M¨¢s de un mill¨®n de refugiados de la guerra de Siria colapsan L¨ªbano
El pa¨ªs acoge un 40% de todos los deplazados en la regi¨®n El Ejecutivo liban¨¦s eleva la cifra a casi dos millones de personas La mitad de ellos son ni?os y las escuelas libanesas s¨®lo atienden a unos 100.000
Los tres a?os de guerra en Siria han dejado a L¨ªbano sin aliento. M¨¢s de un mill¨®n de exiliados registrados por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) han terminado por descoser un fr¨¢gil equilibrio demogr¨¢fico y sectario sobre el que el pa¨ªs hac¨ªa piruetas para evitar el contagio de la violencia al otro lado de la frontera. El flujo de desplazados por un conflicto que ha dejado m¨¢s de 140.000 muertos contabilizados por la ONU (otras fuentes, como el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con una red de informadores sobre el terreno, elevan la cifra hasta los 150.000), seis millones de desplazados internos y otros 2,5 millones fuera del pa¨ªs, ha empeorado una situaci¨®n de seguridad ya precaria y ha dado la estocada a la tambaleante econom¨ªa libanesa.
¡°La afluencia de un mill¨®n de refugiados ser¨ªa masiva para cualquier pa¨ªs¡±, ha asegurado el responsable de ACNUR, Ant¨®nio Guterres, ¡°para L¨ªbano, un peque?o pa¨ªs acorralado por dificultades internas, el impacto es asombroso¡±. Con algo m¨¢s de 4,2 millones de habitantes, acumula un volumen de refugiados sirios equivalente a un 24% de su poblaci¨®n. M¨¢s de 1.600 localidades acogen el 40% de los 2,5 millones de desplazados en los pa¨ªses de la regi¨®n, muy por encima de los 667.636 refugiados registrados en Turqu¨ªa o los 589.000 que viven en Jordania, y a a?os luz de las cifras de Irak y Egipto (219.579 y 135.853 respectivamente).
¡°L¨ªbano ya no es capaz de absorber m¨¢s refugiados en sus tierras¡±, zanjaba tajante el presidente liban¨¦s, Michel Suleiman, durante su discurso en la ¨²ltima cumbre de la Liga ?rabe a finales de marzo. En tres a?os el Ejecutivo ha pasado de solicitar ayuda internacional para hacer frente a la crisis humanitaria (de los 1.373 millones de euros necesarios, seg¨²n ACNUR, solo se han recibido 175 millones) a utilizar esos mismos fondos para frenar un d¨¦ficit presupuestario que alcanz¨® el 26,24% en los primeros siete meses de 2013 frente al 16,34% del a?o anterior, seg¨²n el Ministerio de Finanzas. El n¨²mero de refugiados ha acometido registrado una escalada monumental desde las 18.000 personas contabilizadas en abril de 2012. En el mismo mes de 2013, los exiliados ya sumaban m¨¢s de 644.000, una cifra que casi se ha duplicado hasta alcanzar un mill¨®n este a?o.
La consecuencia inmediata es el hartazgo de buena parte de la poblaci¨®n local, que empieza a competir por unos recursos cada vez m¨¢s escasos en un pa¨ªs asediado, con una frontera infranqueable al sur, con Israel (L¨ªbano e Israel siguen legalmente en guerra), y un per¨ªmetro imposible con Siria. En Arsal, ciudad fronteriza con el disputado macizo sirio de Qalamoun, al noroeste de L¨ªbano, el caos demogr¨¢fico ya ha pasado factura. All¨ª, los datos que maneja el Ayuntamiento exceden con creces el n¨²mero de refugiados reconocidos por Naciones Unidas, lo que, seg¨²n el alcalde, Ali Huyeiri, ha multiplicado los problemas de electricidad y ha recortado los puestos de trabajo en las canteras y los salarios a 3 d¨®lares (poco m¨¢s de 2 euros) el metro de piedra extra¨ªda.
Las cifras tambi¨¦n presentan batalla. Tanto el Ejecutivo liban¨¦s como las organizaciones internacionales que trabajan sobre el terreno elevan el n¨²mero de refugiados en el pa¨ªs hasta casi los dos millones de personas. No todos los refugiados que acuden a ACNUR cumplen los criterios de la organizaci¨®n para ser registrados y recibir ayuda y no todos los sirios que llegan a L¨ªbano quieren registrarse. La situaci¨®n arroja un saldo de entre un mill¨®n y medio mill¨®n de poblaci¨®n en la sombra, condenada a ejercer la mendicidad y malvivir en las zonas m¨¢s depauperadas del pa¨ªs, como el barrio de Bab el Tabbaneh, en la norte?a ciudad de Tr¨ªpoli, o los campos palestinos de Sabra y Chatila en Beirut. El miedo es la primera barrera. La dispersi¨®n geogr¨¢fica de los refugiados sirios coincide con las cicatrices de un pa¨ªs profundamente dividido y al que la guerra siria ha exportado odios adem¨¢s de personas.
En Hermel, feudo incuestionable del partido-milicia chi¨ª Hezbol¨¢, Shirin tiene grabada a fuego la raz¨®n por la que abandon¨® hace un a?o Jobar, a las afueras de Damasco. La periodista, de 49 a?os y divorciada, huy¨® una noche con su hijo de 17 a?os tras recibir amenazas de muerte por trabajar en un peri¨®dico que forma parte del aparato de propaganda del r¨¦gimen de Bachar el Assad. ¡°Cuando escapamos de la casa llam¨¦ a mis amigos para preguntarles qu¨¦ pod¨ªa hacer¡±, explica en el piso que Hezbol¨¢ le ha ofrecido como refugio. ¡°Me dijeron que deb¨ªa salir del pa¨ªs tan pronto como pudiera o los combatientes se dar¨ªan cuenta y me encontrar¨ªan¡±. ¡°Ahora trabajo con un dentista en Hermel y recibo ayuda mensual de Hezbol¨¢¡±, asegura. La milicia tambi¨¦n paga los estudios de su hijo.
La participaci¨®n abierta de Hezbol¨¢ en la guerra siria no solo ha dinamitado la estabilidad en L¨ªbano, tambi¨¦n constituye el perfecto caldo de cultivo para el contagio de una violencia sectaria ante la que el pa¨ªs ha sucumbido estrepitosamente. Solo en lo que va de a?o se han producido ocho atentados suicidas en zonas de control de la guerrilla en Beirut y el valle oriental de la Bekaa que han dejado casi medio centenar de muertos, entre ellos varios soldados del Ej¨¦rcito liban¨¦s. En Tr¨ªpoli, m¨¢s de 30 personas han muerto en dos semanas de enfrentamientos entre partidarios y detractores de Bachar el Assad.
La crisis de seguridad ha puesto de manifiesto la inoperancia de las fuerzas armadas y ha provocado el despliegue de los propios hombres de Hezbol¨¢ en toda la Bekaa, en cuyas carreteras han instalado puestos de control en los que detienen de forma arbitraria a cualquier refugiado sirio sospechoso de colaborar con los frentes yihadistas sirios Jabhat al Nusra y el Estado Isl¨¢mico de Irak y Siria (ISI-S, por sus siglas en ingl¨¦s).
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