Evo Morales: arrasar es la consigna
El presidente boliviano pone rumbo a su tercer mandato con los pron¨®sticos a favor
El pr¨®ximo 12 de octubre se celebrar¨¢n elecciones presidenciales y legislativas en Bolivia y el jefe del Estado, Evo Morales, que gobierna desde 2006 y busca su tercer mandato, no se conforma con ganar, quiere superar los dos tercios de votos y esca?os: arrasar es la consigna.
?Pero a qu¨¦ viene esa necesidad? En una reciente entrevista en Vanity Fair, publicaci¨®n poco afecta a lo precolombino, aseguraba el presidente que ¡°no m¨¢s¡±, que hab¨ªa que dar paso a otras generaciones. Pero son bastantes los que en Bolivia creen que la magnitud de su victoria puede ser indicador o pretexto para cambiar de opini¨®n. Pedro Rivero, director del diario de Santa Cruz El Deber, da por sentado que ¡°Evo ganar¨¢ sin despeinarse¡±, mientras la oposici¨®n ¡°sigue deshojando la margarita en torno a una candidatura ¨²nica que sea capaz de plantarle cara al caudillo, hasta ahora imbatible¡±.
El presidente, convertido en or¨¢culo de la Bolivia ind¨ªgena, ha desplegado en los ¨²ltimos meses una gran actividad para amueblar de lujo su victoria. El polit¨®logo Horst Grebe subraya c¨®mo ¡°ha puesto en campa?a a todo el aparato p¨²blico, sellado alianzas con la c¨²pula sindical, cooperativas mineras, campesinos y productores de coca, con regalos y beneficios como un aumento salarial bastante por encima de la inflaci¨®n¡±. Eso hacia dentro, pero hacia fuera la actividad no ha sido menor: ¡°A su estrategia electoral ha incorporado la demanda contra Chile de restituci¨®n de un acceso soberano al Pac¨ªfico, presentada - el 13 de abril de 2013- ante la Corte Internacional de La Haya¡±, que reivindica los 400 kil¨®metros de costa que La Paz perdi¨® en la guerra de 1879, 83. Con gran habilidad el mandatario ha logrado atraer a una voz cr¨ªtica como la del expresidente Carlos Mesa a un comit¨¦ de reivindicaci¨®n de la salida al mar, lo que no ha impedido al veterano periodista y polit¨®logo tachar la candidatura reeleccionista de Morales de anticonstitucional. Y aun se podr¨ªa a?adir a la lista de operaciones de prestigio el lanzamiento en China del sat¨¦lite de comunicaciones boliviano T¨²pac Katar¨ª, el 20 de diciembre del a?o pasado, y muy se?aladamente la cumbre del 14 y 15 de junio en Santa Cruz del Grupo 77 + China, una especie de acampada fraternal del mundo en v¨ªas de desarrollo, que agrupa a 133 Estados, bajo la presidencia de Bolivia en todo 2014.
La reuni¨®n se presenta como apoteosis del plurinacionalismo, santo y se?a de la revoluci¨®n que Morales quiere extender, no solo a toda Am¨¦rica Latina sino al resto de la Humanidad
La reuni¨®n se presenta como apoteosis del plurinacionalismo, santo y se?a de la revoluci¨®n que Morales quiere extender, seg¨²n sus propias palabras, no solo a toda Am¨¦rica Latina sino al resto de la Humanidad. Y, como afirma el periodista de radio y televisi¨®n Jos¨¦ Pomacusi, la reuni¨®n se celebra en Santa Cruz, la ciudad de la Media Luna que ha sido el basti¨®n tradicional de lo poscolombino, que ¡°hoy lo tiene, sin embargo, como favorito electoral, compartiendo sonrisas con los empresarios cruce?os, que con su Gobierno ganan m¨¢s dinero que nunca¡±. En su obra de autogratificaci¨®n, cuenta con palmeros excepcionales como el expresidente brasile?o In¨¤cio Lula da Silva, que en mayo de visita en La Paz aseguraba que ¡°Bolivia nunca ha estado tan bien como ahora¡±.
