Israel¨ªes y palestinos se conjuran ante el papa Francisco por la paz
Peres y Abbas coinciden en que sus pueblos desean ¡°con ardor¡± el di¨¢logo
El papa Francisco pidi¨® este domingo a israel¨ªes y palestinos ¨Crepresentados en los jardines del Vaticano por los presidentes Sim¨®n Peres y Mahmud Abbas¡ª ¡°valor para decir s¨ª al di¨¢logo y no a la violencia¡±, ¡°para derribar los muros de la enemistad y tomar el camino del di¨¢logo¡±, y apel¨® a la memoria de los hijos ca¨ªdos en el conflicto de Oriente Pr¨®ximo para rogarles un nuevo esfuerzo: ¡°Para conseguir la paz se necesita valor, mucho m¨¢s que para hacer la guerra¡±. Tanto Peres como Abbas coincidieron en que sus respectivos pueblos desean ¡°ardientemente¡± la paz. ¡°Una paz entre iguales¡±, dijo el presidente israel¨ª. ¡°Una paz para nosotros y para nuestros vecinos¡±, insisti¨® el l¨ªder palestino. S¨®lo se trat¨® de un acto de encuentro y oraci¨®n para invocar juntos la paz. S¨®lo eso, pero nada m¨¢s y nada menos que eso.
La invitaci¨®n fue cursada por el papa Francisco a Sim¨®n Peres y a Mahmud Abbas durante su reciente visita a Tierra Santa. Ambos respondieron enseguida afirmativamente, y en la tarde de hoy, domingo, se subieron juntos a un sencillo microb¨²s blanco que los llev¨® desde la residencia de Santa Marta a los jardines del Vaticano. El encuentro se dividi¨® en tres partes, dedicada cada una a la oraci¨®n por parte de las tres comunidades religiosas en orden cronol¨®gico. Los rezos por la paz de un rabino, un sacerdote y un im¨¢n pretend¨ªan ser, en palabras del franciscano Pierbattista Pizzaballa, custodio de Tierra Santa y uno de los organizadores del encuentro, ¡°una pausa a la pol¨ªtica¡±, pero la pol¨ªtica, l¨®gicamente, estuvo muy presente.
Ya la intervenci¨®n de Jorge Mario Bergoglio fue una llamada a la responsabilidad de los dirigentes: ¡°Se?ores presidentes, el mundo es un legado que hemos recibido de nuestros antepasados, pero tambi¨¦n un pr¨¦stamo de nuestros hijos: hijos que est¨¢n cansados y agotados por los conflictos y con ganas de llegar a los albores de la paz; hijos que nos piden derribar los muros de la enemistad y tomar el camino del di¨¢logo y de la paz, para que triunfen el amor y la amistad. Muchos, demasiados de estos hijos han ca¨ªdo v¨ªctimas inocentes de la guerra y de la violencia, plantas arrancadas en plena floraci¨®n. Es deber nuestro lograr que su sacrificio no sea en vano. Que su memoria nos infunda el valor de la paz¡±. El papa Francisco insisti¨® en la importancia de un reto impostergable: ¡°Para conseguir la paz se necesita valor, mucho m¨¢s que para hacer la guerra. Se necesita valor para decir s¨ª al encuentro y no al enfrentamiento; s¨ª al di¨¢logo y no a la violencia; s¨ª a la negociaci¨®n y no a la hostilidad; s¨ª al respeto de los pacto y no a las provocaciones; s¨ª a la sinceridad y no a la doblez. Para todo esto se necesita valor, una gran fuerza de ¨¢nimo¡±.
Tanto Peres como Abbas parecieron recoger el testigo. El presidente israel¨ª, aunque ya en la recta final de un mandato m¨¢s honor¨ªfico que efectivo, dijo a modo de legado: ¡°Dos pueblos ¨Clos israel¨ªes y los palestinos¡ª desean todav¨ªa ardientemente la paz. Las l¨¢grimas de las madres sobre sus hijos est¨¢n todav¨ªa sobre nuestros corazones. Debemos poner fin a los gritos, a la violencia, al conflicto. Todos nosotros necesitamos la paz. Una paz entre iguales (¡). En esta conmovedora ocasi¨®n, desbordante de esperanza y llena de fe, elevamos con su santidad una invocaci¨®n por la paz entre las religiones, las naciones, las comunidades, entre hombres y mujeres. Que la verdadera paz se convierta en nuestra herencia pronto y r¨¢pidamente¡±.
