Las siete vidas de Abubakar Shekau

Es discreto, solitario y capaz de todo porque no tiene miedo, seg¨²n afirman quienes le conocen. Se deja ver poco y le han dado por muerto varias veces. Es uno de los terroristas m¨¢s buscados de toda ?frica, el l¨ªder del grupo m¨¢s sanguinario. El escurridizo Abubakar Shekau ha logrado llamar la atenci¨®n del mundo con el secuestro de m¨¢s de 200 ni?as en el norte de Nigeria, pero lleva a?os sembrando el terror en su pa¨ªs desde que ascendi¨® a la jefatura de Boko Haram en 2009. M¨¢s de 4.000 muertos en ataques y atentados dan fe de ello. En 2012 difundi¨® un v¨ªdeo en el que dejaba el siguiente mensaje: ¡°Disfruto matando a todo aquel que Dios me ordena matar, de la misma manera que disfruto matando pollos y carneros¡±.

Un velo de misterio envuelve a su vida personal. Unos dicen que procede de un pueblo llamado Shekau (igual que su apellido) situado en el estado de Yobe, al norte de Nigeria, pero hay quien asegura que en realidad naci¨® al otro lado de la frontera, en la vecina N¨ªger. Tampoco est¨¢ clara su edad, aunque debe rondar los 40 a?os. Lo que s¨ª se sabe es que tras recibir las primeras ense?anzas de un cl¨¦rigo musulm¨¢n se traslad¨® a Maiduguri, capital del estado de Borno, para profundizar en sus conocimientos del Cor¨¢n en la Escuela de Estudios Legales e Isl¨¢micos. Y fue all¨ª donde conoci¨® a Mohamed Yussuf, fundador del grupo terrorista Boko Haram (¡°la educaci¨®n occidental es pecado¡±), convirti¨¦ndose en su principal y m¨¢s radicalizado lugarteniente.

En 2009, las fuerzas de seguridad nigerianas lanzaron un gran ataque contra una de las bases de Boko Haram, que para aquel entonces ya golpeaba con intensidad a trav¨¦s de atentados y ataques dirigidos fundamentalmente contra polic¨ªas y militares. Yussuf falleci¨® junto a un millar de insurgentes y el propio Shekau fue dado por muerto. Sin embargo, este apareci¨® un a?o m¨¢s tarde proclam¨¢ndose nuevo l¨ªder de la secta y anunciando una amplia campa?a para vengar a ¡°los m¨¢rtires¡±. Mucho m¨¢s radical que su antecesor, los ataques de Boko Haram comenzaron a incluir objetivos civiles, sobre todo iglesias y escuelas, pero tambi¨¦n mezquitas y pueblos.

"Disfruto matando a quien Dios me ordene matar¡±, dijo el yihadista en 2012

Pese a que la mayor¨ªa de los musulmanes nigerianos deplora su ideolog¨ªa y sus m¨¦todos, tal y como han repetido una y otra vez los principales cl¨¦rigos del pa¨ªs, el emir de Boko Haram se considera a s¨ª mismo un erudito en materia religiosa. Aunque no es tan piadoso ni buen orador como Yussuf, utiliza la fe como argumento para captar nuevos miembros y domina a la perfecci¨®n cuatro lenguas: el kanuri, su idioma natal, el hausa, el fulani y el ¨¢rabe.

Para evitar riesgos innecesarios, ejerce su liderazgo a trav¨¦s de un selecto grupo de personas de confianza. Las autoridades le persiguen con ah¨ªnco y hasta el Gobierno de Estados Unidos ha puesto precio a su cabeza, siete millones de d¨®lares para quien facilite informaci¨®n veraz que permita su captura, esfuerzos hasta ahora in¨²tiles. En 2012 volvieron a darle por muerto tras una emboscada en su casa familiar, a la que hab¨ªa ido para participar en una ceremonia, pero logr¨® escapar con una herida de bala en la pierna, y en 2013 el Gobierno nigeriano anunci¨®, una vez m¨¢s, su fallecimiento. Se mueve constantemente y aprovecha las zonas de bosque pr¨®ximas a la frontera con pa¨ªses como N¨ªger y sobre todo Camer¨²n para montar sus campamentos y bases. Ha logrado hacerse con un importante arsenal armament¨ªstico ligero y con una flota de veh¨ªculos militares saqueo tras saqueo.

Adem¨¢s, ha sabido reforzar los lazos de la secta con el terrorismo yihadista internacional que opera en otros puntos del continente, como Al Qaeda del Magreb Isl¨¢mico (norte de Mal¨ª) o Al Shabab (Somalia). Sus apariciones p¨²blicas en v¨ªdeos que difunde la propia organizaci¨®n son contadas, pero preparadas al mil¨ªmetro. En estas cintas Shekau se suele mostrar amenazador y en ocasiones se burla del Ej¨¦rcito y de un Gobierno hasta ahora incapaz de capturarle. En el v¨ªdeo del pasado lunes en el que reivindic¨® el secuestro de las 223 ni?as nigerianas y anunci¨® su intenci¨®n de venderlas como esclavas, aparec¨ªa armado con un fusil, acompa?ado de seis de sus hombres y delante de varios veh¨ªculos militares, entre ellos un blindado. Su actitud jocosa ha aumentado a¨²n m¨¢s la indignaci¨®n mundial.

EE UU ha puesto precio a su cabeza: siete millones de d¨®lares

No fue hasta el a?o pasado que Shekau decidi¨® ordenar secuestros de mujeres y ni?as, algo que este grupo hab¨ªa rechazado hasta ahora. La nueva orden del l¨ªder surgi¨® entonces como una respuesta ante el hostigamiento que estaban sufriendo las propias mujeres de los miembros de Boko Haram por parte del Ej¨¦rcito, que ha puesto en marcha una feroz campa?a de represi¨®n contra el terrorismo en el norte del pa¨ªs. Los expertos aseguran que esta respuesta violenta y sin resultados palpables que ha incluido ejecuciones extrajudiciales, torturas y ataques indiscriminados a sospechosos, denunciada incluso por la Comisi¨®n de Derechos Humanos nigeriana, no ha hecho sino agravar el problema, radicalizando a¨²n m¨¢s a los terroristas y facilitando el caldo de cultivo para la captaci¨®n de nuevos adeptos.

Escurridizo, cruel y fan¨¢tico, pero tambi¨¦n h¨¢bil en el manejo de la propaganda, Shekau sigue escondido y al frente de un nutrido grupo de hombres con capacidad para seguir matando, como demostr¨® hace solo unos d¨ªas en Gamboru Ngala ¡ªunos 300 muertos en un ataque¡ª, o en la propia Abuya el pasado mes de abril ¡ªun centenar de v¨ªctimas en dos atentados¡ª. Este secuestro de ni?as ha supuesto, seg¨²n afirm¨® ayer el presidente nigeriano, Goodluck Jonathan, ¡°un punto de inflexi¨®n¡± en la lucha contra Boko Haram.