El apoyo a Pe?a Nieto centra la batalla por el control de la derecha mexicana
La pol¨ªtica de pactos con el PRI centra la agria batalla entre el moderado Madero y el liberal Cordero por el control del partido de la derecha que gobern¨® el pa¨ªs hasta 2012
Algo va mal en un partido cuando su principal tema de debate es otro partido. Por ese trance discurre el Partido Acci¨®n Nacional (PAN), obsesionado por su relaci¨®n con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), la formaci¨®n que le arrebat¨® la presidencia en julio de 2012 y le arroj¨® al pozo de la duda existencial. Relegado entonces a un humillante tercer puesto, el partido de la derecha ha vivido desde aquella fecha fracturado en torno a una ¨²nica y lacerante cuesti¨®n: el pacto con el Gobierno de Enrique Pe?a Nieto. Ah¨ª radica la clave de las primarias que se celebran este domingo, las primeras organizadas en la historia del PAN y en las que est¨¢n llamados a votar 219.000 militantes. El resultado pondr¨¢ nombre al pr¨®ximo presidente del partido. Aunque no se trata de la elecci¨®n del candidato a las presidenciales, la votaci¨®n posee gran trascendencia, ya que supone el desenlace de la pugna que corroe al PAN y sentenciar¨¢ el futuro de una parte fundamental del programa de reformas emprendido por Pe?a Nieto.
El nuevo l¨ªder tiene adem¨¢s la obligaci¨®n, tras el descalabro de julio de 2012, de enfrentarse a la primera gran prueba de fuego para su partido: las elecciones intermedias de 2015, en las que se renovar¨¢n los diputados federales y nueve gobernaturas. La cita representa un desaf¨ªo clave para una formaci¨®n que logr¨® gobernar dos sexenios seguidos tras poner fin a 70 a?os de presidencias ininterumpidas del PRI.
A la contienda acuden dos candidatos bien diferenciados, Gustavo Madero, de 58 a?os, que se presenta como el adalid del pragmatismo, y Ernesto Cordero, de 46 a?os, ep¨ªgono del expresidente Felipe Calder¨®n, con quien ocup¨® las carteras de Desarrollo Social y luego la de Hacienda.
Los forcejeos entre ambos han abierto una peligrosa brecha en Acci¨®n Nacional. Madero, que hasta las primarias ocupaba la presidencia del partido, representa el sector pactista. ¡°Es una corriente que aglutina a los dem¨®cratacristianos del PAN; estos rechazan el ultraliberalismo de los calderonistas y se sienten m¨¢s c¨®modos con la doctrina social de la Iglesia¡±, explica la especialista Soledad Loaeza, profesora del Colegio de M¨¦xico. En esta l¨ªnea, Madero, hombre de lengua ¨¢spera y linaje legendario (es el sobrino nieto del asesinado presidente Francisco I. Madero, padre de la Revoluci¨®n Mexicana), se presenta como el trasformador del partido, el pol¨ªtico que lo alejar¨¢ de las fracasadas aguas del calderonismo.
Sus cr¨ªticos, lejos de verle como una novedad, recuerdan que ocup¨® el cargo de presidente del partido en diciembre de 2010, cuando a¨²n gobernaba Felipe Calder¨®n. Madero, ante estos ataques, suele contestar que el problema es anterior a su llegada. Para ello saca a colaci¨®n el declinante respaldo popular al PAN: 42,5% de los votos con Vicente Fox en 2000, 36% con Calder¨®n en 2006, y solo el 25% hace dos a?os con la fracasada Josefina V¨¢zquez Mota.
Pero m¨¢s que su pasado, lo que irrita de Madero a sus contrincantes es su excelente relaci¨®n con el PRI, plasmada en la cartera de reformas (excepto la fiscal) que ha ido cerrando con el partido gobernante desde la toma de poder de Pe?a Nieto. El origen de esta alianza estrat¨¦gica fue el ya extinto Pacto por M¨¦xico, un hito que llev¨® a las tres grandes fuerzas parlamentarias a acordar una hist¨®rica agenda de cambios. Para Madero esta v¨ªa pactista representa un valor consustancial a su partido (¡°el Pacto por M¨¦xico es el ADN del PAN¡±); le devuelve la respetabilidad perdida, y le permite quitarse de encima la espina clavada durante los ¨²ltimos a?os de Calder¨®n, en los que por falta de apoyos externos la formaci¨®n se mostr¨® incapaz de sacar adelante ning¨²n gran proyecto. ¡°En 12 meses hemos llevado adelante m¨¢s reformas que en 12 a?os del PAN¡±, se ufana un seguidor suyo.
Nada m¨¢s hiriente que estas palabras para Cordero y los suyos. El que fuera secretario de Hacienda con Calder¨®n, aprovechando con buen ojo los primeros s¨ªntomas de cansancio del Ejecutivo de Pe?a Nieto, ha acusado una y otra vez a Madero de haberse dejado utilizar como alfombra para el paseo triunfal del presidente Pe?a Nieto, habiendo aceptado sin contrapartidas reformas que el propio PRI paraliz¨® en los a?os de gobierno panista. Frente a la apuesta por la cogobernanza de Madero, su contrincante preconiza la creaci¨®n de una alternativa s¨®lida y diferenciada, en la que se ponga fin a lo que sus seguidores califican de entreguismo al PRI. ¡°Si Madero gana, ser¨¢ una hecatombe para los calderonistas, obsesionados por el control del PAN. No habr¨¢ escisi¨®n, pero este sector girar¨¢ hacia la ultraderecha¡±, alerta Loaeza.
Junto a las divergencias pol¨ªticas, en el pulso late un fuerte encono. La animadversi¨®n estall¨® p¨²blicamente en 2013 cuando Madero, como presidente del partido, destituy¨® a Cordero de su puesto de jefe de la bancada panista en el Senado, por haber presentado junto con legisladores del PRD una reforma electoral alternativa a la que ¨¦l hab¨ªa acordado en el seno del Pacto por M¨¦xico. Desde ese momento, la tensi¨®n en la formaci¨®n ha ido en aumento hasta exacerbarse con la llegada de la campa?a. En las ¨²ltimas semanas se han multiplicado las descalificaciones, y han crecido, como hiedras, casos de corrupci¨®n que afectan de modo directo a colaboradores pr¨®ximos a Madero, en particular el l¨ªder de los diputados Luis Alberto Villarreal. Este fuego no le ha quemado pero s¨ª que le ha puesto a la defensiva. La consecuencia ha sido que Madero, que part¨ªa como favorito, gracias a su fortaleza en los estados del norte y oeste de M¨¦xico, llega a la recta final sin que haya seguridad sobre su victoria.
En una campa?a sin brillo ni propuestas, anclada desde el inicio en posiciones de trinchera, las encuestas, que var¨ªan con precisi¨®n suiza seg¨²n quien las paga, tampoco han servido para resolver el enigma. 219.000 militantes est¨¢n llamados el domingo a dar la respuesta.
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