Obama reafirma a Abe el compromiso de EE UU para defender Jap¨®n
Washington intenta mantener un delicado equilibrio entre Tokio y Pek¨ªn
No hay nada como una comida informal para estrechar los lazos personales. Y si esta tiene lugar en el diminuto ¡ªpero poseedor de tres estrellas Michelin¡ª restaurante del maestro de sushi de 88 a?os Jiro Ono, en Tokio, el objetivo est¨¢ al alcance de la mano. All¨ª cenaron juntos el mi¨¦rcoles por la noche, en un ambiente distendido ¡ªalgo raro para el estricto protocolo japon¨¦s¡ª, Barack Obama, y el primer ministro de Jap¨®n, Shinzo Abe, al inicio de la primera visita de Estado de un presidente estadounidense a Jap¨®n desde la de Bill Clinton hace 18 a?os.
Este jueves, sin embargo, la cena fue de Estado, y Obama fue agasajado en un marco mucho m¨¢s solemne, el Palacio Imperial, en compa?¨ªa del emperador Akihito. Entre ambas cenas, los dos pa¨ªses celebraron uno de los encuentros m¨¢s importantes de la gira asi¨¢tica de ocho d¨ªas de Obama: la cumbre bilateral entre Jap¨®n y Estados Unidos, cuyo resultado m¨¢s contundente fue la reafirmaci¨®n, por boca del presidente estadounidense, del claro compromiso de Washington con la defensa del archipi¨¦lago llamado Senkaku por Jap¨®n y Diaoyu por China, en el mar de China Oriental, que se disputan estos dos pa¨ªses. Era lo que Abe buscaba, y, con la declaraci¨®n de Obama, el primer ministro japon¨¦s consigui¨® enviar un mensaje de gran carga simb¨®lica a Pek¨ªn.
¡°El art¨ªculo 5 [del tratado de seguridad entre EE UU y Jap¨®n] incluye todos los territorios bajo administraci¨®n de Jap¨®n, incluidas las islas Senkaku¡±, asegur¨® Obama tras el encuentro celebrado en el palacio de Akasaka, en Tokio. ¡°No tomamos partido sobre la determinaci¨®n de la soberan¨ªa final de las Senkaku, pero hist¨®ricamente han sido administradas por Jap¨®n, y no creemos que deban ser objeto de un cambio unilateral¡±, dijo el l¨ªder americano, que insisti¨® en que ¡°esta no es una posici¨®n nueva¡±, y pidi¨® que cualquier disputa en la regi¨®n sea resuelta mediante el di¨¢logo. El presidente estadounidense escogi¨® las palabras con cuidado. Para Washington, se trata de mantener un delicado equilibrio entre Tokio y su importante relaci¨®n con Pek¨ªn.
¡°Mi visita representa mi profunda convicci¨®n de que una relaci¨®n fuerte entre EE UU y Jap¨®n no solo es buena para nuestros pa¨ªses sino para el mundo¡±, hab¨ªa asegurado Obama antes del inicio de la cumbre. Abe afirm¨® que la alianza de los dos pa¨ªses es ¡°indispensable e irreemplazable¡±.
El tratado de seguridad de Estados Unidos con Jap¨®n le obliga a acudir en su defensa en caso de ataque, pero Abe quer¨ªa que Obama reafirmara de forma expl¨ªcita este compromiso. Obama ya lo hab¨ªa hecho de otra forma en una entrevista por escrito con el diario japon¨¦s Yomiuri previa al viaje, en la cual adelant¨® lo que declar¨® formalmente este jueves: que el tratado incluye las islas en disputa y que se opone a cualquier intento unilateral de modificar la administraci¨®n de estas islas. ¡°Nuestra interacci¨®n con China no se produce ni se producir¨¢ a costa de Jap¨®n o alg¨²n otro aliado¡±, a?adi¨® Obama en el peri¨®dico.
El Ministerio de Exteriores chino respondi¨® este jueves r¨¢pidamente a las declaraciones de Obama. ¡°El llamado tratado de seguridad Estados Unidos-Jap¨®n es un producto de la guerra fr¨ªa y no puede ser dirigido contra una tercera parte ni debe da?ar la soberan¨ªa territorial de China¡±, declar¨® su portavoz Qin Gang en Pek¨ªn, informa Reuters. ¡°No importa lo que diga o haga quien sea, no puede cambiar la realidad b¨¢sica de que las islas Diaoyu son territorio intr¨ªnseco chino y no puede debilitar la determinaci¨®n del Gobierno y del pueblo de China de proteger nuestra soberan¨ªa y nuestros derechos mar¨ªtimos¡±.