En ese panorama triunfal no han dejado de aparecer, sin embargo, brotes de sarpullido que podr¨ªan infectarse. A fin de abril estall¨® una insurrecci¨®n masiva de suboficiales que protestaban por la situaci¨®n material en que viv¨ªan, de los que 715 fueron inicialmente pasados a retiro. Como dice la directora del semanario Uno, Maggy Talavera, ¡°muchos creyeron ver entonces el anuncio de una ruptura entre el Gobierno y uno de sus aliados privilegiados¡±. Militares y polic¨ªa, como describe Juan Carlos Rivero (El Deber), ¡°absorben cerca del 50% del Presupuesto y la gratitud de la c¨²pula castrense se ha dejado sentir expresando su adhesi¨®n al proceso de cambio, as¨ª como en la sustituci¨®n del grito de guerra ¡°subordinaci¨®n y constancia¡± por el de ¡°Patria o muerte, venceremos¡±, donde el eco del castro-chavismo suena como tintineo de d¨®lares.
Ocurre que, como subraya el periodista cruce?o, ¡°las condiciones en que se forman y viven suboficiales y sargentos son deplorables. Tanto que muchos deben comprarse su propio uniforme. Y su acceso al seguro m¨¦dico y la educaci¨®n superior son muy limitados, por lo que exigen la descolonizaci¨®n de las Fuerzas Armadas¡°. El t¨¦rmino ¡°descolonizaci¨®n¡± es altamente sensible para un presidente cuya justificaci¨®n ante la historia es que est¨¢ deshaciendo la colonizaci¨®n impuesta por una minor¨ªa de blancos, mayormente espa?oles, que ha perdurado desde la conquista. Y la ¡°descolonizaci¨®n¡± de las Fuerzas Armadas ha sido hasta ahora puro maquillaje, como incluir motivos ind¨ªgenas en banderas y estandartes, lo que se ha calificado de un cierto gatopardismo, que cambia la parte para que todo siga igual.
Talavera ve, sin embargo, en el movimiento una intencionalidad que desborda la simple protesta alimenticia: ¡°El trasfondo es otro; lo que se disputa es el mando de tropas bajo un modelo similar al de las milicias venezolanas, que es el que parece que se considera en una pr¨®xima reforma legal. La presi¨®n est¨¢ muy bien calculada en estos meses preelectorales, porque es el mejor momento para lograr atenci¨®n cuando el poder est¨¢ en campa?a para ser reelegido¡±. Y, aunque se desactiv¨® la protesta content¨¢ndose los suboficiales ¡°con no cambiar de destino y ser reintegrados en la instituci¨®n militar, el problema de la colonizaci¨®n de las Fuerzas Armadas no est¨¢ en modo alguno resuelto¡±, asegura Jos¨¦ Pomacusi. Juan Carlos Rivero apunta que ¡°no se descarta que puedan surgir conflictos similares, especialmente en las filas policiales, que reciben todav¨ªa peor trato que los militares¡±.
?Le ha hecho da?o al presidente la revuelta de subalternos? Encuestas recientes reflejan un apoyo popular de un 34%
La cuesti¨®n de fondo puede consistir, como sugiere Talavera, en que las Fuerzas Armadas que, como pretende la autoridad, son no deliberantes, obedecen y callan, ¡°s¨ª que deliberan, hacen pol¨ªtica y se adscriben de manera militante al Gobierno de turno. Se puede decir que lo hacen con premeditaci¨®n y alevos¨ªa, seg¨²n una ruta que muchos afirman que ha sido dise?ada por el ministro de la presidencia y exmilitar Juan Ram¨®n Quintana, junto con el vicepresidente Alvaro Garc¨ªa Linera, ambos consejeros ¨¢ulicos del presidente. El director de El Deber remata que, de la crisis, ¡°quedaron efectos y consecuencias, debidas a la desinstitucionalizaci¨®n de la entidad tutelar de la patria¡±.
