¡°He esperado casi dos horas para votar¡±
Las colas en los colegios electorales dan idea del inter¨¦s de los afganos en las elecciones
Kabul parec¨ªa celebrar el d¨ªa sin coche. Las restricciones al tr¨¢fico para prevenir atentados convirtieron la habitualmente congestionada capital afgana en una ciudad peatonal. En algunos barrios, hubo un ambiente casi festivo durante la jornada de elecciones. Familias que acud¨ªan a votar en tropel, j¨®venes charlando en las esquinas, incluso mujeres que iban o ven¨ªan de los colegios electorales en peque?os grupos.
¡°He estado esperando casi dos horas para votar", cuenta Akida, de 18 a?os, a la salida del centro instalado en el instituto Abdul Kadir Bedel, en Khair Khana, al norte de Kabul. ¡°Quiero que mejore la situaci¨®n de nuestro pa¨ªs, la seguridad, el trabajo¡ que progresemos¡±, a?ade en un muy aceptable ingl¨¦s esta joven que estudia para ser m¨¦dico a la vez que trabaja.
Son las diez y media de la ma?ana y las colas son visibles en todos los colegios electorales de ese barrio tayiko. Franquear la desordenada fila de las mujeres es una odisea. Apenas queda un espacio libre en el pasillo y s¨®lo al percatarse de la presencia de la extranjera, ceden un poco de espacio. ¡°Ha sido toda la ma?ana as¨ª¡±, asegura Yalda Hashemi, la encargada de una de las mesas, quien ha optado por colocar un pupitre en la puerta para controlar el acceso.
Las mujeres se muestran deseosas de hablar y de ejercer su derecho
El entusiasmo es m¨¢s matizado en Khushal Khan, un barrio de poblaci¨®n ¨¦tnicamente mixta, al oeste de la ciudad, donde viven muchos pastunes originarios de Paghman. En el instituto Mir Ghulam Mohamed Gubar, tuvieron que retrasar la apertura de las urnas porque a la hora prevista, las siete de la ma?ana, no les hab¨ªan llegado las papeletas para las presidenciales. ¡°Quienes vinieron temprano, se fueron a votar a otros lugares¡±, minimiza el responsable del colegio electoral.
M¨¢s al sur, en Dashti Barchi, un barrio eminentemente hazara, el entusiasmo es patente a pesar de que ha empezado a llover copiosamente y se ha formado un barrizal. A primera hora de la tarde, dos largas colas, una de hombres y otra de mujeres, a¨²n rodean la mezquita de Alami Coran. Aqu¨ª la gente expresa ganas de cambio.
¡°No estamos contentos con Karzai. Despu¨¦s de 12 a?os, no ha hecho nada por nosotros¡±, se queja Hosein mientras se?ala las calles sin asfaltar con el ¨ªndice impregnado de tinta, prueba de que ya ha votado.
Los hazaras, una minor¨ªa especialmente maltratada durante el r¨¦gimen talib¨¢n, cuentan con un potencial vicepresidente en cada una de las tres candidaturas con m¨¢s posibilidades. Algunos analistas apuntan que eso divide el voto, pero tambi¨¦n les garantiza que, sea quien sea el ganador, tendr¨¢n un representante para defender sus derechos.
Como en el resto de la decena de colegios visitados, las mujeres se muestran mucho m¨¢s deseosas de hablar que los hombres. A menudo son ellas las que se acercan con un "hello" (hola), aunque no hablen ingl¨¦s. Todas expresan un enorme entusiasmo por votar. "Hemos conseguido algunas mejoras, pero a¨²n no son suficientes", repiten lleven burka o vistan a la iran¨ª, con pantalones, abrigo y pa?uelo.
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