Un pilar de la integraci¨®n europea
El Rey personifica en Bruselas la transici¨®n democr¨¢tica de Espa?a y su ingreso en la UE
Juan Carlos I personific¨® en Europa la transici¨®n desde la dictadura franquista hasta la democracia y el ingreso en la actual Uni¨®n Europea. El Rey ha sido en los ¨²ltimos casi 40 a?os una especie de contrafigura de Francisco Franco en Europa, seg¨²n las fuentes consultadas en la Comisi¨®n Europea, en el Consejo Europeo y en la Euroc¨¢mara. As¨ª fue desde finales de los a?os setenta: en medio de las negociaciones sobre el acceso de Espa?a a las comunidades europeas, y con una acuciante necesidad de estabilidad para allanar ese camino, era visto en Bruselas como el env¨¦s de Franco, un jefe de Estado que no viajaba ni sab¨ªa idiomas, frente a una figura de renovaci¨®n, capaz de hablar varias lenguas y con habilidades diplom¨¢ticas, apto para pilotar la transici¨®n pol¨ªtica desde una sociedad cerrada a un r¨¦gimen de libertades, que quer¨ªa ser homologable a Europa.
"Representa para los europeos un ejemplo en el que inspirarse", seg¨²n la Comisi¨®n
El presidente de la Comisi¨®n, Europea, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, calific¨® al Rey como ¡°art¨ªfice y defensor de la democracia¡± y ¡°valedor fundamental del europe¨ªsmo y de la modernidad de Espa?a durante los 39 a?os de su reinado¡±. ¡°Figura hist¨®rica, sin ¨¦l no se entender¨ªa la Espa?a actual. Personalmente y en nombre de la Comisi¨®n Europea quiero expresar mi profunda admiraci¨®n por los valores que encarna; representa para todos los europeos un ejemplo en el que continuar inspir¨¢ndonos¡±, asegur¨®. Barroso est¨¢ ¡°convencido¡± de que el futuro rey Felipe VI afrontar¨¢ ¡°con gran sentido de responsabilidad¡± las necesidades de Espa?a y garantizar¨¢, ¡°con su personalidad y su preparaci¨®n¡±, la continuidad de la labor de su predecesor.
Aunque siempre hab¨ªa gozado de aprecio, el Monarca se gan¨® el respeto definitivo de los dirigentes europeos con su papel en el golpe de Estado del 23-F. ¡°?Un gran tipo!¡±, dijo de Juan Carlos I el excanciller alem¨¢n Helmut Schmidt, seg¨²n relata Enrique Bar¨®n en su libro M¨¢s Europa, ?unida! Pese a ser nombrado directamente por Franco, se erigi¨® en el continente como el s¨ªmbolo de que Espa?a hab¨ªa dejado atr¨¢s su pasado. En sus primeros viajes por Europa, incluso despu¨¦s de designar a dedo a Adolfo Su¨¢rez ¡ªministro secretario general del Movimiento antes de convertirse en gran art¨ªfice de la Transici¨®n¡ª, ¡°se vio que, con su presencia, la democracia espa?ola, todav¨ªa joven, apasionaba¡±, seg¨²n fuentes europeas.
Durante esos a?os, Espa?a esculpi¨® su imagen continental hasta el ingreso en la CEE, el 12 de junio de 1985, con la firma solemne en el Palacio Real. El ep¨ªtome de esa relaci¨®n entre don Juan Carlos y Europa es esa r¨²brica, que lleg¨® tres a?os despu¨¦s de la concesi¨®n del premio Carlomagno, en 1982. El jurado le premi¨® por los m¨¦ritos demostrados ¡°al servicio de la reconciliaci¨®n y la cooperaci¨®n internacional en Europa¡± y por su contribuci¨®n a la defensa de las libertades en Espa?a. En su discurso en Aquisgr¨¢n, habl¨® de Europa como ¡°escuela general de civilizaci¨®n¡±, destac¨® los lazos entre Espa?a y la futura Uni¨®n y advirti¨® de que una ¡°Europa cerrada, ego¨ªsta, desde?osa de los dem¨¢s, ser¨ªa ciertamente menos europea¡±.
Su labor allan¨® el camino para su adhesi¨®n a la Comunidad
Atlantista convencido, uno de los gestos que en Bruselas se valora como ejemplo de europe¨ªsmo del Rey fue la decisi¨®n de enviar a su hijo don Felipe a hacer un curso en las instituciones europeas en los a?os noventa para familiarizarse con los procedimientos comunitarios. ¡°Ah¨ª est¨¢ la educaci¨®n del Rey¡±, aseguraban fuentes comunitarias. Al cabo, el Rey lleva el europe¨ªsmo en su propia historia: naci¨® en Italia y despu¨¦s vivi¨® en Suiza y Portugal antes de regresar a Espa?a para prepararse en la sucesi¨®n de Franco. Aunque fuera por obligaci¨®n, aprendi¨® antes que nadie lo que el proyecto europeo significaba.
El Rey ha mantenido esa imagen positiva en Bruselas desde entonces, aunque en los ¨²ltimos a?os no ha conseguido aislar la Corona de los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que iban minando la imagen de Espa?a. En febrero del a?o pasado, en una nota diplom¨¢tica, la Comisi¨®n Europea hac¨ªa un an¨¢lisis descarnado de la situaci¨®n, pocas semanas despu¨¦s de la publicaci¨®n de los papeles de B¨¢rcenas y los esc¨¢ndalos que salpicaron al PP: ¡°El caso [B¨¢rcenas] es s¨®lo el ¨²ltimo de una serie de casos de corrupci¨®n de alto perfil, incluyendo uno en el que est¨¢ involucrado el yerno de Rey Juan Carlos, [I?aki Urdangarin], acusado de malversar de millones de euros a trav¨¦s de una fundaci¨®n. (...) Como consecuencia de todo eso, los espa?oles han perdido la confianza en su clase pol¨ªtica¡±, dec¨ªa la nota.
M¨¢s all¨¢ de las instituciones comunitarias, Juan Carlos I tambi¨¦n ha sabido forjar relaciones en el continente a trav¨¦s de las excelentes relaciones que ha mantenido con otras monarqu¨ªas europe¨ªstas (principalmente las centroeuropeas) y de los fluidos contactos con dirigentes de otros Estados comunitarios, entre ellos Alemania.
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