Los 715 sancionados - de los que casi 400 pertenec¨ªan al Ej¨¦rcito de Tierra, 300 a la Fuerza A¨¦rea, y 21 a la exigua armada lacustre del Titicaca - fueron progresivamente reincorporados al servicio (187 el 30 de abril) y los restantes por etapas. Pero lo hicieron sin reintegrar a filas al que se califica de l¨ªder de la protesta, el sargento Lorgio Cartagena, sancionado en un primer grupo de 13 suboficiales el 21 de abril, y retirado definitivamente el 22 de mayo. Los casos que a¨²n est¨¢n bajo examen se supone que concluir¨¢n con la readmisi¨®n de la mayor¨ªa.
?Le ha hecho da?o al presidente la revuelta de subalternos? Encuestas recientes reflejan un apoyo popular de un 34%, muy lejos del Himalaya habitual por encima del 60% en el que ha vivido muellemente el jefe del Estado. La escritora Susana Seleme, que se declara ¡°dem¨®crata opositora al r¨¦gimen de Evo Morales¡±, sostiene que ¡°hay un desgaste del poder por rechazo al continuismo y a la megacorrupci¨®n que la propaganda oficial no puede tapar¡±. Seg¨²n la polit¨®loga, el lema inicial de Morales ¡°ind¨ªgena-pueblo originario-campesino, as¨ª como la restauraci¨®n del mundo precolombino y la defensa de la Madre Tierra, quedaron en el olvido¡±. Para ella, ha acabdo imponi¨¦ndose, en cambio, ¡°la creencia en una ¨²nica instituci¨®n: Estado-Gobierno-partido ¨²nico-pueblo¡± y quienes ¡°se rebelan son descalificados como neoliberales, delincuentes, traidores a la patria, am¨¦n de un largo y absurdo etc¨¦tera¡±.
Ante las elecciones de octubre, una oposici¨®n cuyas figuras m¨¢s representativas son Juan del Granado. candidato del MSM (Movimiento Sin Miedo); Rub¨¦n Costas, gobernador de Santa Cruz, por el MDS (Movimiento Democr¨¢tico Social); y el industrial Samuel Doria Medina, al frente del Frente Amplio, tiene poco que hacer ante el l¨ªder ind¨ªgena, digan lo que digan encuestas coyunturales.
El presidente es un viejo zorro aunque solo tenga 54 a?os y, como subraya Pedro Rivero, todo parece jugar a su favor: ¡°La fiebre mundialista ¨Cel Mundial de f¨²tbol en Brasil a fin de junio- cobra temperatura y hasta el presidente se pondr¨¢ en onda para debutar en la depauperada Liga Nacional. As¨ª, con circo de por medio, el deporte concentrar¨¢ la atenci¨®n del p¨²blico antes de que los ajetreos preelectorales ganen de nuevo impulso¡±. El mandatario es un futbolista frustrado y, si el gremio cocalero del que procede hubiera tenido selecci¨®n, seguramente habr¨ªa destacado en ella.
El publicista Ra¨²l Pe?aranda hace un dram¨¢tico colof¨®n: ¡°Evo Morales lo tiene todo a su favor: maneja a su antojo los recursos del Estado, sujeta con mano de hierro un bloque de medios de comunicaci¨®n, controla la Justicia y manipula movimientos sociales y sindicatos. Aun as¨ª, no est¨¢ claro el margen de victoria; que si fuera corto, en el caso de que la oposici¨®n lograra unirse, constituir¨ªa una buena noticia para la maltrecha democracia boliviana. Pero, al contrario, una victoria amplia implicar¨ªa fort¨ªsimos desaf¨ªos para la libertad de expresi¨®n, los derechos humanos y, en general, toda la sociedad¡±.
?Quiere Evo Morales arrasar electoralmente, para perpetuarse en el poder como el primer bolivariano, Hugo Ch¨¢vez, hizo hasta su muerte en Venezuela, y podr¨ªa hacer otro tanto en Ecuador Rafael Correa? La respuesta, en 2018
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.