Siete muertos, 30 a?os, cientos de esquirlas y un hedor a impunidad
Las v¨ªctimas del atentado de La Penca, que ten¨ªa por objetivo un l¨ªder sandinista nicarag¨¹ense, exigen justicia
Tiene una pierna m¨¢s corta que la otra y, por tanto, torcida la columna. Tiene algo de sordera y ataques de p¨¢nico. Tiene decenas de esquirlas y el recuerdo que muchas otras que le han extra¨ªdo: tachuelas, clavos, arandelas con que fabricaron la bomba casera que explot¨® hace 30 a?os. Tiene la memoria de 30 cirug¨ªas en 30 a?os y tiene, por encima de todo, la esperanza de que la impunidad no borre de la historia el atentado de La Penca que mat¨® a siete personas e hiri¨® a 22, incluido el objetivo del golpe, el guerrillero Ed¨¦n Pastora, alias Comandante Cero, que aquel 30 de mayo de 1984 hab¨ªa convocado a decenas de periodistas.
Nelson Murillo era un reportero de 24 a?os de una televisora costarricense. Eran tiempos de conflicto armado en la vecina Nicaraguay Costa Rica no era del todo ajena; desde su territorio operaba la Contra, como se llamaba al movimiento enemigo a la guerrilla sandinista que para entonces ya hab¨ªa asumido el poder nicarag¨¹ense, encabezado por Daniel Ortega, hoy presidente de Nicaragua.
Ah¨ª, en una casa destartalada en medio de una selva, a 200 metros del fronterizo r¨ªo San Juan, ca¨ªan los coletazos de la Guerra Fr¨ªa: los sovi¨¦ticos sosten¨ªan a los guerrilleros y el gobierno de Ronald Reagan abr¨ªa la billetera a los contrarrevolucionarios para cuidar su patio trasero.
¡°Estados Unidos hab¨ªa decidido cortar la financiaci¨®n a la Contra y a Pastora para que se unieran contra los sandinistas. Pastora dec¨ªa que era el ¨²nico verdadero sandinista; era un rebelde dentro de los rebeldes. Lo que dijera era muy importante y varios periodistas acudimos a ese lugar que llamaban La Penca, a pocos metros de la frontera con Costa Rica¡±, recuerda Murillo, ahora pensionado por invalidez y dedicado a dos tareas: sus tratamientos m¨¦dicos y cabildear para que la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) admita una demanda internacional que evite la perpetuaci¨®n de la impunidad.
Murillo, su asistente Jorge y colegas costarricenses y extranjeros llegaron ese mi¨¦rcoles por la tarde a la casucha que serv¨ªa de guardia para Pastora y su comando. Acordaron realizar la rueda de prensa al d¨ªa siguiente, pero la ansiedad de otros colegas hizo hablar a Pastora. Se fueron acercando a ¨¦l con libretas en mano, dando tambi¨¦n espacio a una mujer bajo el alias Rosita, la asistente del guerrillero para que le sirviera el caf¨¦. Ya era de noche cuando ocurri¨® todo.
¡°Hubo un estruendo y se nos vino una llama celeste como de cocina de gas. Tuve la sensaci¨®n de que me estaba electrocutando. La ola de calor nos achicharr¨® la piel. El estruendo nos dej¨® locos. Cuando reaccion¨¦, cre¨ª que era un ataque de aviaci¨®n sandinista. Cuando encendieron la luz tuve la seguridad de que me estaba muriendo. Un compa?ero rezaba por m¨ª y me pidi¨® no hablar porque ten¨ªa en el cuello un hueco con una astilla de madera, vidrios y dos clavos largos; cre¨ªan que yo iba a morir ahogado en mi propia sangre. [¡] Yo solo quer¨ªa que me cruzaran el r¨ªo en una lancha para morir en suelo tico, aunque no quer¨ªa que me tocaran. Cuando me dijeron que Jorge Quir¨®s [el c¨¢mara] se hab¨ªa muerto, supe que yo iba por el mismo camino¡±, relat¨® Murillo a este diario.
Murieron Jorge y el asistente Evelio Sequeira, adem¨¢s de la estadounidense Linda Frazier. De los otros 26 miembros de la prensa, todos estaban heridos y cada uno tiene su propio relato.
