Los j¨®venes se hartan de Buteflika
Los menores de 25 a?os, que suponen la mitad de la poblaci¨®n de Argelia, rechazan la pretensi¨®n del presidente de perpetuarse en el poder con 77 a?os
El fax contra el mundo 3-G, la tercera generaci¨®n de Internet. Las perennes intrigas palaciegas frente a las retransmisiones inmediatas de las protestas en las calles con el gorjeo de Twitter. Los ancianos dirigentes que se eternizan, se enfadan entre ellos y se reparten el poder y, al otro lado, pasando, el 47% de la poblaci¨®n, con menos de 25 a?os, que ya no se cree nada y quiere que la dejen vivir en paz. Ese es el futuro que se juega este jueves en las elecciones presidenciales en Argelia, el 15? mayor pa¨ªs del mundo en producci¨®n de hidrocarburos. El debate de la inseguridad es inapreciable, porque no se deja ver, se tapa o se traslada lejos de capital.
El incidente ocurri¨® en la maratoniana ¨²ltima rueda de prensa del martes del principal candidato opositor, Ali Benflis, de 69 a?os. Un periodista del canal cr¨ªtico Ennahar TV formul¨® una dura pregunta en pie ante el abarrotado auditorio. Fue abucheado por alguno de sus compa?eros de medios oficiales. Al lado, sujetando su ordenador con las manos y con una c¨¢mara acoplada, otro reportero retransmit¨ªa el evento en directo. Lo han hecho otros medios tambi¨¦n con las protestas callejeras, que se han reproducido inesperadamente en esta campa?a. Y los argelinos han podido as¨ª ver por esos canales cr¨ªticos c¨®mo la polic¨ªa ha arrestado a alg¨²n periodista por emitir sus cr¨®nicas desde la calle, en el centro de la capital argelina. Pero eso no es lo normal, no sucede a menudo.
Argel est¨¢ tomada por las fuerzas de seguridad casi en cada esquina. Pasear por la capital transmite tranquilidad, seguridad, control de la situaci¨®n. Es lo que el r¨¦gimen quer¨ªa y ha conseguido. Hay operarios incluso de noche reparando cableados y aceras. Por si faltaba algo, el martes compareci¨® el viceministro de Defensa, el poderoso general Ahmed Gaid Salah, ante un auditorio de cientos de mandos militares para ratificar su palabra de que nadie iba a poder aprovecharse de la situaci¨®n electoral para provocar incidentes. Transmit¨ªa credibilidad.
Cuando los j¨®venes del movimiento cr¨ªtico Barakat (Bastante, en alusi¨®n a los tres mandatos que lleva Abdelaziz Buteflika en el poder) empezaron a expresarse en la calle, convocar manifestaciones y moverse a trav¨¦s de Twitter, parec¨ªa que algo estaba rebrotando entre las costuras de esa generaci¨®n olvidada. Pero el ruido, como la libertad de prensa o de asociaci¨®n pol¨ªtica y sindical, parece m¨¢s aparente que real. Las ¨²ltimas concentraciones que han convocado han cosechado m¨¢s pancartas que ¨¦xito. Hay que tener en cuenta que la tecnolog¨ªa 3-G en Internet apenas se ha implantado en Argelia desde hace cuatro meses. Ahora dispone de poco m¨¢s de 45.000 usuarios en un pa¨ªs de 38 millones de personas. Hay m¨¢s jaleo que seguidores. Muchos l¨ªderes de Barakat son periodistas.
A los j¨®venes lo que les pasa es que est¨¢n hartos de este sistema¡± Drraji, joven opositor
Cuando se pregunta en la calle, a los j¨®venes, por este desinter¨¦s responden con desgana que no se creen nada ni a nadie. Que todos los pol¨ªticos de este sistema a primera vista democr¨¢tico les parecen lo mismo. Cuando se interroga a personas m¨¢s implicadas en la vida pol¨ªtica el resultado es bastante parecido a lo que est¨¢ en juego en estos comicios.
