Los astros del f¨²tbol de Brasil no quieren jugar contra la calle
Es como si los extranjeros advirtieran que Brasil est¨¢ atravesando un momento doloroso y temen hasta preguntar
Las estrellas del f¨²tbol brasile?o se ven sacudidas por dos fantasmas que los afligen frente a la inc¨®gnita y las cr¨ªticas a la Copa: la imagen negativa que el pa¨ªs puede ofrecer al mundo ante los atrasos de las infraestructuras y el aparecer contrarios a las manifestaciones contra el Mundial. No quieren jugar contra la calle.
La mayor¨ªa de los jugadores famosos que disputar¨¢n la Copa juegan en el exterior, as¨ª como ya lo hicieron las viejas glorias como Ronaldo. Todos ellos conocen la simpat¨ªa de la que goza Brasil en el exterior o gozaba hasta haber estallado la bomba de la Copa con sus gastos millonarios y las sospechas de corrupci¨®n.
Les duele hoy ver la perplejidad con la que Brasil se presenta al mundo al haber pasado de una imagen de exaltaci¨®n, quiz¨¢s exagerada, en confesi¨®n de Caetano Veloso, a un silencio doloroso y melanc¨®lico, como comprueban los brasile?os que se encuentran estos d¨ªas fuera del pa¨ªs y notan que a los extranjeros les cuesta, al rev¨¦s del pasado, hacer preguntas sobre ¨¦l y la Copa. Es como si advirtieran que Brasil est¨¢ atravesando un momento doloroso y temen hasta preguntar. Lo hacen entre dientes.
Les ha debido de doler, por ejemplo, a los futbolistas el haber visto el domingo pasado como algunas televisiones extranjeras, minutos antes de iniciarse el gran duelo en Lisboa entre el Real Madrid y El Atl¨¦tico de Madrid, daban detalles de las calles de S?o Paulo o de R¨ªo durante las manifestaciones contra la Copa con escenas impresionantes de violencia policial contra los manifestantes que no suelen aparecer en las pantallas de la TV brasile?a.
Es un dolor natural en estas estrellas del f¨²tbol que de alguna forma son una especie de embajadores de Brasil en el extranjero. ?Y las preocupaciones de los jugadores con las manifestaciones contra la Copa? Al parecer ellos no quieren jugar contra la calle. Quieren poder levantar la Copa de la victoria al acabar el torneo , pero no quieren hacerlo contra los sentimientos de la mayor¨ªa de los brasile?os que hubiesen preferido que el Mundial se celebrara fuera del pa¨ªs doloridos por el supuesto despilfarro de dinero. Les duele que ni siquiera con cinco a?os de tiempo las autoridades hayan sido capaces de realizar las infraestructuras cuando en ese mismo tiempo Brasil s¨ª logr¨® levantar de la nada la ciudad de Brasilia.
Quiz¨¢s a algunos podr¨¢ resultarles interesado el hecho de que seg¨²n ha informado Lauro Jardim la mayor¨ªa de los futbolistas que disputar¨¢n El Mundial ha hecho saber que no est¨¢ contra las manifestaciones y ninguno de ellos ha aceptado hacer publicidad gubernamental a favor de Brasil en este momento. Podr¨ªa sin embargo tener otra lectura: la constataci¨®n de que tambi¨¦n ellos adem¨¢s y antes de estrellas del f¨²tbol son ciudadanos de este pa¨ªs que les aplaude y ama ya que Brasil, incluso cuando est¨¦ contra la Copa, lleva el f¨²tbol en su sangre.
Saben estos jugadores que la Copa pasar¨¢ y Brasil seguir¨¢ ah¨ª con sus problemas, sus atrasos, sus corrupciones y sus sue?os. Y ellos se deben a todos: a los que quieren que se celebre la Copa como un momento de j¨²bilo y a los que hubiesen preferido que todo ese dinero gastado en estadios como catedrales en el desierto hubiese acabado en mejoras en servicios para toda la poblaci¨®n.
El Gobierno debe hacer su papel, que es la defensa de un acontecimiento que consigui¨® cuando Brasil a¨²n asombraba al mundo con su despertar econ¨®mico y preferir¨ªa ver hoy a los jugadores sumados al coro del eslogan de la Copa. Y al mismo tiempo, los jugadores, que al final son ciudadanos como todos, tienen todo el derecho de no querer jugar a favor de unos y contra otros.
Ello es ser fieles a su pa¨ªs que vive un momento de crisis y de dolor que est¨¢ provocando ese silencio incr¨¦dulo en el exterior donde curiosamente hasta antes de la Copa era todo griter¨ªo a favor de Brasil. Los jugadores saben que la calle no est¨¢ ya contra el f¨²tbol ni contra ellos, aunque pueda a veces criticarles
No enfrentarse contra los que quiz¨¢s quieran aprovechar el momento en el que los ojos del mundo estar¨¢n puestos en Brasil para exigir que el pa¨ªs pueda dentro de cinco a?os en el pr¨®ximo mundial ser un pa¨ªs m¨¢s moderno, con mejores servicios p¨²blicos y con menor desigualdad social, deber¨ªa ser visto m¨¢s bien como una se?al de madurez de la sociedad.
Si adem¨¢s nuestros chicos conquistasen la Copa, mejor que mejor. ?Y si la perdieran? Lo importante es que gane el ansia de Brasil de ser un pa¨ªs mejor de lo que es. Y el desearlo y luchar para conquistarlo, sin violencias y con esp¨ªritu de solidaridad con los m¨¢s marginados de todo, hasta de la Copa, ser¨ªa la mejor de las victorias.
Contra esa Copa nadie se manifestar¨ªa. Es sobre todo esa la que el pa¨ªs quiere jugar y ganar aunque sea quebrando resistencias y hasta viejas lealtades. La Copa que al parecer nadie quiere es la que fuera solo una estrella de ilusiones fugaces en vez de la s¨®lida confianza de que el sol seguir¨¢ resucitando cada d¨ªa con su carga de esperanza para que no nos devoren las sombras y pesadillas de la noche contra las que tantos brasile?os luchan cada d¨ªa con mayor fuerza.
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