La Uni¨®n Europea: Es la pol¨ªtica, est¨²pido
Es el momento de forjar una nueva relaci¨®n de cooperaci¨®n, entre la Uni¨®n, sus instituciones y los Estados miembros
La ¨²ltima d¨¦cada de la integraci¨®n europea ha estado marcada por logros hist¨®ricos, empezando por la ampliaci¨®n a doce nuevos pa¨ªses, pero tambi¨¦n por crisis sin precedentes, desde el colapso financiero hasta los ¨²ltimos acontecimientos en Ucrania, probablemente el mayor reto para la seguridad y la paz en Europa desde la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn.
Obviamente, las consecuencias de la crisis econ¨®mica han sido sobre todo negativas. Han repuntado las tensiones entre el "centro" y la "periferia", entre los Estados miembros "m¨¢s ricos" y los "m¨¢s pobres", entre "acreedores" y "deudores", y entre el Norte y el Sur. Hay un sentimiento de p¨¦rdida de justicia y equidad. Se ha producido un dr¨¢stico aumento del desempleo y nuestro modelo social afronta enormes dificultades.
Pero la crisis tambi¨¦n ha dejado claro que es necesario acometer reformas si queremos mantener la competitividad europea, la productividad, el empleo y, en definitiva, nuestro modelo de crecimiento europeo. Tambi¨¦n nos ha hecho tomar mayor conciencia de nuestra interdependencia.
Se est¨¢ fraguando un nuevo orden mundial. O contribuimos a darle forma o saldremos perdiendo en el futuro
Para preservar la paz y la prosperidad en Europa, necesitamos una Uni¨®n Europea mucho m¨¢s dispuesta a actuar en conjunto, a proyectar su poder sobre la escena internacional y a reforzar su papel e influencia. Se est¨¢ fraguando un nuevo orden mundial. O contribuimos a darle forma o saldremos perdiendo en el futuro. O Europa refuerza su coherencia o acabar¨¢ siendo irrelevante.
Todo ello implica que la Uni¨®n Europea debe seguir desarroll¨¢ndose. Creo que debemos perfeccionar nuestra uni¨®n pol¨ªtica. Esta evoluci¨®n no debe ser repentina, sino org¨¢nica. Debemos seguir el camino de la reforma, no el de la revoluci¨®n, eso es lo que me ha ense?ado mi experiencia europea, principalmente en los diez ¨²ltimos a?os como presidente de la Comisi¨®n Europea.
Los acontecimientos de la ¨²ltima d¨¦cada dan testimonio de la extraordinaria capacidad de adaptaci¨®n y flexibilidad de las instituciones de la Uni¨®n Europea. Podr¨ªamos hablar de "plasticidad": adaptan su estructura y su forma, pero conservan su esencia. Y eso es exactamente lo que estamos haciendo ahora para afrontar los retos de nuestra ¨¦poca.
Tendremos que alcanzar un nuevo nivel de madurez pol¨ªtica que est¨¦ a la altura de las decisiones que adoptamos colectivamente. Para lograr una UE m¨¢s fuerte, debemos abordar la falta de compromiso con estas decisiones conjuntas. El populismo gana terreno porque cuando se dan responsabilidades a Europa, algunos agentes clave rehuyen asumir la parte que les corresponde. No deber¨ªamos darles tanta cancha a los populistas.
Para la pr¨®xima fase de integraci¨®n europea debemos reunir un apoyo pol¨ªtico y social amplio
Para la pr¨®xima fase de integraci¨®n europea debemos reunir un apoyo pol¨ªtico y social amplio. En anteriores fases de integraci¨®n europea el impulso ha ido siempre de abajo arriba y de arriba abajo. La integraci¨®n europea ha tenido siempre un rumbo claro, una idea n¨ªtida de las necesidades de Europa. Los tratados y las instituciones han seguido siempre la voluntad pol¨ªtica. No podemos, ni debemos, forzar la mano a la opini¨®n p¨²blica. Debemos intentar alcanzar el consenso necesario. Necesitamos un nuevo debate para dar un nuevo empuj¨®n a Europa. Tenemos que alcanzar un verdadero compromiso nacional y europeo hacia el proyecto de Europa.
Los principales retos que tenemos por delante a d¨ªa de hoy deben examinarse desde la perspectiva, en primer lugar, de la pol¨ªtica necesaria; en segundo lugar, de las pol¨ªticas que se precisan; y, en tercer lugar, del marco decisorio adecuado para lograr lo anterior. En ese orden.
As¨ª que, antes de discutir los detalles t¨¦cnicos de otro tratado m¨¢s, debemos preguntarnos: ?Cu¨¢l es el objetivo acordado de nuestra Uni¨®n? ?En qu¨¦ medida unimos nuestros destinos? ?C¨®mo de extensa y de profunda queremos la integraci¨®n? ?Qui¨¦n quiere participar en qu¨¦, y por qu¨¦? Antes de ponernos a hablar de una mayor integraci¨®n econ¨®mica hacia una aut¨¦ntica uni¨®n econ¨®mica y monetaria, de una pol¨ªtica exterior m¨¢s unificada o de nuevos pasos hacia una uni¨®n pol¨ªtica, deben debatirse estas cuestiones.
Los responsables pol¨ªticos europeos deben estar a la altura de su compromiso con nuestro proyecto europeo com¨²n.
