Siria y Am¨¦rica Latina: no s¨®lo palabras
El presidente Jos¨¦ M¨²jica tramita ante la ONU que los ni?os hu¨¦rfanos sirios puedan emigrar a Uruguay
La semana pasada, el Gobierno uruguayo escribi¨® a las autoridades de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para tramitar en forma oficial que ni?os hu¨¦rfanos sirios, refugiados de la guerra civil que vive ese pa¨ªs, puedan emigrar a Uruguay. El gesto del presidente de este pa¨ªs, Jos¨¦ Mujica, no ha sido objeto de mayores comentarios en la prensa internacional.
La guerra civil en Siria, en el curso de tres a?os, ha dejado a ese pa¨ªs en ruinas. Los muertos van en 150.000 (5.000 cada mes). Hay 6.5 millones de sirios desplazados: 10.000 personas cruzan la frontera al d¨ªa, lo que significa que cada minuto una familia huye de Siria buscando protecci¨®n en los pa¨ªses vecinos, en particular L¨ªbano, Jordania, Irak, Turqu¨ªa y Egipto, que no dan abasto para asistirlos. Se trata de la mayor crisis de desplazamiento humano desde la Segunda Guerra mundial. El apoyo humanitario que agencias de la ONU y variadas ONGs logran entregar hoy en Siria cubre una parte ¨ªnfima de la ayuda que necesitan 9.3 millones de personas en ese pa¨ªs, ya que al menos 3,5 millones de personas se encuentran en zonas de dif¨ªcil acceso y 250.000 est¨¢n sitiadas por las partes en conflicto.
Los ni?os son las principales v¨ªctimas: 11 mil han muerto (71% por armas explosivas). De los 2.5 millones de refugiados que han logrado huir cruzando las fronteras del pa¨ªs, 1.2 millones son ni?os (medio mill¨®n tiene menos de cinco a?os). Miles de ni?os cruzan la frontera caminando por s¨ª solos -muchos son hu¨¦rfanos-, con gran riesgo de sus vidas. Otro miles han sido reclutados como soldados, o han sido usados como escudos humanos, o han sido heridos, violados, torturados, o experimentan hambre (no son raras las muertes por inanici¨®n). El total de ni?os afectados por la guerra ¨C con da?o f¨ªsico o psicol¨®gico - se calcula en 5.5 millones.
Durante el curso de esta guerra, los mayores foros latinoamericanos (OEA, CELAC, UNASUR, CARICOM, ALBA y MERCOSUR) as¨ª como los pa¨ªses latinoamericanos que integran el Consejo de Seguridad (Argentina y Chile) han emitido declaraciones que suelen instar por una salida pac¨ªfica, expresar rechazo a una posible intervenci¨®n militar, condenar el uso de armas qu¨ªmicas y lamentar la cat¨¢strofe humanitaria. Sin embargo, con la excepci¨®n de Uruguay, y anteriormente de Brasil ¨Cque ofreci¨® entregar visas humanitarias-, los pa¨ªses de la regi¨®n no han ofrecido formalmente recibir a refugiados del conflicto. Esto, a pesar que las Naciones Unidas ha pedido que la comunidad internacional aumente los ofrecimientos de reubicaci¨®n para un m¨ªnimo de 100 mil refugiados sirios en 2015. Son millones los que necesitan reubicaci¨®n y otras formas de admisi¨®n humanitaria, aunque sea de car¨¢cter temporal, mientras se busca una salida que desactive el conflicto.
Recientemente, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) Ant¨®nio Guterres, hizo un llamado a los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y del Caribe para que aboguen por la causa de los refugiados y ampl¨ªen su fuerte tradici¨®n de asilo, en un contexto de respeto creciente a los derechos humanos. Am¨¦rica Latina tiene, por cierto, sus propios desplazados, con flujos migratorios que huyen de Colombia y de pa¨ªses centroamericanos azotados por la violencia del narcotr¨¢fico. De acuerdo a ACNUR, si bien algunos pa¨ªses de la regi¨®n cuentan con un alto n¨²mero de refugiados (Ecuador 55.000; Costa Rica 12.200), otros presentan una proporci¨®n peque?a (Brasil 4.500; Argentina, 3.000; Chile, 2.000; Panam¨¢, 1.500; Per¨², 1.120). Ello permite sostener que existe un potencial para ampliar la pr¨¢ctica humanitaria en la regi¨®n.
El largo desplazamiento desde Medio Oriente a Am¨¦rica Latina no ser¨ªa f¨¢cil, pero esta migraci¨®n ya ha sucedido antes. M¨¢s de 20 millones de latinoamericanos tienen origen ¨¢rabe. Estos inmigrantes, llegados a ra¨ªz de guerras, crisis econ¨®micas y persecuciones en oleadas sucesivas desde finales del siglo XIX, lograron integrarse social, pol¨ªtica y econ¨®micamente en sus pa¨ªses de acogida. Colectividades sirias y ¨¢rabes en general, presentes en muchos pa¨ªses latinoamericanos, adem¨¢s de otros grupos de la sociedad civil, podr¨ªan asistir a los refugiados a asentarse, si es que la opci¨®n de repatriaci¨®n voluntaria y en condiciones dignas y seguras al pa¨ªs de origen o a un tercer pa¨ªs de asilo fueran descartadas.
Las Naciones Unidas han expresado que la cat¨¢strofe humanitaria en Siria requiere de niveles mucho m¨¢s altos de solidaridad internacional, expresada en reg¨ªmenes de visados flexibles, procedimientos de reagrupaci¨®n familiar, y programas de admisi¨®n humanitaria. Para los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, una acci¨®n humanitaria hacia los refugiados sirios representar¨ªa una posibilidad de ejercer un papel importante a nivel internacional en la resoluci¨®n de un desaf¨ªo mayor de desestabilizaci¨®n global, aportando a la seguridad mundial y a la consolidaci¨®n de un orden global m¨¢s estable y pac¨ªfico. No es poco en los d¨ªas que corren.
Paz Z¨¢rate es analista de Oxford Analytica para Am¨¦rica Latina. Twitter: @pyz30
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.