El aspirante conservador plantea la batalla para presidir la Comisi¨®n
Los l¨ªderes de la UE se re¨²nen este martes en Bruselas para buscar al sustituto de Barroso
Bruselas en estado de shock. El fuerte ascenso de los radicales y la ca¨ªda del bipartidismo en las elecciones europeas dejaron ayer a las instituciones continentales en medio de una sensaci¨®n de desconcierto, con una sacudida parecida ¡ªsalvando las distancias¡ª a la de los d¨ªas posteriores a la negativa en Francia y Holanda a la Constituci¨®n Europea. Los presidentes de la Comisi¨®n Europea (el brazo ejecutivo) y del Consejo Europeo, Jos¨¦ Manuel Barroso y Herman Van Rompuy, hicieron una especie de mutis por el foro, a la espera de nuevos acontecimientos. Fue el candidato conservador, el socialcristiano luxemburgu¨¦s Jean-Claude Juncker, quien sac¨® a la capital europea de la apat¨ªa tras la resaca de la noche electoral. Juncker anunci¨® solemnemente que est¨¢ listo para presidir la Comisi¨®n, y que tiene el apoyo de la canciller Angela Merkel.
Los populares han perdido 60 esca?os respecto a 2009, pero siguen siendo la primera fuerza del Parlamento. Y su l¨ªder se ha puesto manos a la obra: este lunes desvel¨® que ya ha hablado telef¨®nicamente con Merkel para asegurarse su respaldo. Pero a juzgar por las declaraciones de la canciller, ese apoyo est¨¢ en el alero: en Berl¨ªn, Merkel se limit¨® a confirmar que su candidato ¡°es Juncker¡±, pero a rengl¨®n seguido agreg¨® que ni los populares ni ning¨²n otro partido tienen por s¨ª solos la capacidad de elegir al futuro presidente de la Comisi¨®n. ¡°Eso significa que tenemos que hablar; no s¨®lo sobre nombres sino tambi¨¦n sobre programas¡±, dijo Merkel, que nunca ha escondido sus diferencias con Juncker y ha sido estudiadamente ambigua con el procedimiento para elegir al jefe de la Comisi¨®n Europea.
Esa es la batalla por el poder que ya asoma en el horizonte. El ascenso del euroescepticismo da a los radicales masa cr¨ªtica suficiente como para desplazar el debate actual ¡ªsobre los pr¨®ximos pasos que debe dar el proyecto europeo¡ª a una pelea entre pro y antieuropeos. Lejos de pensar en las consecuencias de ese posible desaf¨ªo, todos los esfuerzos de los partidos est¨¢n centrados ahora en disponer de la m¨¢xima cuota de poder. ¡°A pesar del shock que dejan los resultados, muchos de los l¨ªderes europeos no se sienten concernidos por la delicada situaci¨®n que tiene ante s¨ª el proyecto; ni siquiera los problemas est¨¢n identificados de manera un¨¢nime: hasta se minimiza el auge de los radicales alegando que no van a influir¡±, apuntaban fuentes del Consejo. ¡°Que no cambie nada tras los resultados de las elecciones ser¨ªa suicida¡±, dijo el vicepresidente de la Comisi¨®n, Joaqu¨ªn Almunia, en la cadena SER. ¡°El pr¨®ximo cap¨ªtulo va a ser una batalla institucional por los puestos m¨¢s importantes; la duda es si esa batalla deriva o no en una guerra¡±, apunt¨® Janis A. Emmanouilidis, del laboratorio de ideas European Policy Center.
Esa pelea escribir¨¢ este martes su primer cap¨ªtulo importante tras las elecciones. Tanto Juncker como el candidato socialdem¨®crata, Martin Schulz ¡ªque logr¨® 190 eurodiputados, lejos de los 213 de los conservadores¡ª velaban este lunes armas en sus cuarteles generales, buscando alianzas con partidos minoritarios o tratando de dar los primeros pasos para forjar coaliciones m¨¢s amplias. Juncker y Schulz est¨¢n pendientes del Consejo: Van Rompuy ha convocado para este martes una cena informal de jefes de Estado y de Gobierno en Bruselas en la que ¡°ser¨¢ demasiado temprano para decidir nombres¡±, seg¨²n su versi¨®n, pero donde empezar¨¢n a definirse las posiciones de cada uno. Los tratados dan a los primeros ministros la potestad de elegir por mayor¨ªa un candidato teniendo en cuenta los resultados electorales, para que despu¨¦s el Parlamento Europeo lo convierta ¡ªo no¡ª en el sucesor de Jos¨¦ Manuel Barroso. ¡°Lo normal ser¨ªa que Juncker, a la vista de los resultados fuera ungido en el Consejo Europeo de finales de junio. Pero en Bruselas no siempre sucede lo normal¡±, aseguraban ayer fuentes diplom¨¢ticas.
Los l¨ªderes socialdem¨®cratas se reunir¨¢n antes de esa cena, lo mismo que har¨¢n los populares. Y a partir de ah¨ª el objetivo de Van Rompuy, si realmente no hay a¨²n consenso suficiente para empezar a hablar de candidaturas, es acordar un mandato con las prioridades para la pr¨®xima Comisi¨®n. Pero al final eso es peccata minuta. Lo que de veras est¨¢ en juego es el puesto m¨¢s importante en Bruselas, el de presidente de la Comisi¨®n, y a partir de ah¨ª otros cargos importantes. Y los resultados electorales son ¡°desastrosos¡± para establecer una din¨¢mica normal que permita tejer alianzas y evitar una peligrosa par¨¢lisis institucional, indic¨® una alta fuente europea. ¡°El Consejo tiene la pelota en su tejado: la subida de los extremistas obedece a din¨¢micas nacionales en muchos pa¨ªses, y contra eso la Comisi¨®n no puede hacer demasiado. Juncker no tiene m¨¢s remedio que intentar ser presidente, aunque ni su propio partido parece convencido de eso. Si esa opci¨®n no cuaja, socialdem¨®cratas, liberales, verdes e izquierda unitaria podr¨ªan consensuar una alternativa, pero en ambos casos eso puede dejar un jefe de la Comisi¨®n muy expuesto a la din¨¢mica intergubernamental que ya ha sido protagonista, para mal, en toda la gesti¨®n de la crisis¡±, asegur¨® la citada fuente con la condici¨®n de anonimato.
Este lunes no era un d¨ªa m¨¢s en Bruselas. Desde primera hora, los principales think tanks dejaban caer sus primeras reflexiones. ¡°Ni Schultz ni Juncker ser¨¢n presidentes de la Comisi¨®n¡±, auguraba Emmanouilidis. ¡°Hay que leer el mensaje de las urnas en clave nacional¡±, explicaba Daniel Gros, del CEPS; ¡°el auge de los radicales apenas afectar¨¢ a la Euroc¨¢mara¡±. Esa subida de los extremismos puede provocar una gran coalici¨®n de facto de las fuerzas proeuropeas, pero tambi¨¦n eso tendr¨ªa efectos secundarios: ¡°La desafecci¨®n ha fragmentado el Parlamento, obliga a los grandes partidos a unirse y el riesgo es que el votante recurra de nuevo al voto protesta ante la falta de alternativas pol¨ªticas si todos se unen¡±, cerr¨® la analista Sonia Piedrafita, informa Ignacio Fariza.
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