A lo largo de la crisis emergi¨® finalmente la voluntad pol¨ªtica de actuar. Desde nuevas normas sobre la vigilancia econ¨®mica y presupuestaria hasta una reglamentaci¨®n y una supervisi¨®n m¨¢s estrictas del sector financiero, cada vez que diecisiete o dieciocho pa¨ªses se han embarcado en un proyecto m¨¢s ambicioso, casi todos los dem¨¢s se han unido a ¨¦l y han contribuido. Las fuerzas centr¨ªpetas se han impuesto una y otra vez a las fuerzas centr¨ªfugas. El patr¨®n seguido ha sido m¨¢s integraci¨®n, no menos, y m¨¢s competencias, no menos, para las instituciones europeas como la Comisi¨®n Europea y el Banco Central Europeo.
Ha llegado el momento de forjar una nueva relaci¨®n de cooperaci¨®n
Pero la dial¨¦ctica pol¨ªtica europea se caracteriza a menudo por un sistema en el que todo el mundo puede permitirse estar un poco en el gobierno y un poco en la oposici¨®n y en el que los ¨¦xitos se nacionalizan y las dificultades se europe¨ªzan. Ha llegado el momento de forjar una nueva relaci¨®n de cooperaci¨®n, una "Kooperationsverh?ltnis", entre la Uni¨®n, sus instituciones y los Estados miembros, de establecer una actitud de lealtad entre las instituciones y los Estados miembros que vaya m¨¢s all¨¢ de las disposiciones de los tratados.
La reforma permanente pasa por que los l¨ªderes nacionales entiendan que su papel no es solo nacional, sino tambi¨¦n europeo, y por colmar las actuales lagunas en la implementaci¨®n. Las decisiones adoptadas por los jefes de Estado o de gobierno deben tener continuidad a nivel nacional.
La reforma permanente exige tambi¨¦n que el Parlamento Europeo asuma su papel de autoridad decisoria en lugar de servir de caja de resonancia de peticiones sin tener en cuenta su viabilidad. A lo largo de la ¨²ltima d¨¦cada, el Parlamento ha demostrado tambi¨¦n que sabe respetar las reglas del juego, desde la adopci¨®n del presupuesto de la Uni¨®n Europea hasta la conclusi¨®n de la uni¨®n bancaria.
La reforma permanente significa tambi¨¦n que la Comisi¨®n sigue siendo el punto de referencia indispensable y reforzado de la pol¨ªtica europea. Si bien el resultado final no siempre ha reflejado nuestra ambici¨®n inicial, la Comisi¨®n ha puesto sobre la mesa propuestas decisivas a lo largo de la crisis. El nuevo paquete de estabilidad financiera (el MEEF, el FEEF y, m¨¢s tarde, el MEDE); la reforma de la gobernanza econ¨®mica; la uni¨®n bancaria; la lucha contra la evasi¨®n fiscal y las iniciativas para combatir el desempleo juvenil son solo algunos ejemplos. Ninguna otra instancia en la Uni¨®n re¨²ne una visi¨®n horizontal ¡ªla conciencia pol¨ªtica de la diversidad de situaciones de los Estados miembros¡ª con una perspectiva vertical ¡ªel conocimiento profundo de las pol¨ªticas europeas¡ª.
En Europa, dirigir significa alcanzar el consenso y evitar la fragmentaci¨®n. Este es el motivo por el que me he asegurado de que, bajo mi presidencia, la Comisi¨®n asumiera la responsabilidad colectiva de sus decisiones. Un ejecutivo pol¨ªtico no es un miniparlamento. Si bien es importante reconocer el car¨¢cter pol¨ªtico de la Comisi¨®n, igual de importante es evitar darle un car¨¢cter partidista.
Ninguna reforma de los tratados? puede sustituir a la voluntad pol¨ªtica que Europa necesita para avanzar
No habr¨¢ un "momento de Filadelfia" europeo, es decir, un renacimiento constitucional de la totalidad del marco de la UE. La UE seguir¨¢ siendo un caso de "reforma permanente", y no de "revoluci¨®n permanente". Para que prospere esta reforma permanente, antes debemos poner orden en la pol¨ªtica europea. Ninguna reforma de los tratados o ingenier¨ªa institucional puede sustituir a la voluntad pol¨ªtica que Europa necesita para avanzar.
La integraci¨®n europea ser¨¢ siempre un proceso que ir¨¢ paso a paso. Este enfoque pragm¨¢tico nunca ha impedido perseguir una visi¨®n. ?Al contrario!
Sigue siendo el proyecto m¨¢s visionario de la historia reciente. Su energ¨ªa y poder de atracci¨®n son sorprendentes. Su adaptabilidad no tiene precedentes. Pero solo si se dan ciertas condiciones: si los pol¨ªticos nacionales se muestran comprometidos con el proyecto europeo y no tratan a Europa como una injerencia extranjera, si la cooperaci¨®n alcanza nuevos niveles de madurez y si la clase pol¨ªtica de Europa pasa a la ofensiva.
Es precisamente lo que est¨¢ en juego en las pr¨®ximas elecciones europeas. La cita con las urnas es un momento decisivo para luchar por lo conseguido y lograr un consenso en torno a lo que debe hacerse, para defender a Europa como realmente es y abogar por una visi¨®n de lo que podr¨ªa ser. Estas elecciones son muy importantes.
Durante mis diez a?os al frente de la Comisi¨®n Europea, he tenido el privilegio de contribuir a dar respuesta a algunas de las mayores amenazas en la historia de la Uni¨®n Europea, y estoy orgulloso de las reformas que hemos conseguido en ese tiempo. Pero la verdadera gratificaci¨®n no ser¨¢ por iniciar los esfuerzos necesarios, sino por concluirlos.
Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso es el presidente saliente de la Comisi¨®n Europea.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.