Drraji, partidario del opositor Ali Benflis, lo resume as¨ª: ¡°A los j¨®venes lo que les pasa es que est¨¢n hartos de este sistema, de estos 15 a?os de Buteflika, en los que no ha cambiado nada, y tambi¨¦n de que se presente ahora enfermo, sin un futuro que prometer; en cambio, Benflis es nuevo, abierto y est¨¢ en forma¡±. Kamar tiene tambi¨¦n poco m¨¢s de 30 a?os, apoya y votar¨¢ a Buteflika y lo ve justo al contrario: ¡°Hace 10 a?os apenas se pod¨ªa salir a la calle, la sensaci¨®n de inseguridad era muy real, hab¨ªa muchos problemas y el presidente lleg¨® y lo cambi¨® todo, y ahora yo tengo trabajo, mi familia tambi¨¦n y vivimos bien¡±. Los dos manejan buenos coches y lucen vestimenta occidental. Les interesa sobre todo el f¨²tbol espa?ol y reflejan abiertamente ese malestar subterr¨¢neo que muchos argelinos expresan contra Francia y todo lo franc¨¦s, aunque ese sigue siendo su idioma de referencia.
Las otras protestas, las regionales, las que tienen que ver con los problemas espec¨ªficos en La Cabilia, no reciben gran cobertura. En la capital son invisibles. El Gobierno ha estrechado el control lo suficiente como para que nadie se plantee que Argelia es un pa¨ªs inseguro. En eso es en lo ¨²nico que coinciden los equipos que rodean al presidente Buteflika y al l¨ªder opositor. Casi literalmente.
¡°El mensaje que nosotros queremos enviar a Espa?a en estos momentos es de bienvenida, de que Argelia es un pa¨ªs seguro, en el que el pueblo no ama el terrorismo, y en el que, pase lo que pase en las elecciones, las relaciones bilaterales seguir¨¢n el mismo camino de buena amistad que hasta ahora¡±, declara Bedbachir Mohamed, el principal consejero y asesor de Ali Benflis, que le ha llevado en 21 d¨ªas de campa?a de oposici¨®n por las 48 provincias del pa¨ªs.
Un cuarto mandato y tres inc¨®gnitas
En las elecciones presidenciales de este jueves quedan abiertas solo tres grandes inc¨®gnitas. Por cu¨¢nto margen vencer¨¢ el actual presidente, cu¨¢nta gente acudir¨¢ a votar y, luego, cu¨¢nto aguantar¨¢ en el poder Abdelaziz Buteflika, de 77 a?os, y sobre cuyo futuro y salud todo son especulaciones. El presidente solo se ha dejado ver durante la campa?a en tres audiencias oficiales. Las tres muy selectas y pol¨¦micas: con el norteamericano John Kerry (al que le lanz¨® algunos reproches sobre su escasa colaboraci¨®n contra el terrorismo en el Sahel), con el enviado de la ONU para Siria y con el ministro espa?ol Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Margallo (al que meti¨® en un buen l¨ªo diplom¨¢tico al aprovechar el acto oficial al final de la campa?a para arremeter contra su mayor rival en las urnas).
Nadie pone en duda, en cualquier caso, que aun as¨ª Buteflika ganar¨¢. Y el primer debate que se plantear¨¢ es con cu¨¢nto margen y cu¨¢nta gente participar¨¢. En 2009 venci¨® con el 90% de los votos y una abstenci¨®n del 50%. En 2004 cosech¨® el 85% de las papeletas sobre un bloque de votantes que no lleg¨® al 59%. En 1999, todos sus rivales se retiraron.
Otro asunto m¨¢s peliagudo tiene que ver con el d¨ªa despu¨¦s de su presumible victoria. Qu¨¦ har¨¢ cuando gane. Y es ah¨ª cuando se habla de una ¡°transici¨®n pactada, tranquila, a la espa?ola¡±, aunque con sus peculiaridades. En su futurible nuevo Gobierno puede crear la figura de un vicepresidente con bastantes poderes como para que los pueda ejercer en caso de incapacidad f¨ªsica o mental del jefe de Estado y que pueda construir su propio liderazgo en el plazo de uno o dos a?os.
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