a Nicolas Sarkozy y al hombre que m¨¢s divide a la izquierda, afirm¨®: ¡°No tolerar¨¦ ninguna forma de exclusi¨®n ni de intolerancia¡±.
La amplitud de la crisis de Gobierno se conocer¨¢ el martes, aunque esta noche ya se ha sabido que las dos ministras ecologistas no continuar¨¢n. El presidente reducir¨¢ sin duda el n¨²mero de carteras, que hoy es de 38, pero todo hace pensar que se limitar¨¢ a matizar la pol¨ªtica anunciada en enero pasado, cuando el presidente dio un volantazo y sacrific¨® las promesas de izquierdas que le impulsaron al El¨ªseo.
Abrazando las ideas neoliberales de Bruselas y Berl¨ªn, Hollande se defini¨® como socialdem¨®crata y ofreci¨® a la patronal un ¡°pacto de responsabilidad¡± por el empleo y la competitividad. El pacto consiste en bajar las cotizaciones sociales a las empresas y en recortar el gasto p¨²blico por valor de 50.000 millones en tres a?os. Hablando para Europa, Hollande ha dicho este lunes que el plan ser¨¢ votado seg¨²n lo previsto, pero que es justo ¡°a?adir un pacto de solidaridad al pacto de responsabilidad¡±.
El presidente sabe bien que poner a Valls al frente del Gobierno irritar¨¢ al ala izquierda del Partido Socialista, a los Verdes y a los aliados ocasionales del Frente de Izquierda, ya que el pol¨ªtico barcelon¨¦s, hijo del pintor republicano Xavier Valls, representa al ala m¨¢s conservadora del partido, la corriente m¨¢s minoritaria, seg¨²n se vio en las primarias de 2011, en la que solo obtuvo el 5,6% de los votos.
Durante sus casi dos a?os pasados en Interior, Valls se ha fabricado una imagen de hombre hiperactivo, providencial y voluntarista ¨Cel tipo patentado por Sarkozy¨C y ha mostrado su olfato para detectar los asuntos sociales que crean consenso y una notable habilidad para relacionarse ¨Cadministrando exclusivas y vetos seg¨²n convenga¨C con los medios de comunicaci¨®n, incluso los m¨¢s afines a la derecha.
Aunque su balance como primer polic¨ªa de Francia ha sido discreto, pues no ha mejorado las cifras de delincuencia, ha dado bandazos en pol¨ªtica migratoria y no ha terminado de reformar el gangrenado sistema de asilo, Valls ha copado el espacio medi¨¢tico con su estilo agresivo entrando de hoz y coz en los temas de seguridad e inmigraci¨®n, favoritos de la extrema derecha, aunque esto no haya servido para frenar, m¨¢s bien al rev¨¦s, ni el hundimiento del Partido Socialista ni el avance del Frente Nacional.
Valls ha sido el verdugo de la promesa de firmeza y humanidad con las poblaciones m¨¢s precarias lanzada por Hollande antes de las elecciones, y se emple¨® a fondo en ello durante el caso Leonarda Dibrani, cuando adopt¨® las peores costumbres de la ¨¦poca de Sarkozy al defender la detenci¨®n de la joven estudiante gitana durante una excursi¨®n escolar antes de deportarla a Kosovo con su familia, aunque los hijos de los Dibrani nacieron en Italia y en Francia.
Hollande sali¨® trasquilado del asunto al verse obligado a intervenir despu¨¦s de que Valls amenazara con dimitir si le desautorizaba. El presidente hizo un papel¨®n internacional al ofrecer a la quincea?era roman¨ª una soluci¨®n impracticable: que volviera sola a estudiar a Francia. Mientras tanto, la popularidad de Valls se disparaba hasta el 89%.
Ese caso sirvi¨® al ministro para dejar claro que su estrategia de frenar al Frente Nacional consist¨ªa en ponerse a su altura en demagogia y xenofobia. Tras declarar que los gitanos europeos son ¡°muy distintos culturalmente a los franceses¡± y ¡°no tienen voluntad de integrarse¡±, se supo que el ministro desaloj¨® de sus chabolas en 2013 a m¨¢s de 20.000 gitanos, cifra superior a la que se registraba con el Gobierno conservador, incumpliendo las normas internacionales de derechos humanos. Luego, ense?¨® de nuevo su firmeza al declarar la guerra al humorista Dieudonn¨¦ y conseguir que los jueces censuraran su gira de forma preventiva, lo que suscit¨® cr¨ªticas de algunas juristas que lo consideraron un ataque sin precedentes a la libertad de expresi¨®n.
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