Hungr¨ªa iliberal
La UE asiste impotente a la consolidaci¨®n de un r¨¦gimen semiautoritario en su seno
Con la Uni¨®n Europea mirando a las elecciones al Parlamento Europeo del pr¨®ximo 25 de mayo, un voto igualmente decisivo para el estado de la democracia en Europa tuvo lugar el pasado domingo en Hungr¨ªa. Su resultado fue una abultada victoria electoral de Fidesz, el partido de centroderecha que gobierna desde 2010. Hace cuatro a?os el mismo partido aprovech¨® la ola de indignaci¨®n con el anterior Gobierno socialista para hacerse con m¨¢s de dos tercios del Parlamento, suficiente para reformar en solitario la Constituci¨®n. Viktor Orb¨¢n, primer ministro y l¨ªder de Fidesz, interpret¨® esa mayor¨ªa apabullante como un mandato personal para transformar el pa¨ªs. El Parlamento mantuvo una actividad legislativa febril: 11 reformas de la Constituci¨®n en un a?o, seguidas por la aprobaci¨®n de una nueva Ley Fundamental (a su vez, modificada en cinco ocasiones desde 2011) y m¨¢s de 850 leyes adoptadas, reforma electoral incluida. El resultado fue la erosi¨®n de la independencia de las instituciones, la justicia, los medios de comunicaci¨®n, la banca y la econom¨ªa. Diez a?os despu¨¦s de entrar en la UE y a 25 a?os de la ca¨ªda del Muro, Hungr¨ªa, que fue alumno aventajado de las reformas, vive una contrarreforma tradicionalista sin contemplaciones con los mecanismos democr¨¢ticos.
La victoria en las elecciones legislativas del pasado domingo confirma que en la sociedad h¨²ngara se ha instalado un nuevo consenso postliberal, en el que Fidesz y su programa nacionalista son el centro mayoritario, flanqueado a un lado por el extremismo neofascista de Jobbik (con el apoyo de uno de cada cinco votantes) y al otro por una desorientada oposici¨®n de centroizquierda europe¨ªsta. El nuevo consenso, que denuncia la transici¨®n democr¨¢tica como un proceso fracasado, es perfectamente perceptible en Hungr¨ªa, sea en el resurgir del antisemitismo, las marchas antigitanas o la ubicuidad del mapa irredentista de la Gran Hungr¨ªa (con los territorios perdidos en 1920 a favor de los pa¨ªses vecinos). Ni el descaro con el que Orb¨¢n beneficia a los oligarcas aliados con prebendas econ¨®micas, ni sus peores cacicadas, como la construcci¨®n de un flamante estadio de f¨²tbol para m¨¢s de 3.500 personas a escasos metros de su casa en su pueblo natal de Felcs¨²t (1.800 habitantes) han hecho mella en su popularidad.
Los h¨²ngaros no han querido frenar a Orb¨¢n, y la UE no supo hacerlo. Protegido por el Partido Popular Europeo, con sus principales padrinos en Viena y M¨²nich, Budapest no ha tenido problemas para resistir las presiones de unas instituciones europeas con muy poco poder para intervenir en las cuestiones que no sean econ¨®micas. El resto de capitales europeas muestran poco inter¨¦s en que las instituciones puedan pedir cuentas por abusos democr¨¢ticos de los Estados miembros. Y as¨ª la Uni¨®n Europea, que tanto hizo para consolidar la democracia en toda la regi¨®n, asiste impotente a la consolidaci¨®n de un r¨¦gimen semiautoritario en su seno.
S¨ªgueme en @jordivaquer
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