Jos¨¦ Sarney: ¡°Cay¨® el Muro de Berl¨ªn, pero no cay¨® Cuba¡±
Padre de la transici¨®n democr¨¢tica, hecha como ¨¦l mismo ha repetido ¡°con los militares y no contra ellos¡±, el expresidente brasile?o (1985-1989), de 83 a?os, repasa 50 a?os de vida pol¨ªtica

Diputado, varias veces senador, exgobernador del Estado de Maranh?o y ahora senador de Amap¨¢, en el norte del pa¨ªs, Sarney es tambi¨¦n escritor y decano de la Academia de las Letras. Cr¨ªticos como Ferreira Gullar, Jo?o Cabral de Melo Neto o el portugu¨¦s Gaspar Sim?es han tejido elogios a su narrativa y a su poes¨ªa.
Sarney ocupa un lugar en la historia de su pa¨ªs como el hombre que allan¨® el dif¨ªcil camino de la dictadura (1964-1985) a la democracia durante un mandato plagado de turbulencias y problemas econ¨®micos, pero que acab¨® desembocando posteriormente en el periodo de mayor libertad y prosperidad de la historia de Brasil.
La conversaci¨®n discurre en su casa de la capital federal un mediod¨ªa del comienzo del oto?o austral. A su lado, la pila de vol¨²menes de sus memorias, ya concluidas y a la espera de tener tiempo para una ¨²ltima revisi¨®n. Sus recuerdos ser¨¢n preciosos para los historiadores.
Sarney destaca los avances de Brasil durante estos a?os en las ¨¢reas econ¨®mica y social, ¡°una preocupaci¨®n que entr¨® en la agenda con mi Gobierno¡±, afirma, pero se muestra muy cr¨ªtico con el progreso en el terreno pol¨ªtico. ¡°Pol¨ªticamente, Brasil no avanz¨®. La legislaci¨®n electoral permite pr¨¢cticas del siglo XIX y hace muy dif¨ªcil la formaci¨®n de partidos nacionales¡±.
Firme partidario de la reforma pol¨ªtica, tantas veces aplazada en este pa¨ªs, el expresidente aboga por acabar con el voto proporcional y uninominal, responsable de m¨²ltiples distorsiones electorales y se muestra a favor de evitar ¡°la proliferaci¨®n de peque?os partidos par¨¢sitos¡±. Sarney recuerda que la ley de partidos vigente es de 1945 y la ausencia de una tradici¨®n de partidos nacionales en Brasil. El resultado es que el gigante suramericano en lugar de contar con ¡°partidos modernos, pragm¨¢ticos y no doctrinarios¡± de ¨¢mbito nacional, se encuentra atenazado por m¨²ltiples formaciones con intereses locales siempre dispuestas a comerciar con su apoyo.
Sarney ve fallas tambi¨¦n en el sistema constitucional, una estructura que califica de ¡°casi an¨¢rquica¡±. ¡°La Constituci¨®n de 1988 tiene ya 64 enmiendas¡±, afirma con gravedad. Esa estructura unida a ¡°la anarqu¨ªa administrativa¡±, argumenta, hace ¡°que todo el pa¨ªs dependa de la sensatez del presidente¡±, cuya principal virtud debe ser la ¡°paciencia¡±. En su opini¨®n, Brasil deber¨ªa ir hacia un r¨¦gimen parlamentario, con un primer ministro, ¡°donde las crisis se solucionasen con un cambio de Gobierno sin poner en peligro la estructura del Estado".
En el aspecto econ¨®mico, Sarney reconoce que se moderniz¨® la industria, que el pa¨ªs se internacionaliz¨® y, gracias al Plan Cruzado, se rompi¨® con la ortodoxia econ¨®mica. Sin embargo, cree que el modelo de crecimiento ¡°empez¨® a agotarse¡±, sin inversiones suficientes para modernizar unas infraestructuras obsoletas y sin recursos necesarios para satisfacer a unas nuevas clases medias cada vez m¨¢s demandantes. ¡°El modelo brasile?o es muy difuso y no existe un planteamiento global¡±.