Por su parte, el presidente palestino, que coincidi¨® con Sim¨®n Peres en sus elogios a la autoridad moral del papa Francisco, convirti¨® su discurso en una oraci¨®n: ¡°Te suplico, oh se?or, en nombre de mi pueblo, el pueblo de Palestina ¨Cmusulmanes, cristianos y samaritanos¡ª que desea ardientemente una paz justa, una vida digna y la libertad; te suplico, oh se?or, un futuro pr¨®spero para nuestro pueblo, con libertad en un estado soberano e independiente. Concede, oh se?or, a nuestra regi¨®n y a su pueblo seguridad y estabilidad. Salva nuestra ciudad bendita Jerusal¨¦n¡±.
El encuentro se ha cerrado con un abrazo y un intercambio de besos entre Peres y Abbas bajo la mirada complacida de Bergoglio. Luego, han plantado un olivo y se han retirado a la Academia de las Ciencias del Vaticano para hablar, ya en privado, del camino, todav¨ªa cerrado y lleno de trampas, que pretenden abrir de nuevo.
La poderosa diplomacia vaticana vuelve a actuar
Se lo pidi¨® a un grupo de j¨®venes argentinos durante su viaje a R¨ªo de Janeiro y ¨¦l est¨¢ haciendo lo propio en el Vaticano. ¡°Quiero que salgan a la calle a armar l¨ªo¡±, les dijo el papa Francisco a sus compatriotas en julio de 2013 en Brasil, ¡°quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que la Iglesia abandone la mundanidad, la comodidad y el clericalismo, que dejemos de estar encerrados en nosotros mismos. Que me perdonen los obispos y curas, pero ese es mi consejo: ?hagan l¨ªo!¡±. Y eso es lo que ahora ¡ªdespu¨¦s de tantos a?os de in¨²tiles guerras vaticanas y de introspecciones papales¡ª pretende hacer Jorge Mario Bergoglio con la vieja y poderosa m¨¢quina diplom¨¢tica del Estado de la Ciudad del Vaticano. Ponerla a disposici¨®n, como si se tratara de cascos azules del esp¨ªritu, de los pueblos en conflicto. Ya la Iglesia ha asumido un dif¨ªcil papel de mediador en Venezuela y, con la ceremonia de anoche, se convierte tambi¨¦n en acicate del di¨¢logo en Oriente Pr¨®ximo.
No son empresas f¨¢ciles y tal vez est¨¦n condenadas al fracaso, pero si alguien puede en asumir un papel tan claro a favor del di¨¢logo y en contra de la guerra es Francisco. Por una parte, cuenta con una red de informaci¨®n privilegiada ¡ªhay curas y monjas en los rincones m¨¢s apartados del planeta, con acceso a los palacios del poder y a las preocupaciones de la gente corriente¡ª y con un cuerpo diplom¨¢tico bien formado y en permanente contacto con los Gobiernos. Por otra, sus palabras y hechos desde que lleg¨® a la silla de Pedro lo han convertido en un l¨ªder de referencia mundial m¨¢s all¨¢ de lo religioso, alguien buscado por Barack Obama y por Vlad¨ªmir Putin a la vez, alumbrado permanentemente por un foco medi¨¢tico que maneja a la perfecci¨®n. Y, por si fuera poco, tiene otras dos bazas importantes en su haber: el respaldo de la gente y suerte, mucha suerte.
Una suerte tal vez construida de las dosis justas de desparpajo y valent¨ªa. La que permiti¨® que los gestos, las reuniones y las palabras contundentes durante su estancia en Bel¨¦n ¡ªsu cabeza apoyada contra el muro de Cisjordania, el almuerzo con v¨ªctimas de la violencia o el ¡°?ya es hora de poner fin a esta situaci¨®n!¡±¡ª no causaran la protesta israel¨ª quebrando el ¨¦xito del viaje. De hecho, a lo m¨¢ximo que se atrevi¨® el primer ministro Benjam¨ªn Netanyahu fue a ofrecerle su explicaci¨®n sobre el muro y a pedirle que rezara junto al monumento erigido en memoria de las v¨ªctimas israel¨ªes del terrorismo.
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