Los rivales de Santos condicionan las negociaciones con las FARC

Si hay algo que en Colombia es un boomerang pol¨ªtico es la receta para terminar con m¨¢s de cinco d¨¦cadas de conflicto armado. En el pasado, la oferta de paz en tiempos de campa?as presidenciales, bien sea la salida negociada o la armada, hizo que candidatos como los conservadores Belisario Betancur, Andr¨¦s Pastrana y ?lvaro Uribe, llegaran a la presidencia.

Y en el 2014, la paz vuelve y juega como f¨®rmula para hacerse al primer cargo de elecci¨®n popular del pa¨ªs. Por eso, desde que el presidente Juan Manuel Santos anunci¨® que ir¨ªa por la reelecci¨®n, el proceso de paz con la guerrilla de las FARC se ha convertido en el caballo de batalla de su campa?a. Ha justificado su decisi¨®n de ir por un segundo mandato diciendo que ¡°cuando se ve la luz al final del t¨²nel, no se da marcha atr¨¢s¡±. Y esta semana, durante la presentaci¨®n de su programa de gobierno y a menos de un mes de la primera vuelta de las presidenciales, afin¨® la idea y lanz¨® la siguiente frase: ¡°El segundo tiempo ser¨¢ el de la paz¡±.

El mandatario colombiano se ha jugado su carrera pol¨ªtica por un nuevo proceso de paz con la guerrilla m¨¢s antigua de Am¨¦rica Latina, el cual arranc¨® en Cuba hace ya a?o y medio. Pero aquellos c¨¢lculos iniciales cuando con optimismo afirmaba que lograr un acuerdo para poner fin a un conflicto armado que ya cumple 50 a?os, ser¨ªa cuesti¨®n de meses, no se hicieron realidad. De los seis temas que conforman la agenda de negociaci¨®n se ha llegado a acuerdos parciales en dos de ellos (desarrollo agrario y participaci¨®n pol¨ªtica). Por eso, ha sido inevitable que el proceso de paz quede en medio de la campa?a electoral y haga parte de las agendas de los cuatro candidatos que le disputan a Santos la reelecci¨®n.

La pregunta sobre el futuro del proceso de paz es algo inevitable. Saber qu¨¦ pasar¨ªa en caso de que Santos no sea elegido -algo que hasta el momento parece que no suceder¨¢- le preocupa a muchos colombianos, tanto a los que est¨¢n a favor de una salida negociada del conflicto como aquellos que prefieren una militar. Tres de los cuatro rivales del presidente colombiano coinciden en que de ser elegidos, continuar¨ªan con los di¨¢logos pero si se cumplen algunas condiciones diferentes a las que hoy d¨ªa rigen la mesa de negociaciones. Solo uno de ellos, el opositor uribista, Oscar Iv¨¢n Zuluaga, los suspender¨ªa.

Para este candidato, que ha repuntado en los ¨²ltimos sondeos, acortando la distancia con Santos, las FARC son el ¡°el principal cartel del narcotr¨¢fico del mundo y la principal organizaci¨®n terrorista de Colombia¡±. Zuluaga le asegur¨® a EL PA?S que si llegara a ser presidente lo primero que har¨ªa ser¨ªa suspender los di¨¢logos para imponer como condici¨®n a esa guerrilla que cese toda acci¨®n terrorista. ¡°Y les dar¨¦ una semana a las FARC para que decidan si quieren continuar la negociaci¨®n con esa condici¨®n¡±, agreg¨®.

La principal preocupaci¨®n del aspirante presidencial del Centro Democr¨¢tico es que los jefes de esa agrupaci¨®n subversiva, no sean procesados por los cr¨ªmenes de lesa humanidad que cometieron contra la poblaci¨®n colombiana y adem¨¢s que puedan participar en pol¨ªtica. ¡°La paz no puede construirse sobre la base de la impunidad. Si bien estamos de acuerdo con la reducci¨®n de penas, no vamos a permitir que queden impunes los delitos atroces y de lesa humanidad. Quienes tengan que responder por ese tipo de delitos tienen que ir a la c¨¢rcel¡±. La propuesta de paz de Zuluaga se basa entonces en que los guerrilleros se sometan a la justicia, reparen a sus v¨ªctimas y con eso se logre la reconciliaci¨®n.

Por su parte, el candidato por la Alianza Verde, Enrique Pe?alosa, otro que ha crecido en la intenci¨®n de voto en las encuestas, es conservador en sus cr¨ªticas. M¨¢s all¨¢ de pronunciarse en contra, su posici¨®n ha sido de centro. El exalcalde de Bogot¨¢ ha dicho que continuar¨ªa con el proceso y hasta ratificar¨ªa al equipo negociador que hoy tiene el gobierno en La Habana. ¡°No les vamos a dar ninguna excusa a las FARC para que hallan dilaciones para la consecuci¨®n pronta de la firma de la paz¡±, dijo a este peri¨®dico. Aun as¨ª, Pe?alosa asegura que esta postura no significa ninguna simpat¨ªa con las FARC ¡°ni tampoco un debilitamiento de la fuerza p¨²blica colombiana, la cual seguir¨ªa haciendo operativos como si no se estuviera negociando en La Habana¡±.

Lo que s¨ª cuestiona Pe?alosa es que Santos est¨¦ usando electoralmente el proceso de paz. ¡°Los di¨¢logos de paz son una pol¨ªtica de Estado por lo tanto no se debe hacer pol¨ªtica con ellos. Lamento que el presidente-candidato lo est¨¦ haciendo. La paz al igual que en las relaciones internacionales son una pol¨ªtica de Estado¡±, agreg¨®.

En el caso de las otras dos candidatas, la conservadora Marta Luc¨ªa Ram¨ªrez y la l¨ªder del partido de izquierda Polo Democr¨¢tico, Clara L¨®pez, tambi¨¦n pondr¨ªan condiciones a las FARC. Ram¨ªrez, que fue ministra de Defensa del gobierno de ?lvaro Uribe, les dar¨ªa cuatro meses para que dejen las armas, suspendan el reclutamiento de menores, dejen el narcotr¨¢fico y todo acto terrorista. Ram¨ªrez ha dicho en los debates electorales que terminar el conflicto armado es un ¡°imperativo moral¡±, pero sin que el costo de la paz sea ¡°poner al Estado y la sociedad colombiana a que claudiquen frente a la exigencia del cumplimiento de la ley¡±.

La candidata de la izquierda exigir¨ªa un ¡°cese unilateral del fuego¡± por parte de las FARC y definir¨ªa un cronograma para terminar cuanto antes el conflicto. L¨®pez, tambi¨¦n ha hablado de pactar acuerdos humanitarios como cesar el reclutamiento de ni?os y empezar el desminado.

Frente a estas posiciones de los candidatos presidenciales, las FARC, a trav¨¦s de Andr¨¦s Par¨ªs, unos de sus voceros en La Habana, han dicho que ¡°todos sacrifican la generosidad que hay que tener¡± con el proceso de paz, que parad¨®jicamente sigue siendo un tema que no seduce del todo a los colombianos. En los ¨²ltimos sondeos el pesimismo frente al ¨¦xito de las negociaciones alcanz¨® el 63%. El conflicto armado tampoco es la gran prioridad, ya que aparece en el sexto puesto despu¨¦s del empleo, la inseguridad, la salud, la pobreza y la educaci¨®n.