Pero la conversaci¨®n vuelve una y otra vez a la pol¨ªtica y a la ausencia de liderazgo, un problema global que le preocupa. ¡°No existen nuevos l¨ªderes. Vivimos tiempos de cambio, de la civilizaci¨®n industrial a la digital. En todo el mundo, el poder est¨¢ desapareciendo. El poder est¨¢ desgastado. Faltan verdaderos estadistas¡±.
Para ¨¦l ¡°Brasil tiene un futuro y es la reforma pol¨ªtica¡±. Le confiere tal importancia que ¨¦l, hombre y pol¨ªtico ponderado, lleg¨® a decir: ¡°O reforma o revoluci¨®n¡±. Testigo vivo de medio siglo de la vida rica y conturbada del Congreso, Sarney es cr¨ªtico con su funcionamiento ya que considera que muchas veces se queda atrapado en las ¡°medidas provisionales¡±, sin poder ejercer a fondo su verdadera funci¨®n legislativa.
Brasil recuerda estas semanas los 50 a?os del golpe de Estado que derroc¨® al presidente Joao Goulart en abril de 1964 y que ha vuelto a poner la mirada sobre el papel de los militares en la historia del pa¨ªs. ¡°La p¨¢gina de la dictadura est¨¢ completamente cerrada¡±, ataja. ¡°Las Fuerzas Armadas, cuya influencia pol¨ªtica viene de la guerra contra Paraguay, son hoy constitucionales¡±.
El di¨¢logo lleva a la relaci¨®n de Brasil con el resto de Am¨¦rica Latina, justo cuando un vecino como Venezuela atraviesa por una grave crisis pol¨ªtica y social. ¡°Brasil ha vivido de espaldas a Am¨¦rica Latina, pero se puede cambiar todo, menos la geograf¨ªa. Acabar con distancias que no ten¨ªan sentido me llev¨® junto con el presidente argentino, Ra¨²l Alfons¨ªn, a crear Mercosur. Empezamos entonces a trabajar por la integraci¨®n latinoamericana. Hoy Mercosur est¨¢ paralizado, pero conf¨ªo en que sobrevivir¨¢ a esta crisis¡±.
?Y Venezuela? ¡°En este continente cay¨® el Muro de Berl¨ªn pero no cay¨® Cuba. La situaci¨®n de Venezuela es parte de la hipoteca de la Guerra Fr¨ªa y de las contorsiones de la libertad. La tentaci¨®n hegem¨®nica de un partido o un gobernante siempre existe, pero en Brasil no hay ning¨²n peligro de contagio del populismo bolivariano¡±.
Maranh?o. Se le reprocha que su Estado siga sumergido en la pobreza, a pesar de que ¨¦l es uno de los l¨ªderes pol¨ªticos con mayor poder en el plano federal: ¡°Es un Estado paup¨¦rrimo, sin inter¨¦s estrat¨¦gico alguno y del tama?o de Francia. Pese a las criticas, el a?o pasado creci¨® en t¨¦rminos chinos, un 15%. Se han hecho grandes obras de infraestructuras que no han sido noticia. Cuenta hoy con el segundo puerto m¨¢s importante de Brasil¡±. Y adem¨¢s, dice, ¡°todo lo que signifique criticar a Maranh?o significa atacar a Sarney. Est¨¢ de moda¡±.
?Se representar¨¢ una vez m¨¢s al Senado? Sonr¨ªe ante la pregunta y responde: ¡°Personalmente, preferir¨ªa descansar¡±. En su sonrisa parece quedar impl¨ªcito que el eterno Sarney volver¨¢ al ruedo. Lleva la pol¨ªtica en la sangre. Tanto que, impermeable a las cr¨ªticas y coleccionista de las vi?etas sat¨ªricas m¨¢s crueles que se publican en su contra, el expresidente Lula da Silva lleg¨® a decir de ¨¦l que ¡°no es una persona com¨²n¡±. Es, quiz¨¢s, ya una instituci¨®n, de la que otro expresidente, Fernando Henrique Cardoso, elogia su valiosa aportaci¨®n en la consolidaci¨®n de la democracia de Brasil.
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