Vargas Llosa se postra ante los estudiantes venezolanos
La entrega de una bandera de Venezuela y una camiseta con la insignia del movimiento universitario opositor conmueve al escritor. ¡°Ha sido m¨¢s emocionante que recibir el Nobel¡±
La frase m¨¢s rimbombante de la visita de Mario Vargas Llosa empez¨® a cincelarse cuando baj¨® del avi¨®n que lo trajo a Venezuela. Primera alusi¨®n. Apenas traspas¨® la hostil aduana del aeropuerto de Maiquet¨ªa ¨Cle revisaron con detalle sus pertenencias, incluso los libros- coment¨® con iron¨ªa a los periodistas que le esperaban la bienvenida que le hab¨ªan dado, hizo votos porque el di¨¢logo entre el Gobierno y la oposici¨®n no fuese solo una finta. Cuando le preguntaron acerca del movimiento estudiantil opositor dijo: ¡°Ellos est¨¢n desarrollando una magn¨ªfica labor a favor de la democracia, de la libertad pol¨ªtica, la libertad individual y econ¨®mica. Me solidarizo con ellos¡±.
Desde entonces no dejar¨ªa de elogiarlos en las entrevistas concedidas y en general en toda clase de intervenciones informales, en una secuencia que alcanz¨® la cima en la clausura del evento del 30 aniversario de Cedice ¨Cuna respetada organizaci¨®n que profesa el credo liberal- que lo tuvo como la atracci¨®n principal del reparto. ¡°Doy fe de su emoci¨®n. Ten¨ªa los ojos aguados¡±, dijo el periodista C¨¦sar Miguel Rond¨®n, quien estaba sentado a su lado cuando recibi¨® el obsequio que provocar¨ªa luego la frase que este s¨¢bado destacaba toda la prensa local en sus grandes titulares.
Vargas Llosa dorm¨ªa en un hotel cercano al teatro Chacao, donde se celebr¨® el evento, llamado ¡°Am¨¦rica Latina: la libertad es el futuro¡±. Al Nobel le gustaba escuchar a los oradores de los paneles, contrastar quiz¨¢ sus ideas con la de los otros y por eso se lo pod¨ªa ver entre el p¨²blico como uno m¨¢s. Pero al rato sal¨ªa del auditorio para cumplir con todos los que lo esperaban: periodistas (muchos), estudiantes (muchos tambi¨¦n) y curiosos que buscaban su aut¨®grafo en la solapa de las novelas y ensayos. Asediado como el campe¨®n de las letras que es, el autor peruano, sin embargo, siempre encontr¨® tiempo para hablar con los estudiantes. El jueves en la tarde ya se hab¨ªa reunido en dos ocasiones con ellos. El viernes por la ma?ana, muy temprano, se volvi¨® a citar con los dirigentes estudiantiles de las universidades locales en uno de los camerinos del teatro antes del comienzo de la primera conferencia. Alfredo Graffe, el presidente adjunto de la Federaci¨®n de Centros Universitarios de la Universidad Sim¨®n Bol¨ªvar, fue uno de los asistentes. Se reunieron unos 45 minutos. Las fotos de esa cita inolvidable para ellos y en cierta medida para ¨¦l, que a medida que pasaban los d¨ªas se mostraba m¨¢s conmovido con el relato de su lucha, est¨¢n documentadas en las redes sociales. ¡°Nos dijo que no abandonemos jam¨¢s el camino democr¨¢tico a pesar de que se profundice esta dictadura. Hay que mantener los principios¡±, record¨® Graffe.
Hubo otras ofertas del Nobel: organizar en Lima un simposio en el que los estudiantes venezolanos puedan exponer la causa de su lucha a otros pares del continente. Pero quiz¨¢ lo m¨¢s importante era la visibilidad internacional que el prestigio del autor peruano le hab¨ªa dado a la causa al enarbolarla y convertirse en un entusiasta defensor. A esa emoci¨®n Vargas Llosa sumaba una raz¨®n hist¨®rica: los estudiantes en Am¨¦rica Latina han sido la vanguardia de todo proceso de cambio. De todo eso y mucho m¨¢s habl¨® el viernes en la clausura del evento. Dej¨® frases que emocionaron a la audiencia: ¡°Va a haber por desgracia m¨¢s v¨ªctimas, pero este es un proceso irreversible¡±, dijo en referencia a las protestas callejeras que en poco m¨¢s de dos meses de refriega han dejado, seg¨²n cifras oficiales, 41 muertos y 710 heridos. ¡°Venezuela debe aprovechar la experiencia de los ¨²ltimos 15 a?os para vacunarse contra la tentaci¨®n de la tribu, como dec¨ªa Popper¡±. ¡°Las utop¨ªas nos la podemos permitir en el arte y la literatura donde no hacen da?o. En la realidad hay que resignarse a los consensos de la mediocre democracia¡±.
Al terminar de clausurar el evento, que fue moderado por Rond¨®n y por Marcel Granier, el presidente de la desaparecida televisora Radio Caracas Televisi¨®n, el intelectual asisti¨® a un coctel en casa de Miguel Henrique Otero, el editor del diario El Nacional. La gente que all¨ª lo esperaba para fotografiarse o estrecharle la mano jam¨¢s pudo llegarle con comodidad. Vargas Llosa estaba cercado por los estudiantes, sus estudiantes, con quienes se fotografi¨® usando una gorra calada de la bandera de Venezuela hasta que lo llevaron a un estudio, donde recibi¨® a un reducido grupo seleccionado por los anfitriones del agasajo. Hasta all¨ª llegaron Gonzalo Himiob y Alfredo Romero, directores del Foro Penal, la organizaci¨®n de derechos humanos que ha documentado las torturas y abusos oficiales en m¨¢s de dos meses de protesta, quienes hicieron un recuento de sus hallazgos. El escritor sali¨® de all¨ª sorprendido por el rigor de la informaci¨®n que hab¨ªa recibido y el detalle de los maltratos. ¡°Tal vez escriba algo en mi columna¡±, coment¨®.
Hab¨ªa llegado la hora de irse. En el rostro se reflejaba un tono marchito por el ajetreo de los d¨ªas previos. ?lvaro Vargas Llosa, de terno color crema, esperaba a su padre con unos libros en la mano mientras ¨¦ste se desped¨ªa de sus anfitriones. Entre tantas idas y venidas, entre solicitudes postreras de fotograf¨ªas, se le cay¨® la gorra con la bandera impresa de Venezuela, que puso de moda el gobernador Henrique Capriles en sus dos campa?as electorales. La persona que la recogi¨® evoc¨® entonces en voz baja el episodio que conmovi¨® al Nobel en la ma?ana del viernes. Al final de un panel llamado ¡°Juventud y libertad: el futuro¡±, en el que hab¨ªan participado los estudiantes, Vilca Fern¨¢ndez, de la Universidad de los Andes, baj¨® del proscenio con una bandera de Venezuela y una camiseta color vinotinto del movimiento estudiantil para obsequi¨¢rsela. El propio Vargas lo evocar¨ªa al momento de despedirse del p¨²blico venezolano en el teatro. ¡°Pocas veces me he emocionado tanto como cuando los estudiantes me entregaron la franela del movimiento estudiantil y la bandera de Venezuela. M¨¢s emocionante que haber recibido el Premio Nobel. Y es verdad¡±. Y entonces todo el auditorio lo aplaudi¨® de pie.
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