Hubo un estruendo y se nos vino una llama celeste como de cocina de gas. ?La ola de calor nos achicharr¨® la piel
Nelson Murillo, superviviente del atentado que ten¨ªa por objetivo a Ed¨¦n Pastora.
Tambi¨¦n muri¨® Rosita y otros ayudantes de Pastora, quien este viernes, mientras conduc¨ªa por las calles de Managua, atendi¨® por tel¨¦fono una breve entrevista. Est¨¢ contento porque, brome¨®, estaba cumpliendo 30 a?os de haber nacido de nuevo (tiene 77 a?os). ¡°Fue una pesadilla. Eran momentos muy duros de la guerra. Donde te aplasto, me aplast¨¢s y esas barbaridades. Yo era una piedra en el zapato para la extrema izquierda y para la extrema derecha; se pusieron de acuerdo y buscaron unos locos de esos que quieren vivir emociones extremas, pero el plan no era matar a los periodistas. Quer¨ªan ponerme la bomba debajo de mi hamaca, pero no pudieron y acabaron haci¨¦ndolo as¨ª¡±.
As¨ª lo recuerda Pastora, en ese momento enemigo de Daniel Ortega y ahora su delegado para la regi¨®n sur de Nicaragua, donde ocurri¨® el atentado. Pastora sostiene ahora que nunca pele¨® contra Ortega, sino por unas ideas que ahora ambos defienden. Niega que Ortega tuviera relaci¨®n con el atentado, aunque no se lo crean ni Murillo ni otros periodistas sobrevivientes. El documental ?ltimo cap¨ªtulo: good bye Nicaragua, dirigido por el periodista sueco Peter Torbi?rnsson (superviviente del atentado), incluye un testimonio de Luis Carri¨®n, entonces viceministro del Interior, quien se?al¨® que la orden sali¨® de su superior inmediato, el ministro Tom¨¢s Borge, fallecido en 2012. Antes tambi¨¦n hubo versiones que inculparon a la Agencia Central de Inteligente del Gobierno estadounidense (CIA).
Para Pastora, que ahora exonera de culpas a Ortega, Torbi?rnsson era uno de esos ¡°locos¡± autores del atentado, junto con el argentino Roberto Vital Gaguine (fallecido), quien el d¨ªa del atentado se hizo pasar como periodista con el nombre ¡®Per Anken Hansen¡¯. El delegado presidencial de Ortega, sin embargo, prefiere no recordar demasiado. ¡°En 30 a?os¡ el tiempo se encarga de borrar todo. El tiempo es cruel hasta con las efigies de Egipto [¡] Aqu¨ª en Managua no hay ning¨²n acto para recordar eso que pas¨®. Los muertos no fueron nicarag¨¹enses y eran tiempos de guerra en esa zona fronteriza. Nadie se acuerda de esto aqu¨ª¡±. La historia debe dejarse atr¨¢s, seg¨²n Pastora.
Los muertos no fueron nicarag¨¹enses y eran tiempos de guerra en esa zona fronteriza. Nadie se acuerda de esto aqu¨ª
Ed¨¦n Pastora, exguerrillero y pol¨ªtico nicarag¨¹ense
Los periodistas supervivientes de Costa Rica no opinan as¨ª. El Colegio de Periodistas de Costa Rica, universidades, medios de comunicaci¨®n y la Asamblea Legislativa han recordado el atentado. Un decreto de 2010 fij¨® el 30 de mayo, aniversario del ataque, como el ¡°D¨ªa del Periodista¡±. Los diputados pretenden firmar una solicitud para quela Comisi¨®n Interamericanade Derechos Humanos admita la demanda presentada en 2005, pues el sistema judicial de Nicaragua ni el de Costa Rica se?alaron responsables del atentado.
¡°Nos estamos jugando la ¨²ltima carta para tener justicia. Llegamos ya a los 30 a?os y es como si no hubiera existido. Vamos a pelear para que se admita la carta la demanda y lleguemos a un juicio internacional. ?Olvidar? Jam¨¢s¡±. Murillo tiene en espera una cita para decidir si le operanla columna. Tienetodav¨ªa pedazos de metal que solo le ir¨¢n extrayendo si le afectan un ¨®rgano vital, tiene pesadillas que m¨¢s parecen recuerdos. Si se le deja, la puede repetir la historia por horas. Aun cuando han pasado 30 a?os.
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