Las relaciones entre Pek¨ªn y Tokio se encuentran en el punto m¨¢s bajo desde hace a?os, y, al mismo tiempo que estrecha su pacto con Washington, Jap¨®n ha dado pasos para reforzar el papel de sus Fuerzas de Autodefensa en la protecci¨®n de su territorio. Abe, que lleg¨® a la jefatura del Gobierno en diciembre de 2012, ha decidido dotar a Jap¨®n de un Ej¨¦rcito m¨¢s fuerte para hacer frente, en particular, a las tensiones territoriales con China y la amenaza norcoreana. Ha incrementado el presupuesto de defensa y va a desplazar tropas del norte del pa¨ªs a las islas en el suroeste y crear la primera unidad anfibia de Jap¨®n para responder con celeridad en caso de invasi¨®n extranjera de las islas. Tambi¨¦n va a desplegar radares y sistemas de defensa antimisiles en las zonas sensibles. ¡°[Este cambio de la pol¨ªtica de defensa] es una ampliaci¨®n de nuestro esquema pol¨ªtico. Hemos relajado demasiado la defensa de las islas en el sur. No podemos continuar dependiendo totalmente de EE UU, porque est¨¢ experimentando una disminuci¨®n de su presupuesto de defensa¡±, explica Yoshinori Saeki, secretario general del Instituto de Investigaci¨®n para la Paz y la Seguridad, en Tokio.
Adem¨¢s de reafirmar su compromiso de defensa con Jap¨®n, otra de las prioridades del viaje de tres d¨ªas de Obama a Jap¨®n es impulsar las negociaciones sobre el Acuerdo Estrat¨¦gico Trans-Pac¨ªfico de Asociaci¨®n Econ¨®mica (TPP. en sus siglas en ingl¨¦s), un pacto comercial entre 12 pa¨ªses, en el cual no est¨¢ China, que se encuentra estancado.
No ha habido grandes logros hoy en este sentido. Obama reconoci¨® que persisten diferencias, aunque rechaz¨® que el proyecto est¨¦ en peligro y dijo que ¡°ahora es el momento de dar pasos valientes para lograr un acuerdo amplio¡±. Entre las dificultades a las que se enfrenta el TPP, destacan las negociaciones bilaterales de Washington y Tokio, que mantienen profundas discrepancias sobre las tarifas arancelarias para los mercados automovil¨ªstico y agr¨ªcola. Un acuerdo bilateral entre Washington y Tokio es crucial para impulsar el pacto general del TPP, considerado un componente fundamental de la pol¨ªtica estadounidense de giro econ¨®mico, diplom¨¢tico y militar hacia Asia-Pac¨ªfico.
El presidente estadounidense comenz¨® el d¨ªa con una reuni¨®n con el emperador Akihito en el Palacio Imperial, situado en un parque de vegetaci¨®n exuberante rodeado de modernos rascacielos en el centro de la capital. En el encuentro, Obama coment¨® al emperador que la ¨²ltima vez que se vieron no ten¨ªa el pelo gris, a lo que Akihito le respondi¨®: ¡°Tiene usted un trabajo muy duro¡±.
Tokio es la primera etapa de la esperada gira de Obama a Jap¨®n, Corea del Sur, Malasia y Filipinas, en la que intentar¨¢ convencer a sus socios asi¨¢ticos de que el compromiso de seguridad y econ¨®mico estadounidense con la regi¨®n, en un momento de tensiones crecientes con China y amenazas de Corea del Norte, sigue siendo primordial para Washington a pesar de que la complicada situaci¨®n internacional ¡ªSira, Ir¨¢n y, m¨¢s recientemente, Ucrania¡ª ha impedido a Estados Unidos bascular la atenci¨®n hacia la regi¨®n Asia-Pac¨ªfico con la intensidad prevista.
Aunque Obama no visitar¨¢ China en este viaje, las referencias a la potencia econ¨®mica, diplom¨¢tica y militar estar¨¢n presentes en las conversaciones con los diferentes l¨ªderes asi¨¢ticos. Washington ha asegurado que la gira de Obama y el viraje hacia Asia no van dirigidos a contrarrestar el peso ascendente de China, y ha insistido en que el presidente no persigue que los pa¨ªses asi¨¢ticos elijan entre Washington o Pek¨ªn. Pero pocos dudan de que el r¨¢pido ascenso de China es una de las principales razones de la nueva pol¨ªtica asi¨¢tica de Estados Unidos. Tampoco lo duda el Gobierno chino.
El viaje de Obama pretende borrar el desencanto que produjo la cancelaci¨®n del que deb¨ªa haber realizado a Asia en octubre pasado. Fue anulado debido al cierre de la Administraci¨®n estadounidense. La suspensi¨®n dio fuerza a aquellos en la regi¨®n que opinan que la muy publicitada estrategia de viraje hacia Asia ha sido relegada por Obama al asiento trasero frente a otras prioridades nacionales e internacionales.
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